SALTILLO GASTRONÓMICO (3)

JESÚS R. CEDILLO

Le recuerdo la ficha del libro que estamos explorando en clave gastronómica, la novela “Las tres hermanas”, de la autoría del saltillense don José García Rodríguez (1872-1948). Libro inédito por lustros, el cual finalmente debe su luz de edición a la impresión de Armando Fuentes Aguirre, cuando éste era Director del Ateneo Fuente en 1981. La novela consta de poco más de 270 páginas bien escritas, bien narradas. En el texto hay al menos 60 referencias gastronómicas (comida y bebida), con lo cual nos podemos dar una fiel idea de lo que se comía en Saltillo en los inicios del siglo XX, es decir, el período convulso cuando surgen los brotes de la Revolución Mexicana.

Sin más preámbulo, van algunos fragmentos del texto donde se cuenta sobre comidas, bebidas, merenderos, cantinas, bares (pulquerías, realmente), restaurantes y las maneras de ir a la tabla (eso llamado cultura) en ese Saltillo y norte nuestro ya perdido en las recuas de la memoria: “Corrieron éstos atropelladamente hacia la cocina, a ordenar que los mozos llevaran la cerveza helada para don Juan Manuel, y otras bebidas apropiadas al gusto de las señoras y demás personas de su posición y respeto. Pronto el travieso espíritu del coñac y los cocteles arreboló las mejillas, encendió las miradas y tornó fáciles y ruidosas las palabras y las risas”.

“Por calles oscuras, entre huertas umbrosas y solares desiertos, llegaron a la esquina del callejón de las Ánimas y la vereda de San Isidro. Allí estaba “La Tina Verde”, pulquería muy popular, no sólo en el barrio, sino en todo Santiago…”

“Acabo de visitar a una pobre mujer que se está muriendo, en la mayor miseria, tirada en un montón  de trapos sucios, y sin quien la atienda, pues los vecinos, tan pobres como ella, tienen que trabajar para vivir, y además, no pueden darle otra cosa que una tacita de atole y una tortilla”.

“Don Juan Manuel y sus convidados pasaron la tarde en la merienda de elotes, asados junto a la milpa por un experto en tan delicada maniobra que comprende desde la adecuada situación de la lumbre y la selección de los elotes, hasta la manera de arrojarlos al fuego y sacarlos cuando están a punto…”

“Doña Trini, curada de sus melancolías habituales estaba más gruesa, con el pellejo de la cara más terso y menos rubicunda, y entregada, con singular apasionamiento, a la lectura de sus novelas favoritas, de las que ya tenía un gran rimero. Su comida consistía en pollos y legumbres bien condimentados, y en el desayuno, la merienda y la cena tomaba chocolate con molletes o marquesotes, preparados por Andrea…”

“(El librero Pérez)… contrató su asistencia en la Fonda de la Güera, donde le daban de comer muy a su gusto. Era buen patriota y tenía excelente estómago; cualidades que le permitían no desairar los chiles rellenos, el mole poblano y la fritada de cabrito, que constituían el perenne menú del establecimiento.”

“… presidida la tertulia por doña Trini y don Cuco que juzgaba aquel bienestar como obra suya, comenzaban a circular las copas de vino generosos para las mujeres, y de coñac para los hombres”.

Regresaremos con un cuarto texto como coda.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.