Cómo ser padre después del divorcio

Los padres deben seguir actuando como tales. Deben seguir siendo los adultos y es difícil hacer eso cuando transitan uno de los períodos más difíciles de sus vidas. Siempre priorice a los niños, incluso si está enojado.

Cuando viene una pareja a su estudio de Manhattan para cerrar los detalles de un acuerdo de divorcio que luce especialmente contencioso, el abogado Todd Spodek agrega algo a la decoración de la sala de conferencias de paredes verdes, algo que espera que calme los ánimos: distribuye fotos de los hijos de la pareja por la superficie de la mesa de madera a la cual las dos partes se sentarán para enfrentarse.

“Pido las fotos por anticipado, fotos de los niños en diversas situaciones: de campamento, en casa, en lo de los abuelos”, cuenta el abogado, que estima haber tratado miles de divorcios. “Les digo: ‘La forma en la que se manejen será parte de la vida de ellos’ (…) Eso ayuda. La gente resuelve diferencias locas”.

El Gobierno de EE.UU. afirma que el 41 por ciento de los primeros matrimonios, el 60 por ciento de los segundos y el 73 por ciento de los terceros terminan en divorcio. Cerca del 30 por ciento de los matrimonios disueltos son de parejas con niños menores de edad, lo que implica que por más que esas dos personas se separen, es improbable que cada una pueda hacer su camino. La mayoría de las parejas divorciadas con hijos terminará coordinando horarios y finanzas y reuniéndose en eventos importantes para la vida de sus hijos durante años, incluso décadas.

Las recomendaciones sobre lo que necesitan los hijos durante y después de un divorcio siguen evolucionando gracias a los estudios, que señalan cada vez más decisiones tomadas por los padres que pueden beneficiar o lastimar a sus hijos. Por ejemplo, ahora los expertos dicen que, de no haber abusos o negligencia, los niños se benefician por tener relaciones fuertes con ambos padres. Se indica a los padres que disuelven una unión que deberían tomar decisiones familiares concentrándose exclusivamente en lo mejor para sus niños.

“Los padres deben seguir actuando como tales. Deben seguir siendo los adultos y es difícil hacer eso cuando transitan uno de los períodos más difíciles de sus vidas. Siempre priorice a los niños, incluso cuando esté enojado o estresado por lo que haga o diga el otro padre”, afirma la psicóloga clínica Valerie Hale, de Salt Lake City.

“Sus conflictos nunca deberían ser más importantes que las necesidades de sus hijos”.

Estabilidad y tacto
En 1995, cuando Gaylynne Gallegos (por entonces Fisher), de North Salt Lake, atravesaba un divorcio, supo que estaba tomando decisiones que cambiarían no sólo su vida, sino también la de sus tres hijos, que tenían 11, 12 y 13 años. Decidió que cada decisión que tomara durante el resto de su infancia estaría pensada para ellos. Entonces, para mantener la estabilidad, vivieron en la misma casa, fueron a la misma iglesia y tuvieron los mismos amigos y actividades que cuando los padres estaban juntos. El único gran cambio que hizo ella fue volver a la facultad para terminar la formación que había pospuesto. Eso también fue por los chicos: la volvió más capaz de mantenerlos.

Estudios posteriores apoyaron el instinto de Gaylynne de que preservar una vida familiar y estable ayudaría a sus hijos a prosperar. Muchas investigaciones subrayan la inestabilidad como un “importante factor en la capacidad de los niños de adaptarse a un divorcio. Normalmente, después del divorcio ellos atraviesan una larga serie de cambios que les complican la vida”, sostiene Alan Hawkins, profesor de Vida Familiar de la Universidad Brigham Young. Las familias pueden desarraigarse y hasta cambiar varias veces de casa, lo que interrumpe la escuela, las amistades y otras cosas. Además, cuando los padres divorciados empiecen a salir de nuevo, quizás los niños vean “una serie de relaciones. Las investigaciones sugieren que una situación estable con padres solteros es, en promedio, (mejor) para los niños que ese tipo de transiciones familiares”, agrega Hawkins.

De no haber abuso o un problema grave parecido, los padres por divorciarse deberían trabajar juntos y asegurarse de que sus niños mantengan relaciones fuertes con ambos padres. Trabajar en equipo brinda un lugar y poder de decisión a ambos padres en la vida de sus hijos.

Sin embargo, aunque Hawkins señala que muchos estudios sugieren que un buen trabajo en equipo de ambos padres tras un divorcio está asociado a mejores resultados para sus niños, también observa que no es algo infalible. Por ejemplo, según Hawkins, un estudio respetado de Penn State University reveló que un buen trabajo en equipo de los padres ayuda a fomentar buenas relaciones entre ellos y los hijos y a reducir los problemas de conducta, pero no hizo la diferencia en otras variables examinadas. “Los padres deberían tratar de mantener una buena relación entre sí, pero quizás no deban esperar que con eso eviten todos los posibles problemas para sus hijos”, afirma Hawkins.

Hale solía hacer evaluaciones de la custodia y preguntarles a los niños qué era lo que más les preocupaba mientras sus padres se divorciaban. Casi siempre era no verlos o que uno de sus padres se entristeciera. Los niños necesitan que los tranquilicen asegurándoseles que aunque las cosas cambiarán, siguen teniendo dos padres. Si un niño vivirá con uno, el otro puede ayudar diciendo “Sé que me amas. Está todo bien entre nosotros”. Los niños se benefician si sienten que sus padres están bien, según Hale.

En casos en los que uno de los padres hizo algo que provocó el divorcio, como ser infiel, y los niños lo saben, el otro padre debería reconocer “que esa conducta estuvo mal, pero el padre sigue siendo buena persona y los ama”, sostiene la psicóloga Julie Davelman, de Tinton Falls, Nueva Jersey.

En un divorcio, los hijos pueden perder a primos, tíos y otros miembros de uno o ambos lados de la familia debido al conflicto, afirma Fran Walfish, psicóloga de relaciones y familias de Beverly Hills, California. “Nutra, fomente y facilite las relaciones actuales (…) Cuanta más gente ame y se preocupe por sus hijos, menos doloroso será el divorcio. Deje que su hijo sea amado por mucha gente”.

 

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¡No me digas!
La forma en la que antiguas parejas hablan entre y sobre sí tiene un impacto enorme sobre los hijos.

Spodek describe el divorcio como una relación personal con componentes de una de negocios. Si las parejas que se separan pueden comunicarse dentro de ese marco, se evita lo tóxico, según él.

“Hable con el otro padre como hablaría con un cliente”, concuerda Hale. “Se puede hablar con pacientes, profesores, colegas del trabajo y otras personas con mucho decoro (…) Una buena comunicación entre los padres es breve, educada y se basa en hechos”.

Ella enseña a sus clientes el poder de un solo sonido sin compromiso, algo entre un “Ajá” y un “Mmm…”. Es una gran respuesta si un hijo se sube al auto y anuncia que a la nueva esposa de papá le parece que su antecesora es mandona. “Es la mejor palabra del inglés”, afirma Hale. “No suba hasta esas cosas”.

El mayor tabú es hablar mal del otro padre ante un hijo y hacer que los hijos transmitan mensajes de un lado a otro por no querer hablar con el otro padre.
Gallegos atribuye haber tomado clases de Desarrollo Infantil en la facultad mucho antes de casarse por su capacidad de atravesar el campo minado que creó el divorcio. Nunca les habló mal de su ex a sus hijos. ”Eso realmente afecta la forma en la que el niño ve a una persona, y ellos son parte de esa persona. Yo quería que tuviesen toda relación posible con él”, cuenta. “Ellos tenían que descubrir cómo”.

La comunicación con el círculo extendido también importa. Las parejas que se divorcian deberían agradecer a amigos y familiares por el apoyo y por amar sus hijos y luego pedirles que no cotilleen ni hablen mal de ningún ser querido de los niños, ni siquiera de un nuevo padrastro.

No se estremezca
Tanto Ty como Linda Hatfield, de Huntington Beach, California, atravesaron el divorcio de sus padres: Ty tenía unos 12 años y Linda era una joven adulta. Padres de tres hijas mayores, los Hatfield usaron sus antecedentes como agente de la ley jubilado y especialista en desarrollo infantil de trampolín para convertirse en tutores de padres y abrieron un programa sobre crianza basado en estudios llamado Parenting From the Heart (Ser padres desde el corazón).

Ellos creen que los padres deben reconocer y estar al tanto de los sentimientos de sus hijos a lo largo del proceso de divorcio, algo difícil, según Ty, especialmente para los “padres que no andan muy bien personalmente”. No minimice los problemas diciendo “No te preocupes, cuando nos mudemos harás nuevos amigos”. Reconozca lo que siente el niño y siempre que sea posible y adecuado para su edad, permítale elegir, afirma la pareja.

También sugieren tratar a los hermanos como equipo en vez de dejar a todos a cargo de uno, siempre y cuando no haya demasiada diferencia de edad.

Además, fomentan las reuniones familiares donde los niños pueden ofrecer sugerencias para resolver problemas y se pueden tomar decisiones entre todos.
Individualmente, los niños también necesitan tiempo a solas con cada padre. Los que se están divorciando son los padres, no los hijos, explican los Hatfield.

Cuando los niños ven que sus padres se adaptan bien y mantienen un equilibrio, son más propensos a hacer lo mismo.

Lisa Orban, madre de cinco hijos en Quincy, Illinois, y autora de “It’ll Feel Better When it Quits Hurting” (Se sentirá mejor cuando deje de doler), dice que después de divorciarse, ella fomentó las relaciones entre sus hijos y otros adultos que los apoyaban y los cuidaban, como los abuelos. Ella quería que sus hijos tuviesen cerca buenos modelos capaces de escucharlos y amarlos.

Scott White, un orientador de secundaria de Montclair, Nueva Jersey, vio lo que ocurre con los niños durante un divorcio… incluyendo a los suyos. Su consejo para los padres es siempre negociar todo de buena fe, desde el dinero hasta la custodia, las vacaciones y la tenencia. “Hablen entre sí, no mediante abogados”, declaró.

 

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Más cosas que hacer y evitar
La mayoría de los expertos entrevistados para esta nota recomiendan a los padres tomar clases de paternidad. Y todos sugieren a aquellos padres que anden en problemas buscar asesoramiento profesional para ellos y para los niños de ser necesario.

Los padres deben pensar en todo. Incluso cosas pequeñas pueden provocar mucho daño si alguien se excede, según Hale. Los padrastros, ansiosos por ser aceptados y amados, a veces crean conflictos al usurpar el papel de un padre biológico; por ejemplo, llevando al niño a cortarse el cabello o participando demasiado en clase, por ejemplo. “No es el hijo de uno”, afirma Hale, quien agrega que a menos que uno tenga muy buena relación con el padre biológico del niño, es necesario tener cuidado.

Para negociar un divorcio con éxito también hace falta ignorar ciertas cosas.

Si los niños hablan sobre lo que sucede en la casa del otro padre, Davelman sugiere tomarlo como si hubieran ido a visitar a un amigo: algo interesante, pero no personal.

Sin embargo, hay gente que no puede dejar pasar una. Hale cuenta que cuando un cliente pronuncia las palabras “el principio de la cosa”, ella piensa: “Escríbale un cheque por US$10.000 más a su abogado”.

Ningún divorciado tomará siempre la decisión correcta. Pero para Hale, la buena noticia es que a la mayoría de los padres les va bien y la mayoría de los niños resiste y prospera. No suele ser la batalla épica que se ve por TV. La cosa tiende mucho más a tratarse de padres que intercambian mensajes sobre regalos de Navidad, horarios y talles. Se llevan bien de manera razonable.

Incluso cuando no les sale bien a los dos padres, hay esperanza. “Con que sólo uno de ellos sea amable, reflexivo y receptivo, los niños van a estar bien. Usted puede ser ese padre”, observa Hale.

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