El Cañón de San Lorenzo, ubicado en la Sierra de Zapalinamé, es mucho más que un atractivo natural: es un sistema de protección vital para evitar inundaciones en Saltillo. Así lo explica el geólogo alemán Stefan Cramer, asesor de Conservación San Lorenzo A.C., quien advierte que este ecosistema funciona como una gran esponja que absorbe e infiltra el agua de lluvia antes de que llegue a la ciudad.
Según el especialista, la vegetación y el suelo del cañón permiten que buena parte del agua se filtre lentamente, reduciendo escurrimientos peligrosos. Sin embargo, también señala que, ante lluvias extremas —como 100 mm en una hora—, el sistema podría verse rebasado, por lo que su preservación es más importante que nunca.
Como parte de los esfuerzos actuales, la asociación ha fortalecido su plan de manejo, ha desarrollado material educativo con códigos QR para los visitantes y ha recibido asesoría internacional en prevención de incendios forestales, una amenaza recurrente en la región.
Cramer subraya que cuidar el Cañón de San Lorenzo es cuidar a Saltillo: mantener este ecosistema sano significa contar con un aliado natural para enfrentar los retos del cambio climático y garantizar un futuro más seguro para la ciudad.
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