¡GRACIAS!

MARIANA CABELLO

Conforme pasan los días, lamentablemente esto de la pandemia se va normalizando. Ya cumplimos medio año de vivir así, con temor a enfermarnos, con miedo a contagiar a nuestros familiares.

Cuando escribí mi primera columna referente a este tema jamás imaginé que, después de 6 meses, seguiría; pues creía que la cuarentena sería suficiente y volveríamos a nuestra vida normal.

Llegué a pensar que eran unas vacaciones y un tiempo de relax para todos: ver series, jugar juegos de mesa y crear actividades diferentes para matar el rato.

Sí, ha pasado de todo a lo largo de este tiempo, lo que más me duele es ver el sufrimiento ajeno y el dolor de los demás.

Muchas personas han perdido la vida, otras han experimentado lo que es tener el virus y lo han descrito como algo terrible, y muchos otros no han sentido nada. Así de complicado es esto, nadie sabe cómo le va a tocar.

También la ansiedad y la depresión se han manifestado, pues el aislamiento social y lo impredecible de la economía han hecho que muchos pierdan sus empleos o presenten ventas nulas en sus negocios.

¿Se aprenderá algo de todo esto?, ¿es una lección de vida?, ¿hay algo positivo en tanto negativo?, o ¿simplemente es algo que debía pasar y algún día lo olvidaremos? Yo sí me lo cuestiono y la mayoría de las veces mis respuestas dependen de mi estado de ánimo.

Ha sido muy difícil adaptarnos a esta nueva normalidad, pero también hemos comprobado que somos capaces de cambiar. ¿Imaginabas algún día que los niños tomarían las clases en línea o que ir a la oficina no era tan indispensable?

Han sido meses de demostrarnos el valor de la familia, de fortalecer los lazos con los nuestros y darnos cuenta de cuál es la verdadera riqueza. También hemos visto en lo que podemos invertir, a quiénes debemos de reconocer y cuáles son los empleos que debemos valorar.

Estas líneas las quiero aprovechar para esto, para dejar plasmado mi sincero agradecimiento a cada una de las personas que han sacado la casta en estos momentos, que a pesar de la tristeza no se han dejado vencer.

Al personal de salud que arriesga su vida a diario y son los que luchan 24/7 con el virus. A los que trabajan en los hospitales y con miedo hacen frente a sus obligaciones.
A los paramédicos que trasladan a los enfermos a los hospitales y con ellos llevan las esperanzas de toda una familia.

A los que les ha tocado cuidar a enfermos en casa, a la gente que trabaja en los laboratorios y hacen cientos de pruebas a diario.

A los que cumplen con las medidas sanitarias, a los ciudadanos responsables, a los empresarios que cuidan de sus empleados, a los emprendedores que apenas iniciaban su negocio, a los maestros, a los abuelitos aislados, a los niños que se han quedado sin escuela, a todos.

A los que se reinventaron, a los que innovaron, a los que se cayeron y luego se levantaron.
A ti y a mí, que seguimos en este camino, sin saber qué es lo que va pasar; pero seguimos teniendo mucha fe y le ponemos corazón a lo que nos toca hacer.

“Siempre hay que encontrar el tiempo para agradecer a las personas que hacen una diferencia en nuestras vidas”, John F. Kennedy.

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.