Especialistas
/ 27 julio 2025

PARA EL NIÑO, “PUDDING CON MERENGUE”; PARA EL ADULTO, “SALCHICHAS Y GINGER-ALE”

Leo muy poca novela negra. Eso llamado novela negra. O de espías, o de detectives, o de asesinatos, o de contraespionaje o novelas negras violentas con ríos de sangre como protagonistas. No es lo mío. Pero cuando leo y encuentro alguna de ellas, buena y la cual me atrapa, no la dejó sino hasta terminarla. Es el caso de hoy: he leído con gran placer una colección de cuentos cortos de Graham Greene (1904-1991) donde pone de manifiesto su técnica narrativa: historias reales y/o ficticias, violentas, pobladas de personajes funambulescos, acaso mecidos por una mano divina o demoniaca, de otro cielo o infierno.

Es una colección de cuentos editados en España. Su título es “La defensa”, para editorial “El Mundo.” Son 7 textos bien contados y bien traducidos. Sin la jerga monástica y alambicada de los ibéricos. Hoy me detengo en uno de ellos para la finalidad de esta columna dominical: es “El ídolo caído.” Rápido la trama: un par de esposos en declive sexual y amoroso, los Baines, deben cuidar a un niño de 7 años, el señorito Philip, en su nueva residencia en el Londres de los años 40 del siglo pasado.

El mayordomo Baines tiene una “sobrina” a la cual enamora y la hace suya en la casa de los Lane, los cuales se han ido de viaje por quince días. Queda en resguardo el señorito Philip. En tres/cuatro días se desarrolla la vorágine de acontecimientos los cuales desembocan en una muerte (la señora Baines); bueno, asesinato; hay un sabueso policía el cual huele aquello, el terror psicológico del infante y su protagonismo principal. Y la desaparición misteriosa de la “sobrina” amante del mayordomo, Emma. El final es de película, mejor, digno de la prosa de Greene. No se lo contaré.

Lo siguiente si se lo contaré: el texto reboza de referencias gastronómicas. Comidas y bebidas de una buena clase social. Comidas y bebidas en el Reino Unido de los años cuarenta del siglo pasado. Las cuales hoy siguen estando vigentes. Pero hubo una pestaña social y gastronómica la cual me ha llamado la atención: cuando el niño de 7 años quiere ser halagado o sobornado por la señora Baines, le ofrece de comer y beber lo siguiente: “Pastel de Dundee, Pudding de la Reina con merengue espolvoreado con azúcar y confitura de fresas... pastel de azúcar glaseado... vasos de leche... pan con mantequilla... galletas dulces...”

Cuando el mayordomo Baines lo invita a pasear para alejarse de la fastidiosa señora Baines, atrae al niño de 7 años con... “Salchichas y ginger-ale” para él y para mr. Baines, cerveza y el destapar un tinto de Borgoña joven, el cual compartía con su “sobrina” amante. Pero también desfilan jamones, salchichas malva, pasteles de azúcar y claro, sin faltar lo muy inglés: la hora del té. Pero note usted la arista social/gastronómica: para un niño, el azúcar, los postres, el placer efímero de los pasteles. Para un adulto, la proteína: salchichas, el vino, la cerveza, la carne...

Mucho enseña la gran literatura.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: UN CHOCOLATE CALIENTE... PARA LEVITAR

Jesús R. Cedillo
por
Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete Premios de Periodismo Cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.
Historias 360