EDUARDO ECHEVARRÍA, MEXICANO DE VALOR

 El ingeniero industrial se mudó a China para apoyar en la instalación de una nueva planta.

Eduardo Echevarría Reyna emprendió un viaje de 9 mil 500 kilómetros en 2011 para trabajar en Shanghái, donde demostró que los mexicanos pueden triunfar en cualquier parte del mundo.

Eduardo trabaja en Benteler, una empresa alemana que fabrica sistemas de suspensión y chasís para automóviles BMW, Mercedes-Benz, Cadillac y Volvo. En 2011 se preparaban para instalarse en China y le invitaron a dar soporte a la nueva planta.

“La misma plataforma de trabajo que estábamos haciendo en América se iba a lanzar en China y me solicitaron un soporte de dos años”.

Chang Zheng, Peng Yu, Hongxia Wang, Jef Sun, Eduardo Echevarría y Jia Yu.

“De ahí empezamos a analizar la situación, ya que en aquel momento teníamos una niña de cinco años y una de dos, para ver cuáles eran las ventajas y desventajas de aceptar el reto”, recordó.

En julio de ese año realizaron un viaje de reconocimiento para conocer las condiciones de vida en Shanghái, sus escuelas, sistema de salud y posibles hogares. Aceptaron mudarse por dos años, pero debido al crecimiento de la compañía el plazo se extendió a cinco y después a permanente.

Adentrarse en la cultura china ha sido un reto, empezando por el idioma. Allí no es tan común que la gente hable inglés y llevan una vida más privada. Además, la comida es muy distinta, desde los ingredientes y hasta las horas de servicio.

“Tienen horas muy diferentes para comer, a las 12 del día, y uno está acostumbrado a más tarde. En las empresas y en los centros comerciales también sirven en horarios de 11 a 13 horas.

“Aquí la sociedad es un poco cerrada, entonces tienes que trabajar mucho, respetar la sociedad, sus leyes, su idiosincrasia”, explicó.

Eduardo y Liliana con sus hijas Fátima y Renata.

Al ser una compañía global, Benteler busca trabajar de la misma manera en México, Alemania, Brasil o China y para lograrlo debe transferir sus procedimientos, estándares, conocimiento y experiencia a sus nuevas plantas. Este proceso fue complicado por la cuestión del idioma.

A pesar de las dificultades, se han desempeñado de manera satisfactoria e incluso han recibido reconocimientos a lo largo de nueve años. Sin embargo, para Eduardo el mayor orgullo ha sido demostrar que los mexicanos son potencial de éxito en el extranjero.

“Que se reconozca que un mexicano hace las cosas y las hace bien dentro y fuera del país. Eso es lo que más reconozco”, expresó.

Eduardo Echevarría.

No vivió el inicio de la pandemia de coronavirus en China, pues se encontraba de vacaciones en México con su familia. Tiene casi dos semanas de haber regresado y considera que el país ha tomado las medidas adecuadas para contener el virus.

“Los resultados se ven, pues los números ya no están disparados exponencialmente. Ya tienen más recuperados que casos generados de momento y el aislamiento que están solicitando, tanto el paro de actividades de la industria, comercios, escuelas, eso ha ayudado mucho”, contó.

Para Eduardo, de haberse quedado en Saltillo también se hubiera enfrentado a retos profesionales, pero tarde o temprano se habría mudado por la inercia de la industria automotriz, ya fuera a Estados Unidos o Canadá.

Espera seguir en el extranjero, para proporcionarle a sus hijas un mundo global, no uno local, que les brinde oportunidades de vida y profesionales, ya sea en China o en otro país.

Eduardo Echevarría con su esposa Liliana Mora y sus hijas Fátima y Renata.

Comentario

“Era un país completamente diferente a México, íbamos a estar cerca de 9 mil 500 kilómetros de distancia y la gente de Saltillo somos muy arraigados a la familia, muy cercanos, lo cual complica la decisión de salir o no de Saltillo. La motivación profesional fue experimentar nuevos rumbos, nuevos países, una nueva cultura y dar de qué hablar positivamente de un mexicano, de un saltillense fuera del país”.

 

Eduardo Echevarría Reyna

Estudios en Saltillo: Ingeniería Industrial en el Instituto Tecnológico de Saltillo.

¿Cuándo te fuiste de la ciudad?

Septiembre de 2011

¿Dónde vives actualmente?

Shanghái, China.

¿A qué te dedicas?

Trabajo para una firma alemana que hace piezas para diferentes marcas de automóviles BMW, Mercedes-Benz, Cadillac y Volvo.

¿Qué es lo que más extrañas de Saltillo?

Al resto de la familia, en primer plano, a los amigos y esos tiempos de convivencia, de estar con la familia y los amigos en los fines de semana. Las celebraciones que tienen, el cumpleaños de tu ahijado, la boda de tu primo. Eso es lo que más se extraña.

Anécdota de Saltillo que ponga una sonrisa en tu cara: me acuerdo de la celebración de Santo Cristo, la fiesta del 6 de agosto. Eso siempre lo tenemos nosotros muy presente como familia. Todos los años asistíamos al novenario, a la fiesta, ir a la misa, dar gracias. Eso es algo que yo tengo muy presente.

¿Qué es lo que más añoras de comida de Saltillo?

Los platillos, ya trayéndote condimentos y haciendo su sustitución de algún material aquí, ya no llega a extrañarse. De vez en cuando unas quesadillas de huitlacoche en maíz azul sí se extrañan, un cabrito al carbón también. Pero cuando llegas a México son cosas que primero haces.

¿Qué le agradeces a Saltillo?

Yo no elegí nacer ahí, pero una vez naces ahí agradeces tener la familia con la que crecí, la familia que realmente formamos ahí, porque también a mi esposa la conocí en Saltillo. Te da un vínculo, te da ese amor que en otras partes del país se maneja diferente.

Comida favorita: los tacos

Bebida favorita: cerveza bien fría

Lugar favorito para comer: hay unos locales que venden noodles, son muy sabrosos, y los dumplings, que son los más típico de China. Uno de nuestros restaurantes favoritos se llama Yasmine, es un steak house.

Lugar turístico: el jardín Yu, el pueblo Qibao o Water Town y la zona financiera de Shanghái.

José Torres, Fátima Echevarría,  Paulina González,  Renata Echevarría, Eduardo Echevarría, Alejandro Martínez y Fernando González.
Carolina García

Nació en Saltillo, Coahuila en 1995. Ama la lectura y narrar historias. Es licenciada en comunicación por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Coahuila. Participó en las antologías de cuento: “Imaginaria” (2015), “Los nombres del mundo: Nuevos narradores saltillenses” (2016) y “Mínima: Antología de microficción” (2018).