DECIDIR ESTAR BIEN

Desde que tengo memoria, recuerdo el drama como parte de mi vida. Quizás porque desde chica veía todas las novelas del Canal de las Estrellas, mi placer culposo.

Desde esa edad, me entregué al drama, al sufrimiento y a la melancolía. Disfrutaba de la sensación de tristeza que me provocaban las canciones de Laura Pausini y de Alejandra Guzmán.

Gozaba del invierno, de los días grises y lluviosos, de las películas con finales tristes y de todo lo que me hiciera “sufrir”.

Pobre de mi mamá, era de las que recibía llamadas de la escuela para avisarle que había llorado en clase. Reaccionaba a un pequeño problema como si se fuera a acabar el mundo. No tuve una infancia triste, sino al contrario: fui muy feliz, alegre y bromista; sin embargo, todos estos sentimientos siempre fueron parte de mí.

Mi personalidad me llevó a sentir intensamente cada etapa de la vida, mis relaciones de amistad, de pareja, las despedidas y los nuevos comienzos, creyendo necesaria esa sensación del huequito en el estómago, que en cierto punto debe incomodar. Ahora sé que no tiene que ser así.

Conforme he crecido, me he dado cuenta de las muchas formas de ver la vida y me he propuesto construir la mía con otra intención y fuera de aquel “sufrimiento” que me ha acompañado por mucho tiempo.

Me gusta cómo soy. Creo que esa es parte de mi esencia, pero también descubrí que es importante reeducar nuestra mente y nuestras creencias cuando se quieren resultados distintos.

Hoy sé que quiero caminar ligera, estar preparada emocionalmente para cuando me enfrente con verdaderas dificultades. Quiero una mente que atraiga las bondades de los pensamientos positivos, quiero demostrarme que la felicidad es una elección a conciencia.

El universo nunca está en nuestra contra. Quizás los que lo estamos somos nosotros mismos, entorpeciendo lo grandioso que la vida nos brinda.

Los sucesos dolorosos siempre se harán presentes, pero estoy convencida de que no es necesario agrandar su sentir, como solía hacerlo.

Así que hoy enfoco mi mente en aquellas frases que me dan calma, en estos escritos que me ayudan a desahogarme, en decirle a mi mente lo que debe pensar y en encaminarme hacia lo bonito que tengo. En elegir cómo reaccionar ante cualquier suceso y en permitirme ser parte de la alegría, la gratitud, la inspiración, la motivación, el optimismo, el placer y la serenidad.

Hoy sé que se puede decidir estar bien. Si lo quieres lograr, no dudes en trabajar en ti, en ir a terapia, en hacer  una introspección y en salir del drama.

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.