Deja de ser quien eras, y transformarte en el que ahora eres…
Hay cierres que nos llegan de sorpresa, cierres que no los buscábamos pero nos encuentran. Nos toman desprevenidos y dejan poco margen para actuar. Hay otros, por el contrario, que nosotros mismos los anticipamos; por que sabemos que habrá un día que una relación, o una etapa o un trabajo llegue a su fin, sin embargo, aunque sepamos que no se prolongará hasta la eternidad muchas veces seguimos, porque el trayecto lo vale.
Sin embargo hay otros cierres que se van dando de manera gradual. Poco a poco la relación se desgasta, disminuyen las satisfacciones e incrementan los momentos de tensión.
Es cierto que hay relaciones que arrancan muy bien y en un principio parece que todo fluye, pero con el paso del tiempo vienen los baches y topes que entorpecen el trayecto. En ocasiones, una parte o la otra dejan de colaborar, en otras ocasiones las dos renuncian a seguir cooperando. Incluso, existen otras ocasiones en que las dos partes siguieron aportando pero la relación ya no funcionó, esto se debe a que somos seres cambiantes. Hoy no somos los mismos que ayer, o que el año pasado o que hace 5 años. Hoy no deseamos las mismas cosas, hoy no nos asustan los mismos temores y hoy tenemos más herramientas.
Ahora si lo analizamos con precisión, un cierre es la oportunidad para evaluarnos con objetividad y a partir de este momento todo se detiene.
En este momento donde nos encontramos la vida te muestra una vista como si estuvieras en lo alto de una montaña, y te da la oportunidad de que tomes aire, te incorpores en ti mismo, te reconectes con tu ser y tomes esa decisión de seguir subiendo o echar raíces en esa parte de la montaña donde te encuentras. Y ahí mismo crear y desarrollar toda tu experiencia y todas tus habilidades, por que hay quienes nacimos para conquistar la primer ruta, otros la segunda y así sucesivamente. Pero hay quienes queremos seguir caminando, retarnos a nosotros mismos, pasar por todas las rutas y seguir subiendo para contemplar nuevas vistas y nuevos paisajes de la montaña, por que dentro de nosotros sabemos que aún hay más por descubrir y que entre mas arriba lleguemos mas nos iremos descubriendo a nosotros mismos.
Por eso mismo agradezco, “lo malo”, porque me hizo crecer, porque volvió mi piel más gruesa, porque me hizo sacar fuerzas de no sé dónde para persistir y porque me volví más astuta mas nunca inhumana, nunca traicioné mi esencia y siempre honré a mi persona.
Digo también agradezco todo lo bueno que he recibido: la oportunidad de estar aquí con ustedes en cada editorial, ya que hay quienes se pasan media vida esperando tan solo una oportunidad para hacer las cosas; gracias a la convivencia, porque todo crecimiento se construyen con este intercambio de ideas y pareceres; las risas, porque siempre me río y bastante; las emociones, porque más de una vez se me escaparon las lágrimas; las amistades en común, porque las relaciones positivas tienden a expandirse; las posibilidades que se concretaron y las que se quedaron en el aire pero nos que llenaron de alegría.
En el balance de lo bueno y lo malo, en nosotros está equilibrar la balanza a nuestro favor.
Twitter: @claravillarreal
LA AUTORA
Es reconocida por su desarrollo profesional en el área de la consultoría en imagen personal; eficaz para hombres y mujeres.
