¿Qué sucedería si cambiáramos nuestra percepción de la salud mental y la redefiniéramos como salud cerebral? Este sencillo cambio de perspectiva tiene el poder de transformar vidas.
¿Alguna vez has sentido que tu mente está nublada, que la ansiedad te pesa como un costal que no puedes soltar? ¿Has sentido que no eres suficiente o has tenido estados de ánimo variables? No estás solo. Millones de personas en México y el mundo entero enfrentan este desafío cada día.
Los números no mienten: en Estados Unidos, el 27 % de las visitas al médico terminan con una receta para la ansiedad, que son adictivas y muy difíciles de dejar. El año pasado se prescribieron 340 millones de recetas para antidepresivos, según el Dr. Daniel Amen, un psiquiatra líder en este campo.
Pero más allá de las estadísticas, está el peso del estigma. Las personas no son juzgadas por tener diabetes, problemas cardíacos o usar anteojos. Entonces, ¿por qué se les culpa o avergüenza por luchar con su mente?
Este estigma y la vergüenza impiden que muchos busquen ayuda; menos de la mitad de quienes enfrentan estos desafíos dan el paso, temiendo ser vistos como débiles o defectuosos. A nadie le gusta ser etiquetado.
Aquí está la verdad que puede liberarnos: los problemas de salud mental tienen una base biológica y neurológica. No son un fallo personal.
El Dr. Amen comparte un ejemplo impactante con Justin Bieber, quien, al entender que su cerebro es un órgano como cualquier otro, decidió cuidarlo con la misma seriedad que lo haría con su corazón. Si tuviera un problema cardíaco, seguiría cada indicación. “Así que voy a hacer lo mismo por mi cerebro”, dijo. Ese cambio de mentalidad marcó el inicio de su sanación.
Cuando pensamos en salud cerebral, nuestras decisiones diarias toman un nuevo significado. El alcohol, la marihuana o los alimentos procesados pueden parecer inofensivos, pero los estudios muestran que dañan la actividad cerebral. Por otro lado, dormir lo suficiente y alimentarse bien son actos de cuidado que nutren tu mente. Cada día estás mejorando o empeorando tu cerebro con lo que haces. La elección está en tus manos.
Reconocer qué prácticas dañan o benefician a nuestro cerebro es fundamental para nuestra salud. Al cambiar nuestra perspectiva hacia la salud cerebral, podemos romper el estigma y avanzar hacia un futuro donde cuidar nuestro cerebro sea una prioridad.
Celebremos este mes tomando decisiones que fortalezcan nuestra salud cerebral.
Empieza hoy con un paso pequeño: ajusta tu rutina de sueño, inicia una rutina de ejercicio, elimina carbohidratos compuestos de tu dieta y elige alimentos que beneficien tu cuerpo y mente, como pescado graso, verduras de hoja verde, aguacate, huevos, cúrcuma, etc.
Imagina un futuro donde tu rendimiento óptimo, claridad mental y bienestar sean la norma, no la excepción. Al cuidar de nuestro cerebro, no solo mejoramos nuestra vida, sino también la de aquellos que amamos.
¡Cuando tu cerebro funciona bien, tú funcionas bien!