VERANO

Me gusta el verano por todos los recuerdos que trae y todas las memorias que se forman en estos meses. Época que incita a salir a divertirse, hacer actividades al aire libre, a convivir con los amigos, descansar y conocer nuevos lugares. Aunque el calor es sofocante, también las lluvias nos acompañan para disfrutar de alguna bebida refrescante contemplando el atardecer.

En el verano se cierran ciclos importantes: las graduaciones dan por concluida una etapa significativa, donde el esfuerzo de varios años por fin da los frutos deseados. Se siente la alegría, la emoción y, sobre todo, la nostalgia. El verano muchas veces es el puente entre  lo que fuimos y lo que seremos, lo que terminó y lo que comenzará, esa pausa antes de un nuevo inicio.

El verano suele ser un reencuentro con uno mismo, con la familia y con los amigos que viven lejos, ya que justo en estos dos meses el viajar se facilita más y los planes de pasar tiempo juntos se hacen realidad.

Me gusta el verano porque muchos sueños se cumplen. Los viajes planeados con anticipación e ilusión cobran vida. Los aeropuertos y las carreteras están llenas de personas emocionadas por la aventura, por llegar a otro destino y disfrutar de unas merecidas vacaciones, por vivir un verano inolvidable en alguna otra parte del mundo o un descanso en alguna playa paradisíaca, probando diferentes platillos, conociendo distintas culturas, conversando en otro idioma y disfrutando de muchas formas.

Me gusta el verano por las tradiciones que acostumbramos, las visitas “obligadas” a ciertos lugares especiales, ya sea la casa de los abuelos, la casa de los tíos que viven lejos, alguna cabaña o casa en la playa, las comidas típicas de domingo y los postres fríos, que son un deleite al paladar.

En julio, el amor fugaz no es un cliché. Bueno, a lo mejor sí, pero me gusta pensar que, justo como en las películas, siempre hay dos personas viviendo una historia de amor que principia en el verano y termina también en la misma estación; sin embargo, los recuerdos se llevan por siempre en la mente y en el corazón. Me gusta el verano para vestir ropa colorida, vaporosa y floreada, andar cómoda, fresca y en tendencia. Sentirme relajada y feliz, y que se note.

Música, bebidas, bronceador, paletas de hielo, amigos y primos. Eso es lo que representan para mí estos días y aunque hoy estoy sentada en mi oficina escribiendo esta columna, no hay ningún verano que no recuerde la casa de mi abuela, a mi mamá llevándonos a turistear, explorando sitios desconocidos. Siempre teniendo claro que mientras haya vida, hay posibilidad de vivir diversas experiencias, escribir otras historias y crear grandes oportunidades. Me gusta el verano, sentirlo y hacerlo parte de mí con lo que venga, con lo que llegue, con lo que nos depare.

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.