EROS, GASTRONOMÍA Y VIDA

Especialistas
/ 23 febrero 2025

¿Hubo invierno en este norte norteño que ya se perdió? ¿Hubo invierno, la estación del invierno, en este Saltillo mío ya perdido? Salvo un buen día y la mitad del otro, todo ha sido un tibio otoño, apenas una ventisca de invierno mal parido. Hoy, con los calores primaverales y veraniegos, se desatan las pasiones humanas. Un poeta árabe, M. Ibn Fayad, deletrea:

“Para volver a verlos / cierro los ojos / de noche/ para sentir / tus pechos rubios / como peras frescas del Jardín del Sultán, / del jardín primero del Palacio Real…”

El tema es viejo y eterno. Tan antiguo y viejo como la comida y el sexo. El tema es eterno, tan eterno como los alimentos y su influencia en el apetito sexual del hombre y la mujer. ¿Por dónde iniciar? No lo sé. Pero, apenas en días pasados, el calendario marcó eso llamado “Día del Amor y la Amistad”. No dudo que ambos temas tengan seguidores verdaderos, pero es más que nada mercadotecnia.

Nunca es destiempo para hablar de ello: Eros, gastronomía y la vida que fluye, pues da eso precisamente: vida. Y la vida mata. Por eso hay que ponerle pasiones, comida, bebida, amor. Hay dos motores de la historia: la comida y el sexo. Sexualidad y gastronomía van de la mano desde el origen de los tiempos. Aunque he tocado el tema tangencialmente en textos pasados, atentos lectores me han comentado sobre ello y han notado semejante arista y matrimonio.

El tema es inagotable. A partir de este texto, le propongo que usted mismo explore la trama. Que se aventure en comidas, alimentos afrodisíacos, bebidas, literatura, música y, sobre todo, lo mezcle con sexo, buen erotismo y todo aquello que libere sus sentidos y su libido.

Al azar, sin orden ni concierto, en este apretado texto saltarán letras y citas, argumentos y versos, bebidas y alimentos considerados estimulantes. Ya en el siglo XIV, el Arcipreste de Hita escandalizaba a sus feligreses y seguidores con los siguientes versos, donde se amalgama el tema de hoy:

“Aristóteles dijo, y es cosa verdadera, / que el hombre por dos cosas trabaja: la primera / por el sustentamiento, y la segunda era / por conseguir unión con hembra placentera”.

Caray. A reserva de mejorar el porcentaje, le damos la razón al Arcipreste en un cien por ciento. Su pensamiento, anclado a la vez en Aristóteles, es invulnerable.

¿Ya lo notó? Es justo el otro lado de la moneda lo que es también penado: son dos pecados capitales, la gula y la lujuria. Matrimonio indisoluble. Desde siempre se ha pensado que ciertos alimentos, sean de origen animal, mineral o vegetal, estimulan el apetito sexual. A estos alimentos se les conoce como “afrodisíacos”.

Referencias a alimentos afrodisíacos, que nos producen alteraciones sexuales y contribuyen al mejor disfrute de los sentidos en el plano carnal, datan de dos mil años antes de Cristo. Hay referencias en textos griegos, en libros orientales, en la cultura árabe y en la misma Biblia. ¿A qué asemeja o alaba usted el cuerpo de su mujer amada? ¿A qué lo compara en las noches más altas? Lea usted el Cantar de los Cantares:

“Deja que tus pechos sean como racimos de vid / y el olor de tu boca como de manzanas…”

¡La pura gozadera!

Jesús R. Cedillo
por
Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de méxico. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la uadec en diversos géneros periodísticos.
Historias 360