A principios del siglo VIII, en Lanciano, Italia, un monje de la Orden de San Basilio, en el momento de la consagración del pan y del vino, dudó de la presencia del cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía; fue entonces cuando, delante de sus ojos, la hostia se convirtió en carne y el vino consagrado en sangre, maravilloso fenómeno sobrenatural, del cual quedó evidencia.
Casi 1,200 años después, en los años 70, esta fue sometida a un riguroso análisis científico, comprobando aquél milagro eucarístico. Lo más asombroso es que, como en el caso del llamado Milagro Eucarístico de Lanciano, en la actualidad siguen ocurriendo este tipo de fenómenos.
De ellos habló en su conferencia el neurofisiólogo Ricardo Castañón, organizada por la parroquia de Santiago Apóstol, Guardias de honor del Sagrado Corazón de Jesús, Sanación de Familias y el Apostolado de la Cruz de Santiago Apóstol.
Formado sobre las bases del existencialismo ateo de Jean Paul Sartré, el Dr. Ricardo Castañón cuenta que fue en 1999, por petición del entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, cuando realizó el primer análisis científico de una hostia consagrada, de la que manaba una sustancia rojiza; concluyó la investigación hasta el año 2006, comprobando que la sustancia era sangre humana, que contenía glóbulos blancos y músculo de corazón “vivo”, miocardio ventrículo izquierdo.
“Cabe señalar que el caso aún no se ha denominado ‘milagro’, sino ‘signo’, y la hostia permanece expuesta en el altar de la parroquia de Santa María de Buenos Aires”, a diferencia del que sí se ha considerado milagro y que ocurrió en 2013 en Tixtla, Chilpancingo, México, en el que, al igual, comenzó a manar sangre de una hostia consagrada.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: CLUB ROTARIO SALTILLO LLEVÓ A CABO LA PRESENTACIÓN DEL TRIGÉSIMO NOVENO TORNEO DE GOLF “UN SWING POR LA EDUCACIÓN”