SEX AND THE CITY | Saltillo360

SEX AND THE CITY

SEX AND THE CITY.

Recuerdo la felicidad que me daba encontrarme en la televisión algún episodio repetido de “Sex and the city”. Probablemente yo tenía entre 17 y 20 años, no sé bien; lo que sé es que me encantaba.

El show revolucionó la industria de la televisión en los años 90 en Estados Unidos, por hablar abiertamente de temas considerados tabús. Ambientada y filmada en la ciudad de Nueva York, la serie sigue la vida de cuatro mujeres que viven sus treintas entre el caos de la Gran Manzana, la búsqueda de relaciones amorosas, los percances de la vida cotidiana y el valor de la amistad.

Todo era increíble: la ropa, los zapatos, los lugares, las pláticas y la personalidad de cada una de las protagonistas. Me ilusionaba mucho tener mi grupito de amigas y salir de fiesta, me sentía en un episodio más. Ver la serie me ayudó a conservar mis amistades, a vivir anécdotas divertidas y a entender que cada quien es distinto y eso hace interesante a las relaciones. Compartía sus frases, amaba sus ‘looks’ y justo eso quería para mí: una vida de ensueño en Nueva York. Para nosotras, en ese entonces, los personajes que veíamos en la televisión eran nuestra inspiración. Siempre me identifique con Carrie, obviamente, por sus escritos y columnas que publicaba en el New York Times, y no precisamente por su colección de zapatos. Bueno, hoy algo tenemos en común: las dos somos escritoras.

Se estrenó en 1998, se grabaron seis temporadas y en 2004 transmitieron su último episodio; sin embargo, en 2008 y 2010 se rodaron dos películas, que dieron continuación y  culminación a las historias de los personajes.

En 2021, a todos los fanáticos nos dieron la mejor noticia: habría una secuela, llamada “And just like that”.

La verdad, no fue hasta este momento, en el que estoy viendo a conciencia cada uno de los capítulos, que entendí el gran éxito de la serie.

La trama, los temas, las pláticas y los cuestionamientos estaban muy adelantados para su época. Presentaban situaciones que rompían con las expectativas y los estereotipos: mujeres solteras en sus treintas, con libertad financiera, ejerciendo su profesión, enfrentando el machismo, cuestionándose la maternidad, aprendiendo sobre el amor y disfrutando abiertamente del sexo. 

Muchas preguntas incómodas para resolver y poner sobre la mesa. Sin una protagonista perfecta, más bien alguien que comete errores, que duda y tiene miedos, que es real. Con lecciones de amor propio y un empoderamiento femenino increíble, sin ser forzado.

Obviamente, por la época hay muchos comentarios inapropiados acerca de los cuerpos y el aspecto físico de las personas, así como detalles que hoy en día serían cancelados; pero, en general, para mí cada capítulo se siente como si mis amigas me abrieran los ojos para atar cabos.

Gracias, Miranda, Carrie, Samantha y Charlotte, porque hoy a mis treinta y tantos me doy cuenta de que estaban dándonos un mensaje muy importante, y aunque a simple vista parecía una serie muy superficial, formaron parte no solo de una generación, sino de muchas más.

Y justo aquí es donde me pregunto: ¿será que en los treintas nos damos cuenta de todos los errores que cometimos en los veintes y seguimos descubriendo y aprendiendo cómo vivir?

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.