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/ 25 mayo 2025

PESCADO...A LA HEMINGWAY

Del plato al papel: Hemingway inspira un “pescado crudo” directo de la literatura a la cocina. ¿Cómo sería un “Pescado a la Hemingway”?

Entramos de lleno porque luego, y sin dudar, el espacio aprieta y me quedo corto. Voy: los textos aquí escritos, donde hemos abordado las bebidas y comidas de papá Ernest Hemingway, han pegado harto y han sido bien replicados por usted. Hay comidas y bebidas que tienen su anclaje en lo toponímico (toman su bautizo del lugar de origen), otras toman su nombre del chef en cuestión —quien, en teoría, inventó dicho manjar—. Otros platos se nombran según el ingrediente principal.

Ejemplos al azar: “Pescado a la veracruzana” (toponímico), “Ensalada César” (creada por autor), “Coq au vin” (pollo al vino tinto, ingrediente vertebral). Puesta la mesa de la reflexión, usted conoce lo siguiente: “Pasta Alfredo” (autor), “Queso manchego” (toponímico, La Mancha, España), “Mole poblano” (Puebla), “Café turco” (toponímico; Estambul, Turquía), “Tamal oaxaqueño” (toponímico, Oaxaca)... en fin. Por eso “Las magdalenas” o bollos de Marcel Proust y la “Olla podrida” de Miguel de Cervantes son eternas...

Llegamos al punto de ebullición: usted tiene un buen restaurante, usted quiere innovar. Quiere ofrecer algo único. Digamos, comidas y bebidas literarias y musicales. Es decir, aquello que usted ha leído y escuchado en voz de los grandes autores universales y lo quiere trasladar y paladear al aquí y ahora. Buen proyecto, sin duda. Y de mucho éxito. ¿Quién lo va a realizar en la ciudad?

Usted y yo tenemos autores tutelares. Uno: Ernest Hemingway. Nobel de Literatura, seña particular. Ganó el gran premio por todas sus letras, pero en especial, por un libro bello y poderoso de poco más de 110 páginas: “El viejo y el mar”. Todo sucede en una Habana insular y un tanto (o mucho) aislada en materia de mercaderías y productos (década de los 50 del siglo pasado). Puf, le digo, ya me acabé el espacio: usted quiere homenajear a Hemingway. Usted, dueño de un restaurante o fonda, ¿cómo prepararía un “Pescado a la Hemingway”?

A vuela pluma, así lo cuenta Ernest, en voz de su narrador y del viejo pescador Santiago. Así comía el pescado: “Se inclinó sobre la borda y arrancó un pedazo de la carne del pez (espada) donde lo había desgarrado el tiburón. Lo masticó y notó su buena calidad y su buen sabor. Era firme y jugosa como carne de res, pero no era roja. No tenía nervios y él sabía que en el mercado se pagaría el más alto precio...”

“Se arrodilló y halló el ‘bonito’ bajo la popa... plantó una rodilla sobre el pescado y arrancó tiras de carne longitudinalmente desde la parte posterior de la cabeza hasta la cola. Eran tiras en forma de cuña y las arrancó desde la proximidad del espinazo hasta el borde del vientre... limpió su cuchillo en el pantalón... Cogió un pedazo y se lo llevó a la boca y lo masticó lentamente... Con un poco de limón o lima o sal no estaría mal.”

$!Pescado fresco, lima, sal y literatura: la receta brutalmente simple del viejo Santiago en “El viejo y el mar”, por Ernest Hemingway.
Jesús R. Cedillo
por
Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete Premios de Periodismo Cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.
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