El brazo, una constante en los niños con PBO

Si el personal sanitario tracciona de forma incorrecta para sacar al recién nacido puede dañar los nervios del plexo.

Muy pocas embarazadas saben lo que es una parálisis braquial obstétrica (PBO), ni tampoco el riesgo que corre su bebé de padecerla cuando al final del parto no consigue salir de su vientre porque sus pequeños hombros se quedan atascados en la cavidad pélvica. Si el personal sanitario tracciona de forma incorrecta para sacar al recién nacido puede dañar los nervios del plexo.

También hay consecuencias físicas: muchas madres sufren desgarro en el parto y posterior incontinencia urinaria o de heces. El daño psicológico en la familia está presente y las relaciones de pareja se resienten.

La incidencia de la distocia de hombros, que es el término médico que se utiliza cuando el niño se queda atascado, es relativamente rara, se presenta en aproximadamente un 0,7 % de los partos, pero actualmente está aumentando porque las madres son cada vez más mayores y más obesas, afirma el ginecólogo Oscar Martínez, del hospital Puerta de Hierro de Madrid, quien señala como factor de riesgo la diabetes geoestacional y el peso excesivo del bebé.

Martínez defiende que con formación, entrenamiento y práctica frecuente de los equipos médicos, la PBO se puede evitar en la mayoría de los casos con maniobras sencillas y básicas para sacar al bebé. En este caso, destaca, no es un tema de más dinero o equipos tecnológicos.

Sucede también, explica el ginecólogo, que las distocias resultan imprevisibles. Los médicos se encuentran de “sopetón” con una situación que no esperaban y ello genera una “enorme tensión”.

La mayoría de las veces, refiere, se resuelve con maniobras básicas sencillas , pero hay casos en que la distocia es tan severa que hacen falta maniobras de segundo nivel más complejas, que precisan de conocimientos y práctica frecuente:”Está demostrado que si el equipo está entrenado no se produce una PBO permanente”.

En este contexto, y según el especialista, hay varias dificultades: una formación académica universitaria teórica y no práctica; ausencia de una cultura de trabajo en equipo multiprofesional, donde las jerarquías a veces “priman más que la seguridad paciente”; falta de formación multiprofesional en la formación continuada y a titulados; e insuficiencia de coordinación interniveles entre primaria y especializada. ”Somos muy buenos pero estamos tremendamente desorganizados”, apunta.

Ginecólogo desde 1998 y promotor de una serie de cursos prácticos para formar en distocia de hombro a los equipos médicos, Martínez se ha encontrado en su carrera profesional con unos 25 casos de distocia y reconoce que él también provocó PBO, al hacer maniobras antes de estar entrenado.} else {

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