Kurt Cobain se suicidó el 5 de abril de 1994 de un disparo de escopeta; su muerte impactó el mundo de la música.
El 8 de abril de 1994 un electricista subió a una pequeña habitación encima de un garage en la ciudad de Seattle. Allí se encontró con el cadáver de Kurt Cobain, quien se había quitado la vida 3 días antes de un disparo de escopeta en la sien. Hoy, a 25 años de su suicidio, sus mensajes siguen vigentes entre la juventud.
El líder de Nirvana tuvo una infancia difícil, al tener padres disfuncionales, nunca pudo encontrar un equilibrio en su vida. Alcanzó el éxito, pero eso no lo liberó de la depresión y sus demonios internos que, finalmente, le orillaron a tomar esa decisión.
Su música, y específicamente la canción “Smells like teen spirit”, se convirtió en un himno para los jóvenes de los 90. En una época de grandes cambios, que definirían los años futuros, Cobain supo expresar la frustración y la ira. Sin embargo, nunca se consideró comprendido por sus fanáticos.
Nirvana alcanzó el éxito con el disco “Nevermind” (1991); pero su tercera (y última) producción, “In Utero”, pretendió cambiar todo lo hecho por el álbum anterior: la calidad del sonido era más natural, sin efectos y menos trabajada.
Fue en la cima de su carreta que Cobain decidió quitarse la vida de un disparo. Dejó una carta para su esposa, Courtney Love, con quien tuvo una hija. “Por favor, Courtney, sigue adelante. Por Frances y su vida, que va a ser mucho más feliz sin mí. Los quiero, ¡los quiero!”, decía la misiva. Además, se describía a sí mismo como “una criatura voluble y lunática. Se me ha acabado la pasión, y recuerda que es mejor quemarse, que apagarse lentamente”.
La leyenda de Kurt Cobain empezó ese día, cuya historia nos permite ver que las estrellas de la música son también personas, con sus defectos y sus demonios. Sin embargo, su legado permanece intacto e incluso más vigente ahora que nunca.
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