Mi estación favorita del año es el otoño, me encantan los colores rojizos y anaranjados de las hojas de los árboles, el crujir del césped a la hora de pisarlo, el clima fresco que me permite usar ropa suave, los deliciosos sabores y olores a manzana, canela, calabaza y el sentimiento que provoca en mí la calidez de esta época.Mirar por la ventana para observar el paisaje, leer un libro, escuchar música tranquila, tomar un té calientito, taparme con una manta para ver una película y hacer planes tranquilos es algo que disfruto mucho después de lo enérgico y activo que llega a ser el verano.El otoño tiene mensajes y propósitos muy significativos que aplicarlos en nuestra vida son de mucha utilidad.
Preparación para el descanso. El otoño marca el comienzo del descenso hacia el invierno. Las plantas dejan de crecer, los árboles sueltan sus hojas para conservar energía y muchos animales comienzan a prepararse para hibernar. Es una pausa necesaria en el ciclo de la vida.
Renovación. Al caer las hojas, los árboles no mueren: se desprenden de lo que ya no necesitan para renacer más fuertes en primavera. Esa “muerte” aparente es, en realidad, una etapa esencial del renacer.
Aprender a soltar. El otoño nos recuerda que soltar no es perder, sino liberar espacio para lo nuevo. Así como los árboles dejan caer sus hojas, nosotros también podemos dejar ir lo que ya no nos sirve: hábitos, relaciones, miedos, etapas.
Reflexión y balance. Después de la energía del verano, el otoño nos invita a mirar hacia adentro. Es momento de hacer balance de lo vivido, de cerrar ciclos y de prepararnos para el silencio del invierno.
Valor del cambio. El otoño es una estación de transición. Nos enseña que el cambio puede ser suave, lento, bello y necesario.
Estoy lista para aprovechar el ciclo de la vida y fluir con la naturaleza para vivir estos meses con tranquilidad, quietud, conciencia; haciendo actividades que me inspiren a encontrar un nuevo sentido y junto con él, renovarme ¿Y tú?