Seguramente te has comprado un vestido o una camisa nueva esperando la ocasión para usarla. También tienes un perfume especial, unos zapatos o hasta ropa interior que reservas para cuando llegue la ocasión. Si la moda no es lo tuyo, qué me dices de la receta que siempre has querido preparar o de la clase de baile que no te has atrevido a tomar porque, después de todo, no tienes para quién cocinar o con quién bailar.
Déjame decirte, querido lector, que la vida se te puede ir esperando el momento perfecto o, peor aún, esperando a que alguien llegue y te sorprenda volviendo realidad todos tus sueños. Pero, ¿sabes qué? No esperes. No esperes nada de nadie. Y te lo digo desde la paz, desde el amor propio y desde la responsabilidad.
Sé que pudiera ser mágico que llegue una persona a tu vida y te invite a pasar una velada increíble en la que puedas estrenar tu ropa, tus zapatos o lucir tus pasos de baile, pero ¿y si no llega?, ¿qué vas a hacer?, ¿cuánto más vas a esperar? ¿O qué tal sí llega, pero no baila y lo de las salidas no es su máximo?
No esperes magia, cariños o que los demás anticipen qué es lo que esperas de ellos. Date tu magia, consiéntete lo más que puedas, pero hazlo por ti, para tu entera satisfacción.
Si te quieres arreglar el cabello, hazlo por ti. Si te quieres meter al gimnasio, hazlo por ti. Si quieres pulir tu personalidad, hazlo por ti. Si quieres sanar tus heridas en terapia, hazlo por ti. La expresión más grande de amor propio es el autocuidado y las ventajas son muchas. De entrada tendrás una sensación de autosuficiencia, tu cuerpo, tu salud y tu seguridad se verán beneficiados y, sin querer, te darás cuenta que estarás levantando la vara para mostrar cómo deben tratarte los demás.
Si no lo has hecho, te propongo este ejercicio. Imagina qué es lo que más quieres. Ahora, reflexiona por qué no lo has hecho. ¿Qué te falta? ¿Dinero, tiempo, compañía, ganas? Haz un plan de cómo le vas a hacer para lograr ese sueño. Supongamos que te encantaría que tus amigos te hicieran una fiesta sorpresa en tu cumpleaños. Pero por la vida, la familia y las prisas se llega el día y nadie organizó nada. Ni modo que no festejes tu cumpleaños, ¿cierto? Pues entonces te arreglas, compras un pastel y le hablas a tus padres, familia y amigos para que se junten a celebrarte. Avisas a todo el que quiera ir que será bien recibido. El mensaje queda claro: mi cumpleaños se festeja y no espero a que alguien me lo festeje, me lo festejo yo mism@.
Lo mismo aplica si quieres un viaje a la playa, cambiar tu manera de vestir o salir más a menudo. No sabes la seguridad que da entrar a un restaurante y pedir mesa para uno. Comprar una entrada al cine. Sin más pretextos que el de sentirte bien contigo mism@. Que este 2023 sea el año del amor propio. Consiéntete, quiérete y haz mucho de lo que siempre has querido. Pero hazlo por ti. Siempre hazlo por ti.
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