EL CARAMELO: EL OASIS CULINARIO DE RAMOS ARIZPE

Especiales
/ 1 junio 2025

Hace 87 años, el inventor Alberto Castro, en un rincón de Ramos Arizpe, creó la primera máquina eléctrica para hacer tortillas. Hoy, ese lugar lleva su nombre. Ahí se hizo historia a través de la harina nixtamalizada. Hoy, ese mismo lugar que albergó el molino vuelve a ser el centro de atención por su variedad de tortillas de nixtamal hechas a mano.

Ubicado en la calle Alberto Castro número 950-1 de la colonia Guanajuato de Abajo, El Caramelo restaurante ofrece una experiencia única al combinar la naturaleza, el silencio y la comida. Un oasis en medio de la ciudad industrial.

$!El lugar reúne la modernidad y la historia.

El Caramelo no fue solo un nombre elegido al azar, sino el reflejo de un sueño. En un principio, el lugar estaba destinado a ser un salón de eventos infantiles. Con el tiempo el proyecto tomó un nuevo rumbo y se convirtió en un restaurante. Sin embargo, el cariño por aquel nombre, y por todo lo que representaba, permaneció intacto. Hoy, El Caramelo sigue siendo ese rincón especial donde cada detalle tiene un pedacito de historia y de corazón.

El Caramelo llegó hace poco menos de dos años para consentir el paladar de sus comensales. Los hermanos Andrea y Hugo Daniel Cardona Santos transformaron ese molino en un restaurante donde los sabores del sur y del norte se conjugan.

“Trabajamos con maíz de Puebla y de Oaxaca. Tenemos café de alta especialidad, de Veracruz. También trabajamos con la vainilla de Veracruz, que es una de las mejores”, indicó Daniel Cardona, un joven de 27 años que decidió profesionalizarse en el rubro gastronómico y cuenta con experiencia en restaurantes como Don Artemio y el restaurante Pujol, que posee dos estrellas Michelin.

$!Andrea y Daniel crearon un menú que ha fascinado a los comensales.

Mientras que Andrea Cardona, de 30 años, ha pasado la mayoría de su vida adulta como foránea. Vivió en León y en Texas. Como cliente frecuente de restaurantes y otros lugares de comida rápida, aprendió a conocer el mercado. Como consumidora y mercadóloga, va del empirismo a la cristalización de los proyectos. El menú fue elaborado por Daniel y Andrea.

Daniel recuerda que de niño solía ver cocinar a su abuela. “Crecimos en la casa de mi abuela en el centro”, contó. La cocina es una herencia de parte de su familia materna. “Casi todos cocinan. Mi abuelo cocinaba, tenían un restaurante en el centro... Desde mi abuelo, mi abuela también, los dos hermanos de mi mamá”.

“Yo decidí estudiar gastronomía desde tercero de secundaria. A mí lo que más me motivaba a estudiar era abrir un restaurante... Me apasiona bastante la gastronomía, me encanta trabajar con ingredientes, ver nuevas recetas, conocer la historia del producto, las cosechas. Para mí, lo importante es trabajar con ingredientes de calidad”, dijo Daniel.

$!Su menú ofrece postres, cafés y tortillas nixtamalizadas a diario en el restaurante.

Andrea despertó su gusto por la cocina en la pandemia. Preocupada por su salud, empezó a experimentar con nuevas recetas. “Yo preparaba mis alimentos y los decoraba. Subía las fotos a mis redes”.

Así, Andrea pasó de vivir un momento privado y de autocuidado a ser admirada por sus amigos. Pronto sumó más seguidores, que ya no se conformaban con fotos; también pedían recetas.

“Desde la pandemia cocino. Como yo siempre fui foránea a lo largo de mi vida, no me cuidaba como me cuido ahora. Comía lo que fuera sencillo o en la calle, la verdad, y me encanta esta parte de cocinar saludable y consciente... Yo amo cocinar para mí”.

De ella nacieron las recetas fit que se pueden apreciar en el menú, como los chilaquiles light.

Las habilidades de Daniel y Andrea se fusionaron y dieron como resultado uno de los restaurantes más destacados de Ramos Arizpe. El Caramelo no solo es un lugar para almorzar, sino para consentir con su café de alta especialidad. Tienen una barista y los jarabes que se utilizan son hechos en casa.

$!Los hermanos han creado un espacio gastronómico en Ramos Arizpe.

Sus platillos son acompañados de tortilla recién hecha. “Es muy simbólico para nosotros que hace 40 años se hacía aquí harina de nixtamal y después de 40 años nosotros estamos haciendo tortillas”.

En Caramelo, a diario se cocina y se nixtamaliza, para al día siguiente molerlo y tener masa fresca. Trabajan con cinco tipos: roja, amarilla, cremosa, blanca y negra.

“Tenemos el pan que nosotros hacemos, un cheesecake de queso de cabra, muy conocido aquí en Coahuila. Vamos a empezar a trabajar con vainilla de Papantla”, indicó Daniel.

A punto de llegar a su segundo aniversario, las metas a mediano plazo es extender el horario, vender comidas, tener tardes de café. El lugar cuenta con cuatro niveles y uno de los propósitos es que puedan habilitarse para el servicio. También buscarán comercializar sus propias tortillas. Convertirse en marca.

“Uno de los objetivos cuando empezamos era que la gente viniera a probar. Creo que estos últimos meses lo hemos logrado. Si volteamos hacia atrás o verificamos nuestra base de datos, la gente ya viene por el maíz, y por eso es muy importante trabajar con maíz de buena calidad, porque es el ingrediente más importante de nuestro país”, dijo Daniel.

“Nos gusta ver la diversidad de nuestros clientes. Que vengan de todos lados, que se den ese tiempo y que el restaurante se perfile como un lugar auténtico”, agregó Andrea.

El Caramelo inició como un negocio de almuerzos, pero no se limita a vender comida; busca que los visitantes se sientan en un lugar único y lleno de alegría. Además, Andrea y Daniel valoran a cada uno de sus colaboradores, pues el trabajo en equipo es la clave de su éxito.

$!Hugo Daniel y Andrea Cardona Santos, fundadores.
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