Debemos continuar viviendo como si estuviéramos completos sabiendo que somos incompletos
Hay que vivir el dolor sintiéndolo. Cuando el corazón quiera. A veces son dosis pequeñas e intensas de dolor, como si una ventanita se abriera y dejara escapar la presión tan tremenda que lo sofoca. Duele el alma, es algo que solo el que lo sufre lo siente, y se puede manifestar físicamente. Atiéndete, come bien y duerme bien aunque no quieras. Aunque sea poco, pero hay que alimentar al transporte del espíritu. Hay que reconocerse y autoauscultarse. Duele tanto, que no te pelees con el dolor, reconcíliate con él y adóptalo. Aprenderás a vivir con el en la medida que vayas aceptando que tuviste una perdida y que estas incompleto. Si tienes creencias espirituales aférrate a ellas como a un mástil en medio de la tormenta. Ora por tu fe, que es el escudo y arma más fuerte de la vida.” Maristela de la Peña
Marcelo Rittner tenía razón al decir que “Nadie puede decir que sabe mucho sobre la vida, si su sabiduría no incluye una relación con la muerte.” Una persona me pidió que escribiera sobre este tema, y con toda la humildad, quisiera compartirles algo a ustedes que se esfuerzan en su vida diaria, que se levantan todos los días buscando encontrarle un sentido a su pérdida. Cuándo me certifiqué en The Grief Recovery Method, comprendí que no es fuerte el que calla sus emociones, que es necesario expresar lo que se siente. La clave para recuperarnos de ese dolor emocional es tomar acción reconociendo, explorando esas emociones, ya sean negativas o positivas, pero no esperar que pase el tiempo.
Todos experimentamos pérdidas pero pocas veces sabemos cómo procesarlas. Samuel Albaz decía que cuando el alma pierde a un ser querido es cómo si el corazón llorara y sólo Dios pudiera escucharlo. Un llorar silencioso y sin salida, con una sensación de pocas fuerzas para seguir. Después de la muerte de un ser querido, ni uno sigue siendo el mismo. Es posible que el día a día se perciba cómo una agonía que controla la vida. Y es que en cierta forma el dolor siempre estará con nosotros, es parte de la psicología del ser humano. Pero ¿Cómo atravesar este dolor? Te comparto algunas estrategias de la Dra. Katherine Nordal: Habla sobre la muerte de tu ser querido. El negarte o decidirte a no hablar sólo te aisla, te frustra y te lastima. Háblalo. Acepta tus sentimientos y emociones. Es normal sentir tristeza, rabia, frustración, agotamiento. Sea lo que sea, acéptalo y permítete sentirlo.
Cuídate y cuida a tu familia. Come bien, haz ejercicio, descánsate. Ayuda a otras personas que lidian con la pérdida. Para ayudarnos en nuestro propio dolor hay que aprender a estar ahí para alguien más. Recuerda, celebra y haz vida los aprendizajes de tu ser querido. Atravesar el dolor nos lleva al corazón mismo de la vida. Y no tienes que atravesarlo completamente solo. Sanar esta pérdida no es un destino, es una travesía. Desde que la muerte toca el ser humano siente que su rompecabezas personal está incompleto. Recuerda que no estas solo, estás unido a la otra persona en la travesía de la luz. Debemos continuar viviendo como si estuviéramos completos sabiendo que somos incompletos. Estás incompleto porque esa parte de ti se ha ido y ha dado pie a un dolor que asfixia.
Pero hay que buscar la fuerza para declarar que ante ese dolor queremos seguir adelante. Porque hemos elegido seguir, recordar con amor a esa persona, con sus ideas, ideales, cualidades y defectos. De esa forma se quedan con nosotros en la vida. La lealtad a la vida y el aferrarnos a ella es lo que va curando esa soledad. Kierkegard escribió “La vida solamente puede entenderse mirando hacia atrás pero debe vivirse hacia adelante”. La vida no puede vivirse hacia atrás, porque esa no es la vida. Recuerda que los planes y los tiempos de Dios son perfectos para nuestra vida. Es muy difícil en ocasiones entender sus planes, pero hay que confiar en él. Si no hay confianza, pídesela y decide levantarte cada día aferrándote a la vida, porque aún tienes algo que vivir, dar, compartir y aprender.