En su más reciente aparición en el espacio “Tengo un Plan”, el reconocido neurólogo clínico y pediatra Dr. Eduard Estivill —famoso por su exitoso método para enseñar a dormir a los niños— desafía uno de los mitos más arraigados: la supuesta necesidad de dormir ocho horas diarias como estándar de salud.
Con más de 366 mil visualizaciones en YouTube, este episodio que dura cerca de dos horas aborda cómo los hábitos, la alimentación y el estrés afectan nuestra calidad de sueño. Estivill destaca que, contrario a lo popularmente aceptado, la calidad del descanso es mucho más relevante que la cantidad de horas dormidas.
Para las personas mayores, en particular, el especialista señala que dormir seis horas continuas y complementar con una o dos siestas cortas puede ser más eficaz que intentar alcanzar las ocho horas completas, especialmente cuando su actividad física y mental es menor. Además, advierte sobre el uso innecesario de fármacos para dormir entre quienes envejecen, subrayando la importancia de educar a este grupo respecto a una buena higiene del sueño.
En el caso de las infancias, el doctor señala que, por ejemplo, un niño de entre 4 y 5 años que está en constante actividad y aprendizaje, necesita al menos 11 horas de sueño diario para que su “taller cerebral” —como él lo llama— funcione adecuadamente.
En ese sentido, refiere que dormir junto a los padres no es recomendable más allá de los primeros meses (lactancia materna hasta los 6 o 7 meses). De esta manera, el niño o niña va desarrollando y estableciendo su propio espacio y rutina de sueño.
Si hablamos de los adolescentes, Estivill explica que requieren aproximadamente nueve horas de sueño cada día para que su cerebro, aún en desarrollo, pueda consolidar el aprendizaje y mantenerse alerta.
Respecto a los adultos, si bien apunta que el ideal promedio son ocho horas de sueño, hace una serie de precisiones para los adultos que realizan ejercicio.
Entre ellas menciona que el ejercicio activador no debe realizarse por la noche, ya que dificulta la desconexión mental y retrasa la conciliación del sueño. Por lo tanto, el ejercicio debe llevarse a cabo en horas tempranas del día para ayudar a regular el sueño, junto con hábitos como despertarse a la misma hora, desayunar bien, exponerse a luz intensa en la mañana y cenar temprano.