LOS JUEGOS DEL HAMBRE

LOS JUEGOS DEL HAMBRE

La competencia excesiva nos aleja de lo más importante

A todos nos alimentan un poco la vanidad de ganarle a alguien más. Cuando nos colocamos en una mejor posición, por más que cultivemos la humildad, ese hecho nos endulza un poquito el ego. Sin embargo, una cosa es tener una ambición sana o buscar sobresalir en el afán de mejorar y otra que toda nuestra vida gire en torno a medirnos contra otros: quién tiene más seguidores en redes sociales, quién recibe muchos likes, quién gana más dinero, quién ya se casó, quién yacompletó su familia, quien realiza viajes a lugares exóticos y lejanos, quién va más avanzado… como si hubiera un solo camino a seguir y los premios fueran limitados.

Al estar envueltos en un ambiente de competencia continua —y francamente desenfocada— la sensación se parece a la de estar en los “Juegos del hambre”, con la diferencia de que en la película la lucha era por la supervivencia y aquí, es nada más por la vanidad de cumplir con cierto estereotipo o liberarse de algunas presiones sociales. Lo triste de preocuparse por llenar las expectativas externas es que dejamos de lado lo más importante: trabajar en nuestro propio proyecto personal.

El verdadero apuro debería estar puesto en resolver preguntas como: ¿Quién soy?, ¿qué estoy haciendo?, ¿qué consumo?, y, especialmente, ¿qué comparto de mí?, ¿qué entrego de mí que aporte valor?

Por lo regular, estas son preguntas que respondemos en nuestro tránsito desde la juventud hacia la madurez. Sin embargo, actualmente muchos jóvenes se encuentran distraídos por la prisa, las redes sociales y la necesidad de aprobación inmediata, por lo que se acostumbran a vivir sin cuestionarse nada sobre sí mismos.

Si bien los jóvenes, por su edad y la celeridad de los tiempos que viven, carecen de las herramientas para hacer una pausa y definir quiénes son, qué hacen y qué les gustaría hacer, los padres, con su experiencia pueden ser un faro que los guíe.

Esta esa una maravillosa oportunidad para tomar a los hijos de la mano a fin de favorecer su crecimiento, alentando la construcción de su personalidad única, la vivencia de sus valores y el compartir sus virtudes con la sociedad.

Desde luego, los abuelos tienen también una posición privilegiada para impulsar este crecimiento pues con su experiencia y amor pueden orientar a sus nietos hacia uno de los aprendizajes más valiosos de la vida: Al final, no se trata de competir contra los demás, de ganar algún premio o de llegar a alguna marca en especial sino de competir contra uno mismo. Cuando es uno mismo quién decide qué quiere hacer, por qué y cómo compartir valor y cómo mejorar, entonces, la competencia realmente tiene más sentido.

Twitter: @claravillarreal

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LA AUTORA

Es reconocida por su desarrollo profesional en el área de la consultoría en imagen personal; eficaz para hombres y mujeres.

Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.