Olga Rosales, de la Liga de la Leche, comparte con 360 los beneficios de la lactancia y cómo las redes de apoyo son fundamentales para afrontar los retos físicos, emocionales y sociales que viven las mamás.
Cada año, del 1 al 7 de agosto, se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que busca visibilizar el papel de esta etapa en la salud del bebé, la madre y la sociedad. Lejos de ser un acto instintivo o sencillo, amamantar es una experiencia que requiere información, acompañamiento y una red de apoyo constante.
En Saltillo, la Liga de la Leche lleva años trabajando para acompañar a madres en este proceso, ayudándolas a enfrentar desafíos físicos, emocionales y sociales. A través de testimonios reales, esta comunidad demuestra que amamantar es mucho más que alimentar, también es construir un vínculo, brindar consuelo y apostar por el bienestar desde el primer día en una sociedad que muchas veces empuja a las madres a renunciar.
Desde hace 33 años, Olga Rosales es parte de esta organización internacional sin fines de lucro, que lleva más de cinco décadas acompañando a madres en nuestro país y casi 70 años en el mundo. Olga se desempeña como coordinadora de líderes del área de México para la liga y apoya a otras mujeres en este camino.
La lactancia también es construir un vínculo, brindar consuelo y apostar por el bienestar.Foto: Alejandro Rodríguez
“Este no es un curso, ni una conferencia de lactancia. Es un espacio donde aprendemos unas de otras, porque todas somos mamás y estamos al mismo nivel. No hay una experta dando cátedra, aquí cada experiencia cuenta y todas aprendemos juntas”, explicó.
Según Olga, actualmente la lactancia no fracasa por falta de voluntad, sino por la ausencia de condiciones dignas.
Desde hace 33 años, Olga ayuda a otras mujeres en este camino.Foto: Alejandro Rodríguez
“La angustia materna no es culpa de las mamás. Es cruel decir que las mujeres ya no quieren amamantar. Muchas sí quieren, pero no pueden con todo lo que implica: el cansancio, la falta de apoyo, la presión social, la separación temprana en hospitales. Todo eso afecta”.
Aunado a ello, señaló que el gobierno no ha regulado a las empresas productoras de fórmulas, que gastan millones para convencer a la sociedad de que son iguales a la leche materna.
“Hay mucha evidencia científica de que los niños amamantados tienen más probabilidad de sobrevivir, crecer y desarrollarse plenamente. Pero solo tres de cada 10 lo reciben. Estamos mal”.
Con apoyo e información, las madres descubren que no están solas en los desafíos de la lactancia.Foto: Alejandro Rodríguez
Bianca Quijano es mamá de una niña de un año y cinco meses; recuerda que enfrentó el desafío de la lactancia desde una postura informada. Con el respaldo de la Liga de la Leche y la asesoría de Olga, transitó los primeros meses, los cuales, señala, fueron complicados. Los empleos no son compatibles con la maternidad y mucho menos con la lactancia.
“Vivimos en una sociedad en la que lactar no es compatible con el trabajo. El ser mamá o ser mamá de tiempo completo o que ha decidido estar en lactancia materna exclusiva es un trabajo arduo, de 24 horas, y que muchas veces socialmente no es valorado y no es reconocido, a pesar de que es parte fundamental de la construcción de un ser humano”, apuntó.
En Saltillo, la Liga de la Leche ha sido red de apoyo y resistencia para quienes eligen amamantar.Foto: Alejandro Rodríguez
Fernanda Sánchez, madre primeriza de una bebé de mes y medio, inició la maternidad llena de frustración, pues su hija tenía frenillo corto, lo que dificulta la succión y alargaba las tomas durante horas. Una intervención médica y el acompañamiento emocional cambiaron el rumbo. Hoy, las tomas son eficaces y sin dolor.
“La Liga de la Leche me ha apoyado bastante, en específico Olga. Ella llegó al segundo día de nacimiento. Me preocupaba mucho que mi bebé no comiera por el frenillo corto. La mayoría de la gente me decía: ‘dale fórmula y no te compliques’. La lactancia es un sacrificio y es bien pesado”, mencionó.
Por su parte, Grecia, madre de tres hijos y miembro activa de la Liga de la Leche desde hace una década, ha convertido su experiencia en acompañamiento, destacando que el apoyo entre mamás y el conocer a mujeres que se encuentran en la misma situación dan forma a una red de apoyo fundamental para la lactancia materna.
“Amamantar no es nada más para alimentar al bebé, es todo: eres su consuelo, eres su lugar seguro, y es un acto de amor”, afirmó.
También señala el reto que enfrentan las madres trabajadoras: desde las largas jornadas, extraerse leche durante estas, mantener bancos de leche, y sostener el vínculo emocional pese a la distancia.
Según las mamás que conforman la Liga de la Leche, amamantar no siempre es fácil, pero no debería ser una tarea solitaria. La existencia de redes como esta permite que cada mujer encuentre respuestas, contención emocional y herramientas prácticas, desde el embarazo hasta los primeros años de vida del bebé.
Desde su experiencia, Olga afirma que uno de los retos más grandes es ser madre en una sociedad que prioriza la productividad por encima del bienestar materno-infantil.
“Se nos exige reincorporarnos al trabajo rápido, ganar más, ser eficientes, sin reconocer que amamantar también es un trabajo. Implica energía, esfuerzo físico y emocional. Y además, ocurre justo después de parir, cuando el cuerpo todavía está en recuperación”.
Para ella, ver la maternidad, el parto y la lactancia como un negocio es uno de los errores más graves de este sistema. “Todo lo que hagamos para promover y apoyar la lactancia se verá recompensado en salud. Pero necesitamos leyes, información, apoyo y voluntad social para lograrlo”.
Amamantar es mucho más que alimentar: es consuelo, vínculo y amor desde el primer día.Foto: Alejandro Rodríguez
Según Olga Rosales, los beneficios de la lactancia están ampliamente documentados. Entre ellos se encuentran el fortalecimiento del sistema inmunológico del bebé, protege a la madre contra ciertos tipos de cáncer, favorece la recuperación posparto y crea un vínculo emocional insustituible. Ante ello, señaló que, en un entorno que muchas veces invisibiliza o castiga la maternidad, amamantar se convierte también en un acto de resistencia y amor.