SER PADRE

Nadie nos enseña a ser padres. Cuidar y educar a los hijos es una de las tareas más difíciles que existen; sin embargo, el viaje es una gran satisfacción. 

No existe un manual para saber exactamente cómo actuar en cada situación, ni cómo reaccionar a algún problema. Lo único que tenemos es la experiencia siendo hijos. 

Muchas personas optan por seguir el patrón de su padre; otras, todo lo contrario. Depende de cómo se vivió la relación con ellos.

La sociedad ha implementado un rol de padre muy distinto al de una madre. Son ellos los proveedores económicos, los que juegan a ratos, ponen orden y reglas.

Con el paso de los años, se ha modificado esa creencia y cada vez se ven más papás involucrados en todas las tareas, pues es también una figura central para el desarrollo físico y emocional de un hijo. 

Es una gran responsabilidad que va más allá de ser el sustento de la familia. La mayoría de los hijos quieren a un padre presente, sin importar los beneficios que se tienen cuando se sacrifica a la familia por el trabajo. 

En un artículo publicado por la UNICEF, se dice que un papá presente en cada etapa y cercano a la crianza de sus hijos es sumamente necesario. “Cuando el padre participa en la vida de su hijo desde los controles prenatales, ve mes con mes el desarrollo en las ecografías o escucha su corazón, tiene más posibilidades de ir desarrollando una relación afectiva con él desde antes de que nazca”.

Lo mismo sucede al nacer, dejarle toda la tarea a la madre, en cuestiones de cuidados, hará que el niño asocie el olor y la voz con un espacio seguro, un encuentro que lo ayuda a volver a sentirse bien.

Si el papá también está presente en estas pequeñas pero importantes tareas diarias, será también para ese niño un adulto confiable, que lo quiere y lo cuida. 

Esta es la base fundamental sobre la que se cimienta la autoestima y la seguridad personal. 

Hoy se sabe que un niño con más de una figura de apego, con más de una persona que lo cuida y le hace sentir querido, es un niño que crece con una base más sólida para enfrentar la vida.

Un padre es igual de indispensable en la vida que una madre: su amor, su cuidado, su comprensión, su presencia, su tiempo, sus límites, sus regaños, sus abrazos y sus besos son fundamentales para convertirnos en buenas personas. 

¡Felicidades, papás!

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.