Aprender a vivir con carencias, un bien más que un mal | Saltillo360

Aprender a vivir con carencias, un bien más que un mal

No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita.” Agustín de Hipona

Actualmente, es común escuchar que hay más jóvenes que padecen depresión o tienen problemas de adicciones, niños con actitudes tiranas cuando no obtienen lo que desean y contextos familiares en el que todo problema se resuelve comprando cosas o comprando a las personas. Recién leí una frase que decía “No confundas calidad de vida con nivel de consumo.” No por comprar más eres más feliz o por vivir en una casa más grande vivirás con mayor calidad de vida. Y es que ahora entiendo a Ramana Maharshi cuando dice que la máxima dicha es no necesitar nada. Pero, ¡Qué difícil parece! Todos somos consumistas, a todos nos gusta comprar, atesorar, y la sensación de tener las cosas. Tal vez nos da cierto placer en el momento, pero es algo momentáneo, que después se olvida y deja una sensación de vacío inexplicable.

Recuerdo que en una ocasión, cuando yo era niña, quería tener los tenis KSwiss. En ese entonces, eran los tenis de moda y que todo mundo traía. Recuerdo la frase de mi mamá cuando me dijo: “Tú no necesitas esos tenis, eres hermosa así tal cual eres, con los tenis que traigas puestos, la marca que sea. Unos tenis no te hacen más y mejor.” Hoy valoro que me haya hecho entender, que no necesitaba de unos tenis para ser “más feliz” o sentirme increíble. Aprendí que no necesitaba de esos tenis realmente. Mi mamá no sabía que con eso me estaba dando una lección de vida “No necesitas de eso para ser feliz.” Es natural desear las cosas, quererlas, pero hay que identificar porqué las deseamos. Y esta lección creo que debemos aplicárnosla de manera constante. No necesitamos de ese auto, de esa bolsa, de ese objeto o experiencia material, para ser mejores. El desear las cosas es bueno, porque inyecta una energía positiva de querer avanzar, lograr cosas, pero cuando no podemos ser felices ni disfrutar de lo que tenemos porque no tenemos eso, ahí está el problema. Hay que aprender a vivir con el “ya habrá momento” o preguntarme ¿Realmente lo quiero y lo necesito?. El mejor regalo que me dio mi mamá con esa lección, fue liberarme de tener que vivir en el estándar de todo y ser segura de mi misma tal cual soy. Si deseo traer algo es porque me gusta, no porque los demás lo hacen.

La sociedad actual nos invita al consumismo absoluto. Todo se arregla comprando, al cabo que lo pagas después, todo se puede pagar a plazos pero lo importante es tenerlo. Ya no nos permitimos “anhelarlo”, porque existe un sin fin de formas para conseguirlo. Pero es importante que recordamos que ese “lo quiero y no lo tengo” también es bueno, y también es bueno que nuestros hijos lo vivan. Hoy queremos resolver y llenar cada vacío, no queremos sufrir ni que nuestros hijos sufran ninguna carencia. Papás: los hijos con carencias son mejores personas. Las carencias enseñan a valorar, a anhelar, reconocer lo importante, a luchar, lograr objetivos, a disfrutar y agradecer de lo que si se tiene. Si aprendemos a vivir con carencias y enseñamos a nuestros hijos que siempre habrá carencias pero que lo importante es enfocarse en lo que tiene uno por dentro, en que uno vale por lo que es y no por lo que tiene o trae puesto, les estaremos dando unas de las mayores lecciones para su vida.

Henry Van Dyke afirma que “La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.” Volteemos y miremos a nuestro interior, reconozcamos los talentos, las cosas buenas que tenemos y que Dios nos ha dado, y aprendamos a ser feliz en este momento presente. Si comprendiéramos que la paz interior, el agradecimiento, el soltar todo tipo de rencor y resentimiento, es lo que da la verdadera felicidad interior, dejaríamos de enfocarnos en lo que carecemos.  La clave para no necesitar la aprobación de nadie es creer en ti mismo y amarte así tal cual eres, pase lo que pase. Tener la capacidad de perdonarte y liberarte, y soltar esa necesidad de pertenecer y ser perfecto.

Einstein decía, si quieres vivir una vida feliz, átala a una meta, no a una persona o un objeto. Hagamos conciencia de que sólo en la batalla y en el caminar del día con día, encontramos la felicidad. Que el aprender a vivir con estragos y carencias, nos ayuda a voltear a ver lo verdaderamente importante. Sólo en esa medida, seremos felices y gozaremos de las maravillas que Dios nos da. Dejemos de fijarnos en lo que tiene el otro que yo no tengo y valoremos lo que si tenemos. Permitamos que nuestros hijos deseen ese juguete y vivan esa carencia, les enseñará a disfrutar y valorarlo cuando lo tengan y a darse cuenta que no pasa nada si no lo tienen.} else {

Marijose César

Mamá, esposa, terapeuta y coach Internacional por la Escuela Internacional de Coaching en España y en New York University, Certificada en Superar pérdidas emocionales por The Grief Recovery Institute. Experta en Comunicación asertiva.