10 cosas que tu ginecólogo quiere que dejes de hacer (o que hagas)

En pleno siglo XXI seguimos con pudores, mentiras, y dudas que están al alcance de nuestra mano. Tu ginecólogo quiere ayudar, y aquí hay 10 consejos para tu salud

Algunas te sorprenderán, y otras te harán reflexionar:

1. Ir al ginecólogo sólo luego de que estés sexualmente activa

Yo esperé a casarme, para hacer honesta, y planeaba hacer lo misma con mis hijas, hasta que me informé mejor.

La página de Salud para jovencitas del gobierno Estados Unidos, recomienda que las niñas visiten por primera vez a su ginecólogo (especialista en el aparato reproductivo de las mujeres), durante la pubertad o luego de haber tenido el primer ciclo menstrual (entre los 13 y 15 años).

Algunos de los beneficios de visitarlo aún antes de estar sexualmente activa, es que él o ella te ayudará a entender mejor tu cuerpo, saber cómo cuidarlo, notar qué es lo normal y lo que deberías considerar un posible síntoma de que algo está mal.

2. Pensar que sólo puedes usar tampones si ya has perdido la virginidad

De acuerdo a la Organización de la Salud de Estados Unidos, cualquier niña o mujer que haya tenido su primer período puede usar un tampón. Aunque este puede llegar a estirar el himen, no hará que pierdas la virginidad, sólo las relaciones pueden hacer eso.

3. Mentirles

Muchas de nosotras por pudor o por miedo, no revelamos todo los detalles que el médico necesita para ayudarnos con nuestros problemas de salud; problemas que a lo mejor, ni sabemos que tenemos, y de los que no sabremos, si no hablamos de todo lo que el médico nos pregunte con total honestidad.

Recuerda que no están allí para juzgarte, sino para ayudarte.

4. No tienes que preocuparte por cómo se ven las cosas en esa área

Aunque la higiene es sumamente importante, y bañarse y mantener el área limpia y lo más seca posible con la ayuda de toallitas para uso diario, no hace falta que te hagas un mundo por el depilarte esa área, sólo porque vas a ir al médico.

5. No uses todo lo que se ofrece en el mercado para tu higiene (en esa área)

Nuestro cuerpo es muy sabio y sabe lo que está haciendo al producir secreciones, que es mejor que no tratemos de eliminar, porque en realidad están allí para proteger nuestra salud.

Según Women Health Magazine, una de las cosas más importante es mantener el balance acídico (el pH) de esta área, y para ello el mercado ofrece jabones especiales, que en realidad no son tan necesarios. “Un jabón común en barra, es más que suficiente para este propósito”, explica.

6. No esperes hasta que “se te pase”

Muchas de nosotras creemos que las molestias que sentimos por esos lados, son por que hicimos algo mal y que ya se nos pasarán, o simplemente, las ignoramos.

Vista a tu médico cuando sientas que estás en presencia de un síntoma que no es común.

7. Dejar de hacerte tu examen anual porque te sientes bien

Muchas enfermedades como el cáncer, si son detectadas a tiempo, pueden salvar tu vida. Es sumamente importante que no dejes de visitar a tu ginecólogo anualmente.

8. Ábrete a los consejos de tu médico, aunque tu abuela o madre no lo hayan hecho

Es importante que tengas una mente abierta a las diferentes posibilidades de tratamientos, anticonceptivos, y otros consejos que pueden resultarte demasiado innovadores o diferentes si los comparas a lo que tu abuela o mamá hicieron.

9. No reemplaces a tu médico con Google

Aunque Google tiene toda la información del mundo, es importante que no busques cada síntoma que tienes o cada cosa que te pase para usarlos de guía para saber si tu salud está bien o no. Muchas veces esto puede alertarte positivamente, pero otras puede confundirte y hacerte pensar que un síntoma de algo malo, es algo normal.

10. Dejar de hacer preguntas por vergüenza

Debes entender que tu médico es casi como un confesor, que no está allí para juzgarte y que las únicas preguntas tontas, son las que no se hacen. Por más vergüenza que algo te dé, sólo hazle la pregunta y consigue una respuesta.

Muchas veces por no preguntar a tiempo por vergüenza, terminas internada en un hospital con tu salud en riego y no sólo un médico analizándote.

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