SUBEN EL PICO DE ORIZABA: ALEJANDRO IBARRA

Alejandro Ibarra Chávez, 39 años

Es prediabético, tiene presión alta y tres cirugías en la rodilla derecha, un tornillo en los ligamentos cruzados anteriores y le quitaron medio menisco. “Si caminaba media hora, las plantas de los pies me dolían como si tuviera toques eléctricos en ellos”.

Decidió que el 2021 sería el año de la salud: comenzó una dieta baja en calorías, a ejercitarse en un gimnasio. Sin embargo, caminar no era suficiente y no podía correr debido a la falta del menisco, así que probó suerte con las montañas. 

Empezó por su rutina de salud y se quedó por las buenas vistas, fotos y convivencia.
Empezó por su rutina de salud y se quedó por las buenas vistas, fotos y convivencia.

Poco a poco fue aumentando la altura y el nivel, del básico al avanzado. “Empecé porque era un complemento a mi rutina de salud, por el buen cardio, y me quedé por las buenas vistas, fotos y convivencia”.

Va con grupos, lo más seguro es ir con un guía, y ha visitado El Potosí, La Viga, El Coahuilón, La Marta, El Pinal, El Cerro de la Silla, El Musgo, Puerto Olmos, Puerto Durazno, La Trinidad, el Cerro del Chupón, El Penitente, y de volcanes el Nevado de Colima, el Nevado de Toluca, La Malinche y el Pico de Orizaba.

“Es divertido estar con más gente, reír en el viaje en el carro, en el ascenso y descenso a la montaña, y toparse con gente que le guste tomar fotos y entre nosotros tomarlas. Los paisajes son tan hermosos”, expresó.

El reto más grande ha sido consigo mismo: su rodilla y sus enfermedades crónicas. No fue fácil, se necesita mucha disciplina e hizo todo paso a paso para que su proceso como senderista saliera bien.

El Pico de Orizaba fue difícil, pues tiene una dieta con déficit calórico: come de 4 a 6 veces y toma de 2 a 3 litros de agua al día. No estaba preparado para caminar comiendo y el frío de -15 grados casi lo hace no seguir.

“Solo pensé: me pongo el equipo y me tomo la foto al inicio del glaciar y con eso me regreso, pero al sentir con los crampones la nieve, me dio una fuerza y sensación que me hizo llegar hasta la cima”, contó.

ESCALS

Se preparó subiendo montañas cada vez más altas y luego volcanes, va al gimnasio de cuatro a cinco días a la semana, mínimo dos horas. Con el grupo Manada Camotera entrenó velocidad, caminata con peso y camping, recibió muchos consejos de ellos y de otros montañistas.

Fue una experiencia maravillosa y uno de sus propósitos de año nuevo, le dejó aprendizajes, le enseñó sus áreas de oportunidad y le permitió conocer grandes personas. “Te das cuenta que aún te falta y aparte admiras a la gente por su forma de ser, por sus valores, los cuales te llegan al corazón”.

“Para mí cumbre no es llegar a lo más alto, esa es la cima; para mí cumbre es ir y regresar con bien a casa y no solo yo, todos en equipo. La cima, para mí, es donde llegaste con bien y felicidad, pudo ser a un cuarto, la mitad o lo más alto de la montaña; pero mientras llegues bien a la verdadera cumbre es lo importante. La experiencia se cuenta abajo y no en la cima”.

 ¿Por qué los demás deberían animarse a vivir esta experiencia? 

Es hermoso, las fotos y la convivencia, aparte hay de diferentes niveles. Solo aconsejaría que no se dejen llevar por lo barato, hay muchos grupos ahora y todos se dicen guías. Un pseudo guía son los que no cuidan, ya he visto cómo alguien casi se muere porque no se le dio la atención adecuada en un grupo. Vayan por guías realmente certificados y con calidad humana, como Manada-Camotera.

ESCALSA

 Años de experiencia: menos de uno, desde julio de 2021

Marcas favoritas: todas mis tres capas de arriba y abajo son Decathlon en San Pedro, Nuevo León, otra es Columbia y Salomon

Mayores logros: Pico de Orizaba

Próxima meta: Kilimanjaro

Anécdota: una persona se puso muy mal en el Nevado de Toluca y Dios puso todas las cosas para que ella pudiera regresar con bien. Fueron maravillosas todas las Diosidencias que pasaron. Regresé muy feliz a casa, dejándola a ella en la cumbre (su casa).

Carolina García

Nació en Saltillo, Coahuila en 1995. Ama la lectura y narrar historias. Es licenciada en comunicación por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Coahuila. Participó en las antologías de cuento: “Imaginaria” (2015), “Los nombres del mundo: Nuevos narradores saltillenses” (2016) y “Mínima: Antología de microficción” (2018).