Tengo más de 20 años como familióloga y, a lo largo de ellos, he preguntado muchas veces a papás si saben cuándo se enamoraron de sus hijos o hijas. He escuchado desde el que derrama la lágrima en el momento que lo piensa, hasta el que nunca se había hecho esa reflexión.
Hay una canción que me toca el alma porque es la realidad de muchos pequeños en mi consultorio, se llama “Highlights”, de Sasha Alex Sloan, y te comparto algunas frases:
¿Dónde estabas cuando no podía dormir? Viendo cómo se apagaban las luces de la calle.Estabas ahí para los pasteles de cumpleaños,con una sonrisa en la cara, pero...¿dónde estabas cuando me sentía perdida?
Me amas cuando es fácil,me amas cuando quedas bien frente a tus amigos.Me amas cuando me necesitas,o cada vez que el reflector vuelve a encenderse.Y ha sido así toda mi vida. A veces siento que solo me amas en los momentos brillantes.
Hay realidades tan duras, como que, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los hombres dedican solo 9.7 horas a la semana a sus hijos; en contraste, las mujeres dedican más de 39 horas semanales.
¿Qué significa ser un padre presente? Necesitamos darnos cuenta de la importancia del papel de papá en el desarrollo emocional y social de los niños: en su capacidad de elegir una buena pareja, en su autoconfianza y en el creer que merecen ser felices. Porque un hijo necesita ser hijo, pero para serlo, necesita un padre o una madre, no solo quien provee.
Porque los hijos tienen que descubrir que son valiosos solo por el hecho de existir. Y esa confirmación no es algo que se les dice una sola vez, sino que se refleja cada día en la relación con sus padres.
Esa certeza se construye cuando sienten que no tienen que hacer nada extraordinario para merecer amor. Que su sola presencia basta para ser vistos, valorados y amados. Tu forma de relacionarte con ellos les confirma si tienen o no un lugar en el mundo. Les da la garantía de que su corazón es un recipiente de oro. Que su historia importa. Que su vida tiene eco.
Ser papá empieza por saberse valioso uno mismo. Tú vales y eres suficiente. Tus hijos se descubren en la mirada de tus ojos, cuando no estás constantemente tratando de demostrar tu poder, sino ayudándolos a descubrir el suyo. Porque tu presencia les da la certeza de que tienen un lugar en el mundo. Que su historia importa. Que su vida tiene eco.
Siempre habla a los ojos. Valida las emociones antes de dar un consejo. Evita hablar desde la sabiduría; mejor habla con ellos desde tus ganas de conocerles. Desarrolla hábitos, no solo corrijas. Acompáñales en su proceso, incluso si no estás en el momento, pregunta, involúcrate, dales afirmaciones positivas, habla bien de su mamá, regálales seguridad, pregunta, escucha, felicita.
Y, finalmente, sé feliz, descubre tu presente, date la oportunidad de reconocerte y amarte, para que le muestres que es bueno SER UN TODAVÍA y que juntos se descubren día a día.
Ana Tamara Robles Pliego
Lic. en Ciencias para la Familia.
Especialista en agilidad emocional y fuerza de voluntad.
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