A 36 AÑOS DEL EVEREST: LA HISTORIA DE RICARDO TORRES NAVA, EL PRIMER LATINO EN LA CIMA

Especiales
/ 25 mayo 2025

El primer latinoamericano en conquistar el Everest revive su hazaña entre gloria, pérdida y lecciones de vida. Una historia de altura que sigue inspirando generaciones.

Ricardo Torres Nava celebra un hito legendario: hace 36 años conquistó la cima del Everest, la montaña más alta del mundo. Con ese logro, se convirtió en el primer coahuilense, mexicano y también en el primer latinoamericano en conquistar el llamado “techo del planeta”. Así es como su nombre quedó grabado en la historia del alpinismo.

Su hazaña estuvo marcada por un episodio que siempre recuerda, no con orgullo, sino con humildad: llegó a la cima sin agua ni alimento, un descuido que casi le cuesta la vida, pero que se transformó en una profunda lección.

Este no es solo un recuerdo de triunfo. Siempre lleva en el corazón la ausencia de Phu Dorje, su guía y amigo, quien tomó la foto que dio la vuelta al mundo. Él lo acompañó hasta lo más alto, pero no logró regresar, se accidentó en el descenso y murió. Su pérdida transformó la gloria en una memoria profundamente agridulce.

En el marco del Día Internacional del Everest, que se conmemora el 29 de mayo, 360 conversó con el oriundo de Nueva Rosita, que actualmente radica en Houston, Estados Unidos, sobre lo que representa este aniversario y las enseñanzas que le dejó la montaña más desafiante e inhóspita del mundo.

$!Campo Base después del “mal tiempo”.

¿Qué significa para usted cumplir 36 años de aquella histórica cima en el Everest?

Tiene varios significados, pero el más importante sería el significado de ser agradecido que he tenido oportunidad de llegar hasta aquí con vida, muchos de mis compañeros, muy queridos, como hermanos, se quedaron en el camino. Y ya el hecho de estar aquí significa para mí algo muy grande.

$!Everest.

¿Qué lo motivó para realizar aquella hazaña? ¿por qué subir el Everest? ¿qué edad tenía en ese entonces?

Estaba dedicado a cierta afición que luego se volvió profesional, yo era ya guía de montaña. Vemos un altísimo porcentaje de alpinistas o montañistas que quisieran ascender el Everest. ¿Por qué?, porque es lo más que hay, es lo más alto que hay. En mi caso pasó lo mismo, aunque cuando era niño pensaba más bien en visitar la montaña, de repente se fueron dando las circunstancias, llegó la oportunidad y había que aprovecharla. Por supuesto que fue una acción que busqué, pero también llegó la oportunidad. Tenía 34 años de edad, era un chamaco (risas).

$!Los miembros del equipo, el de barba blanca es el Dr. Walter McConnell líder de la expedición al Everest.

¿Cuánto tiempo tardó en subir? Si nos puede contar un poco de ese hecho.

De la llegada a la ciudad, a la capital de Nepal que es Katmandú, de ahí a la cumbre, pasaron 75 días más o menos. Por qué tanto tiempo... Primero llega uno a la ciudad, hay que hacer una serie de trámites, posteriormente hay que hacer una cosa que se llama marcha de acercamiento o de aproximación en donde hay que caminar varios días para llegar a la base. Esto no te lo puedes brincar porque es parte de tu adaptación a la altura. Y si no tienes esa adaptación, puedes enfermar y puedes morir, de ahí la importancia. Ya montado el campamento, hay que instalar los campamentos superiores, transportar todo el material y dentro de esto que le estoy platicando, hay tormentas, hay mal tiempo en donde uno está atorado y hay que esperar en un campamento o en el campamento base y hay que esperar a limpie la montaña y a seguirle.

Ahora es distinto, ya se ha comercializado tanto que lo que hacen es que arman las rutas, las dejan ya armadas y les están dando mantenimiento. Y ya nada más ponen al alpinista ahí, sin peso, sin nada absolutamente a que suba. Es muy peligroso, pero ya no hacen todo el esfuerzo que hacíamos, tú tenías que subir tu equipo y ya no es así.

Hay gente que lo sigue haciendo así, pero digamos que las nuevas generaciones buscan esa comodidad, de hacer las cosas de esa manera.

$!Marcha de acercamiento o aproximación al Campo Base del Everest.

¿Nos puede compartir sobre el hecho de concretar la hazaña sin agua ni alimento?

Cuando uno pasa los 7 mil 500 metros, entra a una etapa que se llama la zona de la muerte. Es una parte donde ya no hay aclimatación y el cuerpo empieza a deteriorarse muy rápido. Emocionalmente también pega y en mi caso llegó el momento que yo sabía lo que estaba haciendo, por supuesto, pero no con la velocidad ni con la precaución de lo que debería estar haciendo. En ese caso, yo olvidé mi alimento y mi agua en mi bolsa de dormir. No me di cuenta hasta cuando les pedí a uno de mis sherpas que me regalara un poco de agua y me dijo: “no hay”. En ese momento me di cuenta que ya no iba a beber más agua ni probar ningún alimento. Mi angustia era doble. Una, si íbamos a poder llegar. Y otra, hasta qué momento mi cuerpo iba a resistir toda esa presión del esfuerzo, de la deshidratación y de la falta de alimento. Fue un error del cual no me vanaglorio de ninguna manera, fue un error que me pudo haber costado la vida. Viene siendo un récord nunca buscado. Y no estoy orgulloso.

Sherpas: Grupo étnico originario del Himalaya nepalí, conocido por su habilidad para la escalada y por su trabajo como guías y porteadores de carga en expediciones de montaña, especialmente en el Everest.

$!Ruta de ascenso al Everest por el Collado Sur (Ruta Hillary).

¿Cuál fue la enseñanza más valiosa que le dejó esa experiencia en la cima del mundo?

Aprender a ser humilde, más no sumiso. Y también encontrar lo que es la verdadera hermandad y la amistad en la montaña. Aprender a valorar lo que es la vida y en ese sentido es algo tan efímero, aunque sea el amanecer, aunque sea el olor de una flor, aunque sea una melodía, hay que disfrutar cada momento de tu vida, lo más que puedas.

$!Cascada de Hielo.

¿Qué emociones lo invaden hoy al mirar atrás y revivir esa expedición?

La verdad son emociones muy grandes, curiosamente, hoy -el día de la entrevista- hubo una videollamada con uno de los jefes de expedición que llevaba toda la parte de alimentación, y con el hijo, que en aquel entonces era un bebé, de mi sherpa, que murió. Nunca había hablado con él y hoy nos conocimos, tiene 36 años. Las emociones son muy grandes, hay momentos en que literalmente se me salen las lágrimas, hay momentos en que le siguen a uno cayendo veintes día con día. Caray, ahorita no sé si podría hacerlo pero en su momento teníamos todo y lo aprovechamos.

$!Phu Dorjee (rojo) y Ang Danu en la cumbre del Everest, Dorjee perdió la vida dos horas después de esta imagen debido a un accidente en el descenso.

¿Qué representa para usted el Everest, más allá del reto físico?

Yo siempre he dicho que el Everest personal o el Everest cotidiano es el más importante en la vida del ser humano, por que hay que definirlo. Hay mucha analogía en lo que es el Everest, la montaña, y lo que es el Everest de tu vida. En la montaña hay imprevistos, hay grietas, hay depresiones atmosféricas, hay tormentas, mal tiempo. En la vida cotidiana también hay imprevistos y también tenemos, no esas grietas, pero sí tenemos gente que nos traiciona o compañeros en el trabajo, o muchas cosas que a lo mejor no sabemos ni por dónde viene y nos está golpeando. Entonces, el Everest para mi representa como un símbolo iniciático, fue una iniciación el poder estar ahí, como un texto de alto aprendizaje donde, o lo tomas bien o lo tomas mal. Hay gente que escala nada más por

dinero o por decir: “lo escalé”. En mi caso fue un acto iniciático y por supuesto de superación personal al máximo, a tope.

¿Qué cree que le hace falta entender al ser humano sobre la naturaleza y los límites personales?

Lo que nos hace falta entender es que nos estamos acabando esta naturaleza y que no nos importa, que pensamos con tanto egoísmo, que le estamos dando en la torre, estamos acabando con ella. Y hacemos un ajuste y anclaje donde decirnos: “eso no lo vamos a ver”, pero ya lo estamos viendo. Desafortunadamente, estos cambios climáticos que tenemos, gran parte de ellos, son provocados por nosotros.

Y no tengo el dato, pero me gustaría saber, a través de los medios modernos tan innovadores como la inteligencia artificial, hacia dónde estamos empujando nuestro planeta o hasta dónde va a resistir. No valoramos cosas tan sencillas como el agua, como el aire y son necesarias para la vida.

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$!Descendiendo del Everest rumbo al Campamento Base. Física y emocionalmente muy lastimado debido a la pérdida de Phu Dorjee y haber perdido casi 20 kilogramos de peso por el esfuerzo realizado.

¿Qué mensaje le daría a los jóvenes mexicanos que sueñan con lograr lo imposible?

Primero les diría que es importante saber decir que no, en el sentido de que no lo podemos tener todo en la vida, ni saber todo en la vida. Es decir, habrá proyectos y habrá cosas que sí van a lograr y habrá otras que no van a lograr, pero no por eso se van a deprimir, no por eso se van a dejar caer a la grieta más profunda. Al contrario, la grandeza del ser humano se mide en qué momento te levantas y sigues para arriba o cambias de estrategia o cambias de proyecto, pero no darte por vencido. Si quieren hacer alpinismo, vayan con gente que tenga experiencia, que sepa, que tome cursos, que lo tomen en serio y sobre todo que respeten la naturaleza y se respeten a sí mismos.

¿Qué otras montañas —físicas o simbólicas— ha escalado desde entonces en su vida?

Tuve la fortuna y el gran honor de ser, no solo el primer latinoamericano en el Everest, sino en algo que se llama el Grand Slam, que es la cumbre más alta de cada continente. He podido escalar literalmente en todo el mundo, incluida la Antártida, que es la montaña más fría del planeta, ahí estuve a menos 75 grados, que dicen que se enfría hasta el espíritu.

Si el Everest hablara y pudiera decirle una sola cosa, ¿qué cree que le diría hoy, 36 años después?

Me diría gracias, por haberla cuidado, por haberla respetado. Hay que acotar también que en realidad el Everest es mujer, su nombre es Sagarmata, que significa la Diosa Madre del Mundo, eso muy poca gente lo sabe. Y yo en particular trabajé mucho para limpiar parte de la montaña, que ahora ha sido un problema las toneladas de basura que han dejado arriba, es una vergüenza que sea el basurero más alto del mundo, pero es cierto.

$!Ricardo Torres en la videollamada junto con uno de los jefes de expedición y el hijo Phu Dorjee, su sherpa, quien ahora tiene 36 años.

¿Qué otras cumbres destacaría en su trayectoria?

Destacaría la cumbre que no alcancé, que la del K2, la montaña más difícil del mundo, se llama la montaña asesina. Es la segunda altura después del Everest, se encuentra entre Pakistán y China, el clima es aún más duro que el del propio Everest y esta montaña la intenté en el 92. Un compañero murió el día que teníamos pensado ir a la cumbre y luego la intenté en el 93 por el lado chino, abrieron una ruta nueva con el alpinista número uno del mundo, el ruso Vladimir Valivermeen, y también tuvimos muchos problemas. Quedó ahí. Pero cuando veo esa montaña en alguna imagen, me dice cuida tu ego, porque no lo puedes tener todo en el mundo. Esa es la gran enseñanza de las cumbres que no alcancé.

Actualmente, Ricardo da clases en Quail Valley Middle School Academy, en Missouri City, Texas, Estados Unidos. Imparte clases de secundaria a una población llamada GT (Gifted and Talented), trabajando con población de hindúes en un 80 u 85 por ciento, además de paquistaníes, chinos, japoneses y poblaciones más pequeñas de hispanos, estadounidenses y africanos. Les enseña español y español avanzado.

De manera paralela desarrolla programas para irlos adaptando a la vida: “como son genios, hay que cuidar su ego y su competitividad, que no es mala, al contrario, hay que saber cómo llevarla y cuidarla”.

Por otro lado, ejerce su profesión de psicólogo con población hispana y de muy bajos recursos.

En lo que al alpinismo se refiere, su testimonio sigue siendo una guía para quienes sueñan en grande y están dispuestos a pagar el precio del esfuerzo, el aprendizaje y la introspección.

Zigzag

¿Qué no puede faltar en su mochila de alpinismo?

Las ganas de seguir.

¿Cuál libro ha leído más de una vez y lo sigue inspirando?

El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas.

¿Qué canción lo inspira?

Resistiré.

¿Qué objeto lleva siempre consigo en sus expediciones?

Un amuleto que me dio un gran maestro para mí, el rabino Marcelo Ribner.

Si pudiera hablar con el Ricardo que iba rumbo al Everest, ¿qué le diría?

Estás donde querías, aprovecha la oportunidad ahora que puedes.

Susana Zepeda
por
Egresada de la primera generación de la licenciatura en Estudios Humanísticos y Sociales de la Universidad de Monterrey, tiene experiencia en el ámbito gubernamental y 20 años de trayectoria en los medios impresos particularmente en área cultural, en los que obtuvo un Premio Estatal de Periodismo en Crónica Cultural.
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