Lunes 31 de marzo
TEXTO: SARAH ESTRADA
FOTOS: ALEJANDRO RODRIGUEZ
Con 125 libros escritos por estudiantes y una serie de actividades culturales, la 2° edición de la Feria del Libro de La Salle Ignacio Zaragoza rindió homenaje a la palabra, a la memoria y a figuras entrañables, como Armando Fuentes Aguirre “Catón” y su esposa, María de la Luz de la Peña de Fuentes.
El primero en tomar el micrófono fue Javier Fuentes, hijo del homenajeado. Su discurso fue un retrato de amor: habló de la memoria inagotable de su padre, de cómo recita poemas enteros sin equivocarse, de cómo dirige sinfónicas imaginarias o se emociona con los detalles más sencillos. “Aunque los años pasan, sigue siendo tan infatigable como cuando era joven”, describió.
Luego habló Esther Quintana, secretaria de Cultura del estado, quien reconoció con entusiasmo el esfuerzo detrás de cada texto. “Ustedes tienen ese don. Ténganlo siempre presente”, les dijo a los jóvenes escritores. “Mucho va a depender de ustedes”, insistió. Agradeció a Catón por sus palabras diarias, por su humor y su profundidad.
Nicté Ruiz, directora de “RUMA: arte y comunidad”, habló de la importancia de preservar nuestras raíces, de sentirse orgullosos de lo que somos, y de cómo la lectura le ha permitido entrar a mundos imaginarios tan poderosos como los que plasma en las piezas que coordina.
El Hno. Luis Arturo Dávila de León, director general del colegio, explicó que la feria es el cierre simbólico de un año de trabajo lector. Detalló que estudiantes de todos los niveles participan en actividades diseñadas para fomentar el gusto por la lectura, la idea es clara: enamorarse de la cultura no por obligación, sino por descubrimiento.
Cuando Catón tomó la palabra, el silencio fue total. Lo rompió a su manera: con humor. Recordó la frase de Groucho Marx: “no merezco este homenaje, pero tengo artritis y tampoco la merezco”. Habló de la gratitud, de la lectura como refugio, de su esposa, de su historia de amor nacida en un camión. “Ella es”, mencionó haber pensado cuando conoció a María de la Luz y que, al cabo de una semana de salir juntos, le pidió unieran sus vidas en matrimonio.
Recordó también sus días como reportero, su paso por el periodismo, las reuniones que todavía mantiene con otros exalumnos, y dirigió su mensaje a los jóvenes: “En los libros está la belleza, está el amor. Lean los libros sagrados, pero también los otros libros sagrados: los de Cervantes, Shakespeare, Borges, García Márquez…” No fue una despedida, pero sí una última lección: “Venimos a este mundo a ser felices, y a dar felicidad a los demás”.
La feria estuvo abierta al público y se cerró el viernes 4 de abril por la noche con una presentación de ópera. También se inauguró una sala de lectura que ahora lleva el nombre de Armando Fuentes Aguirre. No como una placa simbólica, sino como un espacio vivo para estudiantes y lectores.
En cada libro firmado por un joven autor, en cada alebrije, en cada nota de orquesta, en cada palabra dicha desde el alma, hay una certeza que permanece: leer es un acto de libertad.
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