Educación e hijos : Dar menos y exigir más

Para la socióloga, escritora y experta en temas de la familia, Ángela Marulanda, los niños de hoy en día se les da todo y mucho de lo que no merecen ni necesitan

Respecto a la ola de opinones sobre el penoso hecho sucedido en Monterrey, en donde la mañana de hoy un chico disparó a quemarropa a sus compañeros y maestra (del Colegio Americano del Noreste en Monterrey, N.L.), para luego darse un tiro que más tarde le ocasionó muerte cerebral, presentamos fragmentos de la columna “Hay que dar menos y exigir más”, de la periodista, coach y educadora familiar Ángela Marulanda, quien escribe para el periódico El Colombiano, y quien además es conferencista internacional en temas relacionados con la formación de los hijos.

En las redes sociales abundan comentarios de todo tipo. Con el afán de brindar información oportuna la columnista colombiana comparte en su Twitter, @angelamarulanda, una serie de posts y frases para los padres.

“Los hijos olvidarán lo que les dimos y dijimos, pero nunca olvidarán lo que significa para ellos saberse profundamente amados por nosotros”, escribió en la mencionada red social.

En cuanto a la columna, Marulanda escribe: “Hoy en día a los niños se les da todo y mucho de lo que no necesitan ni merecen. Parece que por darles a los hijos lo que no tuvimos, les dejamos de dar lo que sí tuvimos: muchas exigencias y pocos privilegios.

“Los hijos de la generación de la postguerra (nacidos de los años 80 en adelante) tienen miles de derechos y privilegios pero pocas obligaciones. Además, aun cuando sean mayores de edad, profesionales, tengan auto propio (pagado por sus padres) y cuanto aparato exista (iPhone, iPad, computadora, etc.) consideran que es nuestro deber ayudarles, solucionarles y complacerlos en todo, a pesar de que ellos no tienen ninguna obligación en el hogar”.

Marulanda continúa la columna hablando sobre aquellos hijos que en lugar de estar agradecidos, están inconformes, “a menudo son insolentes con sus padres”, recalca.

Sobre el tiempo pasado advierte que si bien no siempre es el mejor, sí se puede rescatar mucho, por ejemplo que en los años 80 los adultos, no los niños, tenían más privilegios, y eran los que mandaban en la familia.

“Si no queremos vivir defraudados, es hora de que les demos más responsabilidades, menos privilegios y más bastantes exigencias a nuestros hijos”, escribe Marulanda.

La columna finaliza haciendo una reflexión sobre la felicidad: “recordemos que las personas más felices son las que valoran lo que tienen y agradecen lo que reciben… porque han luchado para merecerlo”.

 

 

 

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