DÍA DEL NIÑO

Día del Niño.

Entre risas, juegos, ocurrencias, lágrimas y sueños, los niños nos llenan de alegría, emoción, dulzura e inocencia. Personas pequeñas, pero maestros de vida: grandes lecciones y enseñanzas no regalan.

Qué responsabilidad es para nosotros los adultos cuidar de su corazón, sus sentimientos y su infancia.

Los niños nacen y embellecen los lugares. Su brillo es nato, su pureza da paz.

Este mundo no les pertenece: ellos viven en hermosos jardines, nubes de algodón y arcoíris de colores, allá donde se encuentran con grandes personajes, amigos imaginarios e increíbles aventuras. Para ellos no hay límites cuando se trata de investigar, aprender o explorar; su mente ocupada siempre debe estar. Todo es posible, como atrapar a un dragón o salvar al mundo con sus superpoderes.

Ellos nos enseñan un gran número de lecciones; somos nosotros quienes debemos tener los ojos abiertos para entenderlas, y hasta un poco más para aplicarlas.

Ningún niño en este mundo debería trabajar en vez de estudiar, llorar en vez de cantar, sufrir en vez de reír, pues cada acción incorrecta influirá en su futuro.

¿Quiénes cuidan a los niños? Todos tenemos un rol importante en el desarrollo de la infancia: los padres, los maestros, los abuelos, los tíos, las personas que los rodean.

Todos podemos ser parte de su bienestar y estar siempre alertas de su comportamiento, sus actos, sus palabras y la educación que tienen en casa.

Hay que proteger a las nuevas generaciones; que cada vez sean menos los adultos con heridas de la infancia, con sueños y corazones rotos. 

Proporcionarles un entorno seguro en casa, un lugar donde puedan expresarse con libertad y donde el deporte y los buenos hábitos sean prioridad. Impulsarlos en cada etapa de su crecimiento, darles amor sin condición.

A los niños se les habla con cuidado, con respeto y con palabras claras; se les corrige sin humillar, sin gritar, sin violencia. Sus primeros años de vida son claves para su futuro, para desarrollar habilidades sociales, personales y de amor propio.

La infancia pasa como un suspiro, el tiempo no se detiene y, en un abrir y cerrar de ojos, la niñez termina. Hagamos de ella un buen recuerdo para todos los niños a nuestro alrededor.

Por más burbujas, caricaturas, cuentos, libros de colorear, crayolas, juegos en el jardín, paseos en el parque, abrazos cálidos y guerras de besos.

Formemos recuerdos bonitos junto a ellos, eso siempre será el mejor de los regalos.

¡Feliz Día del Niño!

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.