DANZA Y FAMILIA: EL LEGADO ARTÍSTICO DE MARIBEL LUGO Y RODOLFO MORENO

Especiales
/ 11 mayo 2025

Unida por la danza, la familia Moreno Lugo transforma vidas desde Coahuila, liderando una escuela inclusiva que forma artistas y promueve valores.

Maribel Lugo es la fundadora y directora de la Compañía y Escuela Profesional de Danza de Coahuila. Está al frente junto con su esposo, Rodolfo Moreno, y predica las bondades de la danza en su familia y sus alumnos.

Tiene tres hijos: Sebastián, de 18; Emiliano, de 16, y Darío, de 12. Sebastián participa como personaje de apoyo en ciertos montajes y como staff en todas las funciones, Emiliano forma parte de “Aequalis: danza inclusiva” y Darío cursa la carrera de Ejecutante Profesional de Danza Clásica.

En el marco del Día Internacional de las Familias, 360 habló con Maribel Lugo y Rodolfo Moreno sobre la danza, la dinámica con sus hijos y sus esfuerzos por profesionalizar la enseñanza y hacer más inclusivo este arte.

¿Cómo nació la idea de formar una Compañía y Escuela Profesional de Danza en Coahuila?

$!Una familia unida por la danza, que ha hecho de su pasión un proyecto de vida, formación e inclusión.

Maribel: Fue de mi experiencia personal. Teniendo cerca de 10 años bailando, fui a tomar un curso en Ciudad de México con unos maestros rusos y me di cuenta que el nivel que yo tenía después de casi 10 años entrenando era muy elemental y tenía muchos errores de colocación y posturales que no me habían corregido, era casi una adulta y supe que era importante profesionalizar la enseñanza. Aunque mi maestra Carmela Weber, a quien siempre le estaré agradecida y a quien le tengo gran cariño y respeto, hizo lo que en ese momento era posible, ya era necesario pasar a un nivel superior para encontrarnos al nivel de lo que se estaba haciendo en el país y en el mundo. Entonces, me fui a estudiar a Monterrey y regresé con la idea de formar una escuela profesional. Inicié todavía sola un año en una escuela particular, luego el proyecto fue aceptado por el Gobierno del Estado y fundé en 2001 la primera Escuela Profesional de Danza del Estado de Coahuila, que entonces estaba bajo el auspicio del Instituto Coahuilense de Cultura, bajo la dirección de Rosa del Tepeyac Flores, y como coordinador de Danza, el maestro Francisco Hernández.

En 2003, se integró el maestro Rodolfo, él había sido coordinador de Danza del Estado de Durango, por eso se hizo el vínculo. Él fue formado en la Escuela Nacional de Danza en México y bailó en la Compañía Nacional de Danza, en el Ballet de Monterrey, en la Ópera de San Diego, y tenía una visión más amplia que la mía. Cuando se integra, fusionamos cada quien sus visiones y, una vez que nos independizamos del Gobierno del Estado, creamos la Escuela y Compañía Profesional de Danza con una asociación civil, como un proyecto familiar, porque aparte formamos pareja y convertimos ese en nuestro proyecto de vida y carrera.

$!Maribel y Rodolfo combinan la crianza y la dirección artística con amor y disciplina.

¿Cuál ha sido el papel de la danza dentro de su vida familiar?

Rodolfo: Siento que ha sido como un hilo, un lazo. Estamos unidos por la danza, hemos crecido por la danza. Entonces, yo no nos veo de otra forma, sino más bien nuestra es la danza y de ahí parte todo. Por la danza estamos juntos, por la danza nos conocimos y por la danza hemos salido adelante. Es como ese hilo rojo de los japoneses: tenemos un vínculo que nos une.

Maribel: Es como el motor de nuestra familia y por mucho tiempo fue el sustento económico, porque ambos estamos profesionalizados en eso; nuestra vocación y nuestra misión en la vida. También es una manera de ofrecerles a nuestros hijos formaciones complementarias integrales, ellos han tenido a la danza desde que abrieron los ojos al mundo. Y es una manera de enseñar habilidades psicomotrices, cognitivas, sociales. Entonces, además de darles una formación académica en su respectiva carrera, la danza siempre les ha acompañado.

Algunos lo abrazaron de manera profesional, como Darío; Emiliano de manera inclusiva, en el proyecto “Aequalis”, y Sebastián muchos años también fue formando y ahora lo que le dejó la danza -en cuanto a disciplina, a autocontrol y a amor por el arte, a sensibilización- lo sigue llevando y lo llevará de por vida en el camino que eligió, que es Sistemas Computacionales.

$!Comprometidos con la danza como arte, profesión y camino compartido en familia.

¿Cómo logran equilibrar su rol como padres y como directores de una institución artística?

Maribel: Es un reto, ambos hemos sido maestros de nuestros hijos y esta parte de dividir “soy tu mamá y ahora soy tu maestra”. El reto que representa ser hijo de los directores ante sus compañeros, la autoexigencia, “tengo que dar el ejemplo”; inconscientemente, pero es un peso importante también para ellos. Creo que el reto va acompañado de los muchos roles que como mujeres llevamos: tener que organizar nuestro tiempo, nuestra agenda, nuestra cabeza, nuestros espacios, nuestra energía, dosificarla, organizarla.

$!Ejemplo de cómo la pasión artística puede fortalecer los lazos familiares y transformar vidas.

¿Qué significa para ustedes ver a sus hijos involucrados de distintas maneras en el mundo de la danza?

Rodolfo: Lo veo de forma natural, se me haría raro que no fuera así. Me siento orgulloso, ojalá sí terminen su carrera como bailarines. Pienso de forma natural ojalá que sean bailarines, no que sean abogados o doctores.

Maribel: Me mueve pensar en ello. Como papás, y dentro de la danza, lo vemos natural, en efecto; pero cuando vienen papás nuevos con sus hijos, sobre todo con varones -nosotros tuvimos tres-, a los papás saltillenses les ha costado mucho. Pero ya tenemos 25 años en esto, y al principio eran renuentes los padres de familia. Recuerdo mucho a Rodolfo diciéndoles esta parte de: “Yo soy hombre, soy varón, y viví también en la danza. He encontrado otros retos, pero también los hombres bailan”. El testimonio de Rodolfo, de vida, aunque no lo hable, simplemente el hecho de estar aquí, de tener una familia, ya era un ejemplo para los papás. Y él les dice: “Imaginen cuántos de los niños con los que conviven bailan ballet, uno o dos de cada escuela, o tres o cuatro. Entonces, ustedes ya son especiales, ya tienen un talento especial en casa. Son papás de bailarín o de bailarina y eso les convierte en precursores de la danza, en gestores, en productores de una carrera”. Y eso al traducirlo a nuestra familia lo vemos natural, porque crecemos con ello.

$!Rodolfo Moreno, codirector del proyecto y figura clave en la formación artística y familiar en torno a la danza.

¿Cómo ha influido la danza en la formación personal y emocional de sus hijos?

Maribel: Les ha fortalecido, de entrada la danza es muy generosa, es abrazadora, es un remanso en el camino, pero también es muy exigente. Es disciplina pura, es autorregulación, es hacerse responsable desde sus zapatillas limpias hasta su ropa de trabajo, venir a clase, aunque estoy cansada, aunque tengo una piñata o una fiesta, aunque tengo un examen. Es una disciplina que primero les enseña la responsabilidad y a organizar su tiempo. A trabajar con más capacidad de la que ya de por sí tienen.

$!Maribel Lugo, directora y fundadora de la Escuela Profesional de Danza de Coahuila, madre y promotora incansable de la danza.

¿Qué valores creen que se fortalecen en una familia que comparte una pasión artística como la danza?

Rodolfo: El respeto, a sus maestros; así como les enseñamos a nuestros hijos a respetar a sus maestros, eso lo llevan a la práctica a sus escuelas. Y en estos tiempos, el respeto a sus mayores es la base; cuando se pierde eso, se pierde la esencia. Cuando les enseñamos a respetar a sus mayores, vamos de gane.

$!Darío, estudia la carrera de Ejecutante Profesional de Danza Clásica y vive la danza como vocación.

¿Podrían compartir algún momento especial donde toda la familia haya estado involucrada en una producción?

Maribel: El último “Cascanueces” fue mágico porque estaban en la misma escena los tres hijos, nosotros ya estamos tras bambalinas. Rodolfo se encuentra como jefe de foro y a mí me toca estar en cabina, encargada de luces, audio, tramoya; pero ellos tres en escena creo que es la primera vez que sucede. Sebastián interpretó al papá, al protagonista de la historia; Darío interpretó a Fritz, que es el hijo de esta familia y el niño travieso que molesta a su hermana Clara, y Emiliano, en este proyecto de danza inclusiva “Aequalis”, los integramos como invitados a la cena de Navidad y tenían su rol coreográfico. Eso todavía lo tengo en la mente y en el corazón. Ese sueño de ver a mis hijos disfrutando.

$!Emiliano, parte de “Aequalis”, representa la inclusión a través del arte escénico.

¿Cuál ha sido el mayor reto como familia al trabajar juntos en un proyecto artístico?

Maribel: Las exigencias, el tiempo, el tener que comer de prisa porque tienen clase. Emiliano requiere mucho apoyo en prepararle su uniforme, Darío es un poco más independiente y casi se hace cargo de sí mismo, pero también para ellos es pesado. A veces hay que comer muy rápido y no muy pesado porque sigue la clase. Conjuntarlo con sus agendas, porque de pronto en la escuela les toca algún trabajo o alguna actividad.

¿Qué papel juega el apoyo mutuo dentro de su familia para enfrentar los desafíos del mundo artístico?

Maribel: Es vital, si no existiera esto, ya se hubiera desmoronado hace muchos años. Nuestra familia es nuestra primera red de apoyo. Cuando uno flaquea, el otro ahí está para sacarlo adelante. En nuestra familia hemos tenido la fortuna de organizarnos muy equitativamente, en equipo.

Rodolfo: Creo que soy mejor persona en la familia, comparto, aprendo y sé que tengo el apoyo.¿Cómo fomentan la inclusión y diversidad desde la danza en casa y en la escuela, especialmente con el proyecto “Aequalis”?

Maribel: Es un sueño. Fuimos bendecidos con Emiliano hace 16 años -tiene Síndrome de Down- y con él vinieron muchos retos. Pero yo en lo particular asumí que si tengo la danza como una herramienta de vida, esta debe ser también una herramienta para quien no pueda expresarse tan fácil verbalmente. La danza puede ser un ancla, algo de donde agarrarse para encontrar la plenitud y el desarrollo personal. Primero, el curso de psicoballet que tomé en Cuba estaba muy enfocado en el desarrollo de habilidades para personas con diferentes discapacidades, pero luego nos dimos cuenta que sí, que había que educarlos, pero nos estaba faltando el ingrediente de la inclusión. Nos dimos cuenta de que sí es bueno hacer grupos especiales para personas con Síndrome de Down, en este caso; pero que lo importante es que ellos vean y aprendan e imiten, eso les sirve a ellos, le sirve a una sociedad que desde el desconocimiento había aprendido a relegar y a excluir, por la ignorancia de dañar. Y ellos tienen el mismo talento, la misma capacidad, necesitan más apoyo, más paciencia, su cuerpo reacciona en otras velocidades y ritmos, pero estando en el escenario, todos somos artistas. Y la danza es así de generosa y abierta, estamos convencidos de eso. En el proyecto “Aequalis” hay niños y niñas con y sin discapacidades que quieren entrar y quieren trabajar en ello, que están obteniendo enseñanzas de vida.

$!Sebastián, apoya como actor en escena y como staff en cada función, con la danza siempre presente en su formación.

¿Qué consejo darían a otras familias que buscan compartir y desarrollar una pasión común?Maribel: Escuchen su corazón, y aventarse a cumplir un sueño compartido. Arriesgarse a descubrir cuál es el hilo rojo que los une, porque una vez que lo descubren, se convierten en ese equipo. Se fusionan y se fortalecen.

Rodolfo: Escuchar, entender a la persona con la que estás para crecer.

¿Cómo visualizan el legado que están construyendo como familia en el ámbito de la danza en Coahuila?

Maribel: Que la danza pueda ser esa profesión digna, que las familias sueñen con que sus hijos sean bailarines, porque van a tener seguridad, estabilidad y felicidad. Porque ahorita la gente sigue pensando que se van a morir de hambre y los entiendo, porque mis papás así lo pensaron alguna vez, pero estamos en ese camino de dignificar la profesión.

Que todas las escuelas y academias tengan una formación sólida, que no haya lugares donde no se enseñe correctamente, como me pasó a mí.

Que se erradique la violencia en la danza, en todos los sentidos, y que todas las personas tengan acceso, que nadie se quede con las ganas de haber estudiado ballet, y el que no, que sea un buen espectador.

Rodolfo: De alguna forma veo los frutos y veo que ya se ha consolidado. Al principio pensábamos “tenemos que estar al mismo nivel de la Escuela Nacional de Danza o de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey”, pero ya hemos logrado eso. Tenemos alumnos que los quieren en esas instituciones y que los han aceptado, que han llegado y han hecho papeles principales, ya hemos cumplido de alguna forma ciertos sueños. En un futuro me gustaría que uno de nuestros hijos fuera bailarín, que manejara la escuela, y que nuestros alumnos que han logrado esta carrera como su forma de vida, la transmitan.

Susana Zepeda
por
Egresada de la primera generación de la licenciatura en Estudios Humanísticos y Sociales de la Universidad de Monterrey, tiene experiencia en el ámbito gubernamental y 20 años de trayectoria en los medios impresos particularmente en área cultural, en los que obtuvo un Premio Estatal de Periodismo en Crónica Cultural.
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