Conoce al papa Pablo VI

Pablo VI fue el primer Papa viajero y el primero en visitar Tierra Santa. Emprendió viajes por los cinco continentes, sufrió un atentado, es considerado también el Papa del diálogo y la reconciliación entre las diferentes Iglesias. A él se debe la “Humanae Vitae”. Sus milagros fueron relacionados con la nueva vida. Ven y acompáñanos a conocer más de este hombre

Pablo VI será canonizado este año”, dijo el actual Papa argentino, el pasado 17 de febrero de 2018 durante un reencuentro con el clero de Roma.

Y es que el mes de octubre ha tenido y tendrá diversas celebraciones litúrgicas en el Vaticano: el miércoles 3, a las 10 horas, el Papa celebró la Santa misa para la apertura de la XV Asamblea General Ordinario del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”, en la Capilla Papal, en la Plaza de San Pedro. Hoy, 14 de octubre, XXVIII domingo del Tiempo Ordinario, el Obispo de Roma presidirá la Santa Misa y cano- nización de los beatos Pablo VI, Óscar Arnulfo Romero Galdámez, Frances- co Spinelli, Vincenzo Romano, Marie Katharina Kasper, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, Nunzio Sulprizio. La celebración tendrá lugar a las 10:15 horas en la Capilla Papal, en la Basílica Vaticana, ubicada en la Plaza de San Pedro.

Pero, ¿quién es Pablo VI?

Según el Papa Francisco; Giovanni Battista Montini (Pablo VI), fue “el gran papa de la modernidad”, nació el 26 de septiembre de 1897 en la localidad italiana de Concesio.

Hijo de un abogado y de una piadosa mujer, desde pequeño se caracterizó por una gran timidez, así como por un gran amor al estudio.

Acogiendo el llamado sacerdotal, Giovanni ingresó a los 19 años al Seminario de Brescia. Ordenado sacerdote del Señor el 29 de mayo de 1920, cuando tenía cumplidos 23 años, se dirigió a Roma para perfeccionar allí sus estudios teológicos.Ahí realizó estudios en la academia pontificia de estudios diplomáticos y en 1922 ingresó al servicio Papal como miembro de la Secretaría de Estado. En mayo de 1923 se le nombró secretario del Nuncio en Varsovia, cargo que por su frágil salud tuvo que abandonar a finales del mismo año. De vuelta en Roma, y trabajando nuevamente en la Secretaría de Estado de la Santa Sede, el padre Montini dedicó gran parte de sus esfuerzos apostólicos al movimiento italiano de estudiantes católicos (1924-1933), ejerciendo allí una importante labor pastoral. En 1931, a sus 32 años, le fue asignada la cátedra de Historia Diplomática en la Academia Diplomática.

En 1937 fue nombrado asistente del Cardenal Pacelli, quien por entonces se desempeñaba como Secretario de Estado. En este puesto de servicio Monseñor Montini prestaría un valioso apoyo en la ayuda que la Santa Sede brindó a numerosos refugiados y presos de guerra.

En 1944, ya bajo el pontificado de S.S. Pío XII, fue nombrado director de asuntos eclesiásticos internos, y ocho años más tarde, Prosecretario de Estado.

En 1954, el Papa Pío XII lo nombró Arzobispo de Milán. Lugar donde habría de enfrentar muchos retos, siendo el problema social, el más delicado de todos. Entregándose con gran energía al cuidado de la grey que se le confiaba, desarrolló un plan pastoral que tuvo como puntos centrales la preocupación por los problemas sociales, el acercamiento de los trabajadores industriales a la Iglesia y la renovación de la vida litúrgica. Por el respeto y la confianza que supo ganarse por parte de la inmensa multitud de obreros, Montini sería conocido como el “Arzobispo de los obreros”.

En diciembre de 1958 fue creado Cardenal por S.S. Juan XXIII quien, al mismo tiempo, le otorgó un importante rol en la preparación del Concilio Vaticano II al nombrarlo su asistente. Durante estos años previos al Concilio, el Cardenal Montini realizó algunos viajes importantes: Estados Unidos (1960); Dublín (1961); África (1962).

JUAN XXIII

Algo histórico

El 4 de octubre, durante la cuarta y última sesión del Concilio, viaja a Nueva York a la sede de la ONU, para hacer un histórico llamado a la paz mundial ante los representantes de todas las naciones.

El papa viajero Otro hito importante de su pontificado lo constituye el viaje realizado al continente americano para la inauguración de la II Conferencia general del Episcopado Latinoamericano, siendo ésta la primera vez que un Sucesor de Pedro pisaba tierras americanas.

Habemus Papam

El Cardenal Montini contaba con 66 años cuando fue elegido como sucesor del Pontífice Juan XXIII, el 21 de junio de 1963, tomando el nombre de Pablo VI. Tres días antes de su coronación, realizada el 30 de junio, el nuevo Papa daba a conocer a todos el programa de su pontificado: su primer y principal esfuerzo se orientaba a la culminación y puesta en marcha del gran Concilio, convocado e inaugurado por su predecesor. Además de esto, el anuncio universal del Evangelio, el trabajo en favor de la unidad de los cristianos y del diálogo con los no creyentes, la paz y solidaridad en el orden social esta vez a escala mundial, merecerían su especial preocupación pastoral.

El último

Pablo VI, además de ser el último Papa en recibir la corona, prescindió del uso de la tiara durante las sesiones del Concilio Vaticano II. Eventualmente donó la tiara, un regalo de su antigua Arquidiócesis de Milán, a la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington (Estados Unidos).

Pío XII abraza a Montini el dicimbre de 1954

El pontificado de Pablo VI está profundamente vinculado al Concilio, tanto en su desarrollo como en la inmediata aplicación. En su primera encíclica, la “programática” Ecclesiam suam, publicada en 1966 al finalizar la segunda sesión del Concilio, planteaba que eran tres los caminos por los que el Espíritu le impulsaba a conducir a la Iglesia, respondiendo a los “vientos de renovación” que desplegaban las amplias velas de la barca de Pedro. Decía él mismo el día anterior a la publicación de su encíclica Ecclesiam suam: El primer camino “es espiritual; se refiere a la conciencia que la Iglesia debe tener y fomentar de sí misma. El segundo es moral; se refiere a la renovación ascética, práctica, canónica, que la Iglesia necesita para conformarse a la conciencia mencionada, para ser pura, santa, fuerte, auténtica. Y el tercer camino es apostólico; lo hemos designado con términos hoy en boga: el diálogo; es decir, se refiere este camino al modo, al arte, al estilo que la Iglesia debe infundir en su actividad ministerial en el concierto disonante, voluble y complejo del mundo contemporáneo. Conciencia, renovación, diálogo, son los caminos que hoy se abren ante la Iglesia viva y que forman los tres capítulos de la encíclica”

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