El punto de partida para someterse a un blanqueamiento dental es tener una boca sana, tanto en dientes como en encías, además de ser mayor de 18 años.
MADRID.- Lucir una dentadura sana, alineada y blanqueada se ha convertido en carta de presentación en la sociedad actual. Por eso el blanqueamiento dental forma ya parte de los tratamientos habituales en la consulta de los dentistas quienes advierten de los riesgos de utilizar sin control productos blanqueantes y de caer en la obsesión de un diente cada vez más blanco, una patología conocida como blancorexia. El punto de partida para someterse a un blanqueamiento dental es tener una boca sana, tanto en dientes como en encías, además de ser mayor de 18 años.
“Quienes están capacitados para estos tratamientos son los dentistas que deben aplicar un producto agresivo sobre el diente, algo que requiere una supervisión directa”, indica el especialista Óscar Castro.
El peróxido de hidrógeno (en concentraciones entre el 0,1 y el 12%) y el peróxido de carbamida (entre el 16 y 32%) son las moléculas más utilizadas por los laboratorios y en ambos casos el oxígeno que desprenden es el que blanquea el diente.
La legislación
1. Una concentración igual o menor a 0,1% de peróxido de hidrógeno presente en los distintos productos bucales de venta directa al consumidor se considera segura.
2. Una concentración entre el 0,1 y el 6% y superiores al 6% de peróxido de hidrógeno es segura siempre y cuando se realice un examen clínico previo que garantice que no haya riesgos ni patologías bucales; que la venta quede restringida exclusivamente a los dentistas y bajo su supervisión directa; y que no se utilice en menores de 18 años.
“En la actualidad se trata de un tratamiento efectivo, seguro y con un coste razonable”, apunta Beatriz Serrano de Haro, médico-dentista al frente de la clínica dental que lleva su nombre e integrada por un equipo de especialistas en estética dental, endodoncia, ortodoncia, odontopediatría y cirugía oral y maxilofacial.
“Los avances han permitido que el producto se mejore también con catalizadores heterogéneos, que impiden que los peróxidos penetren en las capas profundas del diente, o tipo ACP (fosfato de calcio amorfo con efectos remineralizantes ), que consigue bajar la sensibilidad que el blanqueamiento puede producir y sin lesionar prácticamente la microdureza del esmalte”, señala la experta.
Pero sin el control de un dentista, utilizar un producto blanqueante de una concentración superior al 0,1% puede conllevar riesgos, el principal la quemadura. El componente central de los peróxidos es el agua oxigenada que quema los pigmentos del diente, igual que amarillea y aclara el pelo.} else {