A Lucía Cuéllar le encanta el yoga, que definitivamente ha cambiado su vida.
CAROLINA GARCÍA / FOTOS LUIS MELÉNDEZ
Son tantos los beneficios físicos y mentales del yoga que Lucía Cuéllar Ortiz decidió convertirse en instructora para transmitirlos a los demás y aportarles bienestar en sus vidas.
Conoció esta disciplina hace 15 años, cuando su mamá la invitó a una clase de Ashtanga yoga. “Me interesó mucho, ya que es una práctica en donde trabajas el cuerpo, la respiración y la meditación para ayudar a sanar el cuerpo”, contó.
Por 14 años solo practicó Ashtanga, que es “muy exigente a nivel físico, en la que se sigue una secuencia de asanas (posturas) siempre en el mismo orden”, explicó. Durante ese tiempo, tomó varios cursos con distintos maestros de nivel nacional e internacional.
Empezó con Vinyasa y Power Vinyasa hace un año, con instructores de Estados Unidos. En este estilo “no se tiene que seguir la misma secuencia, sino que cada clase puede ser diferente, con diferentes posturas y enfoque, fluyendo de una postura hacia la otra mediante la respiración”, explicó.
A Lucía, esta actividad le ha ayudado a ser mejor persona con los demás, a conocerse, aceptarse como es y a tomar decisiones. Le hace sentirse bien, disminuye su estrés, le da energía e incrementa su flexibilidad y fuerza. Por ello, quiso compartirlo.
Para poder dar clases de Vinyasa y Power Vinyasa, terminó su certificación de 200 horas, que tomó con una maestra reconocida de Miami hace dos meses. En ella, aprendió sobre temas de anatomía, alineación, ajustes y modificaciones de las posturas, diseño y creación de secuencias, respiración, meditación, historia, filosofía y estilo de vida del yoga, branding y marketing.
“La práctica del yoga me ha enseñado a estar presente, disfrutar el momento, a observar y estar consciente de mis pensamientos y emociones, y a conocerme mejor”.
El mayor reto de su carrera es ahora que está empezando a dar clases, pues nunca lo había hecho. Pero “la mayor ción es ver a la gente salir de tu clase contenta y sentir esa vibra tan bonita y positiva después de cada clase, y saber que les estoy aportando algo bueno”, expresó. Esta disciplina brinda beneficios tanto físicos como psicológicos: relaja el sistema nervioso, disminuye la presión sanguínea y la inflamación, mejora la digestión y la salud cardiovascular y ayuda a combatir la artritis. Además, te hace dormir mejor, estar presente y disfrutar el momento y reduce el estrés, la ansiedad y la depresión.
Recomienda a quienes desean practicarla que primero definan el estilo, pues cada uno ofrece distintos beneficios. “¡Después simplemente empezar! No importa tu edad, nivel de flexibilidad, complexión, ¡el yoga es para todos!”, señaló.
También deben tener paciencia, pues puede ser frustrante no poder hacer todas las posturas desde las primeras clases. “Aveces el cuerpo necesita tiempo, por lo que es importante aceptar cada etapa del camino en la que nos encontremos y disfrutar el proceso”, señaló.
A futuro, Lucía espera llegar a más personas y tener su propio salón de yoga.
Años de experiencia: 15 años
Lo que más te gusta del yoga: Sea lo que sea que esté pasando en el exterior, la práctica de yoga es un lugar que te hace olvidarte de todo lo externo. Te hace sentir vivo, tranquilo y conectado.
¿A quién dedicas tus logros? A mi familia.
Si pudieras cambiar algo del mundo, ¿qué cambiarías? El hambre en el mundo.
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Instagram: @luciacuellar_