Gabriela Baca Rodríguez, 36 años
Una muy buena amiga le invitó a escalar, así se inició en esta actividad, la cual comparte con el grupo Camotera y Manada. Lo que más le gusta de ella es “desconectarte del día a día, el convivir con gente y reír sin parar por las caídas de las demás personas”, explicó.
Ha subido El Coahuilón, La Marta, La Mina, Pico Horcones, La Cueva de la Virgen, el Nevado de Toluca y el Iztaccíhuatl. El reto es el poder de la mente: “hay partes en las que los pensamientos te ganan, pero las porras de los demás y el superar esos pensamientos y llegar a cumbre no tienen precio”.
Se preparó para el Pico de Orizaba subiendo montañas y así ir agarrando altura. Lo mejor de su experiencia fueron las vistas del volcán, las risas y el aprendizaje de las personas en la cordada, “trabajar en equipo, y el saber que tienes una fuerza para seguir adelante”.
También le dejó grandes enseñanzas: “la cima no es lo más importante, donde tú te sientas feliz por tus logros y metas ¡ahí es la cima!, y llegar a casa”.
¿Por qué los demás deberían animarse a vivir esta experiencia?
Porque es única. Vivimos en un mundo en el que ya no se convive igual, vivimos con el celular en la mano, llenos de problemas, y cuando estás en la montaña te despejas de todos los problemas, haces todo lo contrario de lo que la ciudad nos da. Es una sensación única el ver los amaneceres, el apreciarlos, el sentir el viento y escucharte solo a ti misma decir: ¡sí se puede!, y ¡lo logré!
Años de experiencia: un año y medio
Marcas favoritas: North Face, Black Diamond y Decathlón
Mayores logros: llegar a casa
Próxima meta: Iztaccíhuatl
Anécdota: mi sobrino me mandó un video, el cual yo vi delante de mis roomies de cuarto, en donde me estaba echando ánimos y hubo una parte que la llevo clavada en el corazón, me puso: “¡ánimo, Gaby!, recuerda que la montaña es chica y tu fe es grande”. Cuando llegué al glaciar, ya iba con los ánimos en el piso y muy cansada y la persona con la que iba en la cordada, tratándome de echar ánimos, me repitió lo mismo: “ánimo, Gaby, recuerda que la montaña es chica y tu fe es grande”. Sentí que se me llenó el corazón de nuevo y seguí avanzando.