LA EQUINOCONSCIENCIA CON ROBERTA RAMÓN

ROBERTA RAMÓN, EN EQUIPO CON ALE FERNÁNDEZ Y ÁLVARO TREVIÑO, COMPARTE CON LA GENTE LA MEDICINA DE LOS CABALLOS.

FOTOS: LUIS MELÉNDEZ

Una joven camina hacia la caballeriza. La yegua la ve entrar. ¿Volverá a recargarse en su puerta para llorar, como ha hecho durante los últimos meses tras recibir la noticia? “Le quedaba poco tiempo de vida a mi abuelita”, recordó Roberta Ramón Treviño.

Hoy no. El refugio no se encuentra allí, ni en ningún otro sitio. Han pasado unos días desde que su abuela falleció; yegua y mujer salen a galopar y a retozar.

Desde su infancia, Roberta Ramón Treviño ha compartido momentos especiales con los caballos, lo que ha despertado un profundo amor por ellos.
Desde su infancia, Roberta Ramón Treviño ha compartido momentos especiales con los caballos, lo que ha despertado un profundo amor por ellos.

Cuando se sienta en la tierra, la tristeza le envuelve otra vez. Las lágrimas regresan, más fuertes. En su interior, las emociones giran en un remolino incontrolable y en el vórtice están el amor y la ausencia, el dolor y los recuerdos.

De pronto, el viento comienza a amainar. Una presencia tibia: es su yegua, que recarga la cabeza en su rodilla y en su hombro. Permanece, conforme los sentimientos fluyen con cada vez más calma. Entonces, le empuja con su hocico hasta que Roberta ríe y se pone de pie. La tormenta ha disminuido lo suficiente. Por hoy, pasó. 

La equinoconsciencia es una terapia en la cual los caballos reaccionan a la energía de los sentimientos.
La equinoconsciencia es una terapia en la cual los caballos reaccionan a la energía de los sentimientos.

Una invitación

Roberta convive con los caballos desde que su papá se inició en la charrería, cuando ella tenía un año; al terminar las competencias, se subía y paseaba en ellos. Comenzó a montar sola a los tres y a los cinco fue su primera presentación en una escaramuza charra. “No me acuerdo de tener miedo”, contó.

Su familia tiene un rancho con criadero de caballos de cuarto de milla. Era lo más normal del mundo estar con ellos e ir todos los años a ver a los potrillos y potrancas recién nacidos en el Fortín.

Las sesiones son una obra de teatro donde los caballos son los personajes.
Las sesiones son una obra de teatro donde los caballos son los personajes.

Su amistad con Álvaro Treviño, quien fue su entrenador de escaramuza desde los 11 años, la llevó a conocer la Equinoconsciencia. En 2020, vio que realizaba terapias; al preguntarle qué eran, le invitó a tomar una. “Está difícil de explicar lo que pasa, pero te va a encantar”, le dijo. “Lo que sea con caballos, me apunto”, respondió ella. 

Ale Fernández, su socia, daba sesiones en Guadalajara. Roberta, quien en ese tiempo también vivía allí, rápido agendó. Al salir de la experiencia, comenzó a planificar todo para llevarlas a Saltillo; a finales de ese año, ya organizaba las visitas y la agenda en esta ciudad y en otras de Coahuila.

Además de los caballos, también hay muchos animales que tienen sensibilidad y son capaces de acompañarnos y darnos apoyo, contribuyendo a hacernos sentir mejor”

Terapia vivencial: energía y emociones

Esta idea nace del amor a los caballos y la búsqueda en el Desarrollo Humano de Ale y Álvaro, quienes se prepararon en “Psicoterapia Asistida con Equinos” y en “Coaching con Caballos”. Sin embargo, mientras aprendían, se dieron cuenta de que no deseaban seguir esa estructura y técnica. Tomando las bases, crearon su propio método, se asociaron y le nombraron: Tashunka Equinoconsciencia. 

Es una terapia vivencial en la cual los caballos reaccionan a la energía de los sentimientos, sin mente, ni juicio. Así, ayudan a la gente a comprender cómo están, qué están sintiendo realmente y qué quieren hacer para mejorar o cambiar cualquier tema, a estar más conscientes, a conocerse a sí mismos y a darle un sentido a su vida y a sus decisiones desde lo sincero.

“Nuestro objetivo es compartir con las personas la medicina de los caballos. Nosotros realmente creemos en su magia y en la idea de una vida con paz y armonía”, explicó.

¿Por qué estos animales y no otros?

Son seres extremadamente sensibles. Al ser presas en la naturaleza, están atentos de todo a su alrededor y pueden percibir la intención de un depredador, no necesitan verlo para detectar si los acechan. Son congruentes y viven en el aquí y ahora. En cuanto perciben un estímulo, reaccionan a él; por ello, son capaces de comunicar de manera precisa qué están sintiendo emanar de los otros. En sus terapias, utilizan ejemplares mansos, acostumbrados a convivir con humanos y en manada. 

¿Quiénes pueden tomarlas?

 Cualquiera, estén pasando o no por un momento difícil. En el caso de los niños, a partir de los 7 años, pues deben ser capaces de hacer introspección. “Siempre hay algo que podemos mejorar en nuestra vida y los caballos nos ayudan a contactar con ello”. Si una situación te quita la paz, tienes un pensamiento que llega frecuentemente y te desagrada o la vida te presentó un escenario inesperado y no sabes qué hacer, la Equinoconsciencia es una herramienta noble para acompañarte en estos procesos y ayudarte a sanar. 

¿Cómo es una sesión?

Comienza con una meditación: ayuda a calmar la mente, a conectar con la energía de la persona y de los animales, a estar en el presente. Luego, se define el tema a trabajar o mejorar y se coloca una energía específica en cada uno de los tres caballos, la cual puede representar a alguien o a una emoción, situación, lugar, etc. “Aquí lo importante es que la persona sepa qué quiere desde el fondo de su corazón”, apuntó. Conforme profundizas, pláticas y te expresas, ellos reaccionan a la energía que, inconscientemente, está en cada deseo, miedo y sentimiento. Ves su comportamiento: cómo se acercan, se alejan e interactúan contigo, así entiendes qué sientes realmente, más allá de las creencias y los pensamientos. Es una obra de teatro. La historia es tu energía alrededor del tema; los caballos son los personajes. “Se escucha muy raro, pero apenas vivirlo para entender”, expresó.

Tashunka significa ‘caballo’ en la lengua de los indios Sioux de Norteamérica. @tashunka_equinoconsciencia

Raza favorita: Cuarto de milla 

Color favorito en caballos: Chocolate palomino 

Nombre de tu caballo: Madonna 

Película favorita: ‘Black Beauty’ (película) y ‘Heartland’ (serie) 

Si pudieras montar en cualquier parte, ¿dónde sería? En la pradera. 

¿Quieres vivir la experiencia? Mándale un mensaje directo a su cuenta de instagram @rrt_equinoconsciencia y agenda una cita.

 Las historias permanecen

Una es la de Juan, quien le separó dos lugares con anticipación, sin proporcionar nombres. Ese día, llegaron Juan y María. Ella entró primero y quiso trabajar el duelo, porque su hermano acababa de fallecer. Él eligió lo mismo cuando fue su turno, pues su pareja había muerto unos días antes. Roberta se preguntó si serían la misma persona.

Entonces, Juan empezó a llorar. Le contó que, en realidad, su pareja iba a acompañarlo; pero debido a lo que pasó, le ofreció el lugar a la hermana.

“Me impactó que ambos escogieron al mismo caballo para representar al hermano”. Otra la vivió una de sus amigas. Durante la sesión, salió el tema de su pareja, con quien llevaba muchos años. Exploraron varias opciones en busca de lo mejor para ella y su relación. El mensaje fue: sigue ahí. De esta manera, su amiga se tranquilizó y comprendió que debía trabajar en su paciencia.

Al día siguiente, le marcó por FaceTime: ¡le habían dado el anillo de compromiso! “Mandé la foto al grupo que tenemos Ale, Álvaro y yo, y nadie lo podía creer. Ahí sí fue de un día para otro el cambio”. ¿Lo más bonito de esta profesión? Es ver la felicidad, tranquilidad y paz de la gente cuando terminan la terapia. Cómo les cambia la expresión por completo. Suspiran y se quedan impresionados, viendo a los caballos con cara de ‘¿qué acaba de pasar?’

A veces le mandan mensajes semanas después, donde le cuentan que han visto cambios positivos, resolvieron el problema, se les quitó un peso de encima o se sienten mejor gracias a la sesión.

“También el saber que estamos contribuyendo a que haya personas más conscientes en nuestra sociedad, en nuestro círculo; que estemos más despiertos y podamos tomar decisiones más conscientes y desde el corazón”.

Carolina García

Nació en Saltillo, Coahuila en 1995. Ama la lectura y narrar historias. Es licenciada en comunicación por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Coahuila. Participó en las antologías de cuento: “Imaginaria” (2015), “Los nombres del mundo: Nuevos narradores saltillenses” (2016) y “Mínima: Antología de microficción” (2018).