JULIANNE MOORE: MUJER QUE TRASCIENDE

Consiguió fama durante los años 80’s. Hoy, se consagra como una de las actrices más importantes a nivel mundial. Aquí te contamos su historia.

POR FABIÁN W. WAINTAL ©

Las playas de Cannes estaban adornadas con publicidades de cine y la alfombra roja cumplía una prohibición de selfies, cuando entre las invitadas más famosas y sin haber estrenado ninguna película sorprendió la llegada de Julianne Moore.

Y después de un evento especial de Mastercard, aceptó la invitación para una entrevista frente al Hotel Martinez, a orillas del Mar Mediterráneo como un perfecto escenario de película.

 

– ¿Si tuviera que elegir un solo rol en el cine, el más emblemático de su carrera que pudo haber cambiado su personalidad… cuál señalaría?

– El proyecto que tuvo el mayor efecto en mi como actriz fue una producción de teatro, ‘Vanya’, la terminamos representando a lo largo de cinco años y yo nunca antes había hecho algo así en mi vida, porque solemos interesarnos demasiado en la TV y el cine, donde se ensaya y se filma.

Pero en este caso, la ensayamos, la interpreté un poco más, con más ensayos, dejamos todo, volvimos a intentarlo un año después, haciendo lo mismo, lo dejamos todo, de nuevo volvimos lo dejamos y de nuevo cuando pensé que ya había tocado la pared, volvimos otra vez.

Eso fue lo que me cambió tanto: saber que yo no puedo decidir cuando una actuación va a funcionar. Si hago algo de una forma a lo mejor cambia después. Eso fue totalmente revolucionario para mí.

 

– ¿Y el rol más original que tuvo en el cine?

– Espero que sean todos (risas). La palabra original para mi signifi ca libertad para trabajar. A mí me gusta ser feliz dónde vivo, controlar lo que puedo controlar, pero en mi trabajo prefiero sentir que estoy viviendo igual que un personaje, delante de cámara. Y para eso, se necesita originalidad..

 

– Usted también es famosa por estar felizmente casada…

– La mayor parte del tiempo (riendo). Sí.

 

– ¿Y cómo fue trabajar con su esposo, Bart Freundlich dirigiéndola en su última película?

– Fue estupendo. En realidad ‘After The Wedding’ es el remake de un drama danés, una película que había sido nominada al Oscar como Mejor Película Extranjera por Susanne Bier.

 

 

“Es importante hablar de envejecer en el contexto que significa estar vivos. Hablamos del tema como si fuera algo físico con la idea de que tenemos cierto control. Y ese sentimiento de control es totalmente falso.”

 

 

– ¿Y es cierto que los roles protagónicos de esta película que son dos mujeres originalmente eran realmente hombres?

– Correcto.

– ¿Cómo fue semejante decisión?

– Yo quería protagonizarla. En realidad no fue mi idea. Mi esposo estaba escribiendo la adaptación del guion, cuando él tomó la decisión de dirigirla y recién después yo di el paso adelante para decile “Bueno, si la vas a dirigir entonces a mi me gustaría interpretar este rol en particular”.

Y de repente, se volvió todo mucho más excitante porque es muy interesante y a mi me parecía posible. Las historias no tienen que estar limitadas a un solo género y es muy fácil cambiar un rol masculino con otro femenino. Eso es lo que hicimos.

 

– ¿Qué opina en ese sentido del mar de cambios con las mujeres en la industria del cine?

– Creo que es importante reconocer que se trata de un mar de cambios que está sucediendo no solo en la industria del espectáculo, en todo el mundo.

Nosotros tuvimos la suerte o la mala fortuna, dependiendo por donde se lo mire, porque tuvimos eventos realmente traumáticos en nuestro trabajo, eventos que la gente probablemente jamás hubiera revelado y mucha gente no conocía hasta que ciertas personas, muy pero muy pocas personas, tuvieron el coraje de salir a contar “Esto es lo que me pasó”.

– ¿Por qué cree que se tardó tanto en generar un cambio?

– Somos seres humanos hambrientos por la solidaridad y el sentido comunitario, en cierta forma, somos animales en manada. Y cuando alguien da un paso al frente, permite que otros lo sigan.

Y así surgió el mar de cambio. Lo maravilloso es que el coraje de un grupo de gente haya permitido que suceda un cambio en todo el mundo.

Todas estas mujeres que dieron un paso al frente diciendo “Mi Dios, esto es algo que antes habíamos aceptado y ahora, unidas, por toda nuestra solidaridad, podemos manifestarnos con libertad”.

Y no es solo en el cine, es realmente muy importante decir que se trata de igualdad y seguridad en todo el mundo.

 

Más de Moore

 

‘Vania en la calle 42’ (1994)

Los críticos aplaudieron a Moore por su papel de mujer atrapada entre dos hombres en esta adaptación ‘sui generis’ de Chéjov, canto del cisne del gran Louis Malle, director de ‘Atlantic City’ y ‘Adiós, muchachos’.

Las fronteras entre simulacro y realidad se confunden constantemente y la actriz domina con maestría cada pequeña evolución.

 

‘El fin del romance’ (1999)

A finales de 1999, un par de películas acabaron de asentar a Moore en la conciencia colectiva. La primera, algo infravalorada, fue esta adaptación de la novela de Graham Greene a cargo del siempre interesante Neil Jordan. Nuestra estrella encarna con total contención a la devota esposa que cae, para su sorpresa, en los brazos del escritor encarnado por Ralph Fiennes.

 

‘Los chicos están bien’ (2010)

Una familia con doble madre (Moore y Annette Bening) se tambalea cuando aparece en sus vidas el padre biológico (Mark Ruffalo) de su descendencia. Jules/Moore, la más extrovertida de las dos matriarcas, tiene tanto amor por dar que decide darle un poco al encantador intruso.

 

‘¿Qué hacemos con Maisie?’ (2012)

¿Hay algo que Moore no sepa hacer? La respuesta, es no. En esta emotiva historia familiar, adaptación de una novela de Henry James, convence nuevamente de sus habilidades dramáticas, pero también sorprende cantando y tocando la guitarra y el piano (su banda de apoyo eran los auténticos The Kills).

Moore es Susanna, ‘rocker’ un poco a la baja, con problemas de temperamento y un narcisismo mayúsculo.

 

Siempre Alice (2014)

Y por fin, Moore ganó su primer Oscar. Quizá no con su mejor película, pero sí con otra gran interpretación: la de una profesora de lingüística de 50 años que, horror absoluto, empieza a perder las palabras como resultado de un Alzheimer. O mejor dicho, un Alzheimer familiar de inicio precoz, una rara variedad que significa que alguno de sus tres hijos podría tener el gen.

 

– ¿Qué tan positiva se siente sobre el debate de la igualdad de género y la batalla de los sexos en Hollywood?

– Lo bueno sobre el movimiento TimesUp, lo que se consiguió en menos de 200 días va más allá de Hollywood, a otras industrias que trabajan por la igualdad y la seguridad en el medio de trabajo, como debería ser.

Y lo bueno de hablarlo y conversarlo juntos es emocionante y revolucionario saber que lo estoy viviendo en carne propia con mi generación. Por eso, me siento muy positiva sobre el futuro y el mundo que puedan heredar mis hijos.

– Para muchas mujeres, el cambio comienza en casa ¿Hay algo en particular que usted plantea con sus propios hijos, para asegurarse que reciban también un mensaje que marque cierta diferencia?

– Como madre, tengo que mostrar el ejemplo. Y me siento afortunada de haber tenido una carrera que mis hijos puedan ver. Ellos han venido conmigo a mi lugar de trabajo y yo también tengo una vida en familia muy fuerte donde les insisto que quiero mantener ese balance entre la familia y el trabajo.

Es algo que siempre quise para mí. Pero hoy también lo quiero para mis hijos. Por eso es bueno hablarlo con ellos a una edad dónde estén lo suficientemente grandes para saber lo que pasa políticamente, pero también es importante encontrar el momento en que estén preparados para escuchar.

No sería lógico hablar del tema a una niña de 4 años, pero en el caso de mis hijos saben muy bien lo que está pasando y es algo que también discutimos entre nosotros.

 

“Las historias no tienen que estar limitadas a un solo género y es muy fácil cambiar un rol masculino con otro femenino… me siento muy positiva sobre el futuro y el mundo que puedan heredar mis hijos.”

  

– ¿El hecho de haber tenido éxito cuando usted ya había cumplido los 30 años, en retrospectiva, cree que fue mucho mejor haber sabido aprovechar la fama con madurez?

– No sé si fama sea la palabra correcta, pero tuve suerte. Yo había empezado a trabajar justo después de salir de la universidad, primero en televisión y después en cine. Todo fue saliendo de a poco y me permitió desarrollar un gusto artístico también, que para mi fue muy importante.

Hoy puedo hacer cualquier trabajo pero también sé lo que me gusta y los roles que prefiero. Eso es lo bueno de haber contado con un proceso de crecimiento.

– ¿Alguna otra lección que también aprendió tarde en la vida?

– Sí, no aprendí a nadar hasta después de los 26 años (Risas).

– ¿Por qué?

– Yo había sido una de esas jovencitas que no le gustaba estar en el agua, cuando era muy niña y en el verano, cuando mis amigas tomaban clases, siempre estábamos mudándonos porque mi padre estaba en el ejército y yo volvía a la casa de mis abuelos donde no íbamos a ninguna piscina.

Y llegó el momento en que ya era demasiado grande para tomar clases de natación y directamente dejé de ir al agua. Y a los 20 años tuve que aprender… para no ahogarme. Tenía que hacerlo, pero fue una buena decisión. Hoy ya puedo nadar bien cualquier ‹mar› de cambios.

– ¿Es verdad que un representante alguna vez le dijo “Trata de verte hermosa”?

– Sí. Y ya no estoy con ese representante tampoco (Risas). Me acuerdo que me sorprendí un poco cuando me lo dijo, pero tampoco me importó porque yo sabía que era diferente como actriz.

– ¿Siempre se sintió tan cómoda y segura consigo misma como se la ve hoy?

– No. A nadie le encanta ser diferente y nadie quiere ser parte de la minoría, es algo psicológico, especialmente en la niñez. Todos queremos ser iguales, parecernos al menos, hablar igual.

Y en mi niñez, al ver que mi color de pelo y mis pecas resaltaban del resto, me hacía sentir incómoda. Es algo que escribí en un libro infantil, Freckleface Strawberry, donde traté de expresar que todos sentimos lo mismo.

– ¿En la adolescencia ganó después más confianza?

– No es algo que se va cuando creces. En la adolescencia seguía teniendo el pelo rojo y pecas y me seguía sintiendo igual pero ya tenía otras motivaciones. Muchas veces, ciertas cosas que sentimos en nuestra niñez no se van tan fácil, simplemente se vuelven menos importantes.

 

“A nadie le encanta ser diferente… Todos queremos ser iguales, parecernos al menos, hablar igual. Y en mi niñez, al ver que mi color de pelo y mis pecas resaltaban del resto, me hacía sentir incómoda. Es algo que escribí en un libro infantil, Freckleface Strawberry.”

 

 

– ¿Y qué siente hoy al escuchar la palabra ‘envejecer’?

– Es importante hablar de envejecer en el contexto que significa estar vivos. Hablamos del tema como si fuera algo físico con la idea de que tenemos cierto control. Y ese sentimiento de control es totalmente falso.

Pero lo bueno de ser actor es que te fuerza a estar atento sobre algo así. Y cuando cuentas historias sobre ese tema te das cuenta que lo importante es estar vivos y saber quiénes somos.

Es algo que le agradezco mucho a la actuación porque me enseñó a darle sentido y forzarme a vivir el presente

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– ¿El mejor lugar en el mundo para estrenar una película?

– Como festival de cine, Cannes significa mucho para mí, especialmente viniendo de Estados Unidos porque quiere decir que me reconocen en uno de las más grandes festivales de cine del mundo.

Y estar en un lugar entre tanta gente de cine o incluso actores, para aplaudirlos como invitada es un momento maravilloso. Es un evento muy especial y muy ‘impredecible’.

 

– ¿Lleva la cuenta de las veces que estuvo en Cannes?

– Si no me equivoco ya van nueve veces.

 

– ¿Cuál de ellos recuerda con más cariño?

– La segunda, cuando estuve yo sola, con el director de la película ‘Savage Grace’. Habíamos llegado para la sección Director’s Fortnight. Fue tan divertido… La pasamos fantástico y me parece que la película se proyectó en la playa, en un evento que hubo esa noche.