Estos meses de contingencia han provocado mucha reflexión sobre la familia y la educación. Hoy por hoy, hay mucha incertidumbre en el ambiente y cada quien voltea a ver a sus hijos y a su familia, preguntándose qué podemos hacer mejor.
El corazón humano tiene que quebrarse para que, con paciencia y poco a poco, de la misma manera que estos artesanos juntan cada pedazo de cristal, nosotros vayamos reconstruyendo cada parte de lo que en su momento nos causó tanto dolor.