ESTÁN PARTIDOS, YA ANDÁBAMOS EN TIEMPOS EXTRAS

CLARA VILLARREAL

Recientemente fuimos testigos del deslinde que Luis Donaldo Colosio dio a conocer en una entrevista sobre el partido Movi­miento Ciudadano. Fue una declaración que no nos extrañó. De hecho, desde an­teriores elecciones hemos visto cómo los candidatos saltan de un partido a otro, se independizan, renuncian o se afilian a nuevas banderas. Los partidos políticos como institución están en crisis. Ya no existe tal cosa como la fidelidad o la lealtad a ciertos colores pues los ciudada­nos, cansados de que las promesas no se cumplan y de no ver una diferencia clara entre un partido y otro, les han perdido la fe. Con el desencanto de los ciudadanos viene la irremediable falta de credibilidad en los partidos.

Si bien los partidos políticos como institucio­nes han perdido poder, es el individuo político quien ahora lo ostenta. Por eso vemos rostros y nombres conocidos que abande­ran el azul, luego el verde, luego el rojo y así sucesi­vamente por todos los co­lores de los partidos. Hoy la fuerza está en el individuo y no en las siglas que lo respaldan.

Conscientes del poder del individuo, los partidos políticos hicieron buena parte de sus estrategias buscando a ciudadanos comunes con muy buena reputación, cre­dibilidad y popularidad entre los suyos para vestirlos de sus colores. Así, vimos a ciudadanos, quizá con poca experiencia en gobierno pero muy queridos entre su gente y acostumbrados a hacer bien las cosas, como candidatos a alcaldías o a curules locales.

Lo anterior tiene sus ventajas, desde luego, porque los candidatos están usan­do a los partidos políticos como meras plataformas para posicionarse, sin que ello implique que tengan cierta creen­cia o inclinación política. No se deben al partido, ni trabajan para este. Es decir, se acercan al partido para que los catapulte y de ahí ellos sabrán cómo hacer las cosas. Punto bueno para el candidato. También, así, los ciudadanos tienen acceso a mejo­res candidatos y futuros gobernantes. Punto bueno para el ciudadano. El partido político, en cambio, queda convertido en un escenario por donde desfilan candida­tos de corta, mediana o larga trayectoria, pero que no logra convencer de que se queden. Punto malo para el partido.

Lejos de quejarnos o de criticar, la situación es una llamada de atención im­portante para los partidos, quienes de­finitivamente deben renovarse si es que quieren seguir jugando en el tablero de la política mexicana.

¿O tú qué piensas? ¿Les extendemos el tiempo extra?

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Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.