Aceite de ricino 3/3

La planta que da la flor o semilla de ricino con la cual se extrae el famoso aceite de ricino, se encuentra a la mano en todo el valle de Saltillo.

Un amigo ingeniero agrónomo se comunicó para platicarme de esta y otras plantas que sí, son tóxicas, y bueno, si no llegan a matar, cerca están de hacerlo. O al menos nos dejan todos heridos, con serias afectaciones a la piel o al estómago o de plano, a todo el cuerpo.

Hay plantas que curan y hay plantas que matan. Con algunas plantas, sus tallos, semillas y frutos cocinamos; con otras, de sus tallos, flores y semillas surgen potentes elixires, venenos o potajes que han estado presentes en la humanidad a lo largo de la historia.

Hay plantas que curan y matan, a la vez y sin contradicción de por medio. Es el célebre caso de la mandrágora. En un algún texto de esta columna gastronómica, hace como dos años, lo abordamos: la mandrágora es recomendada en la Biblia (Antiguo Testamento) para la fertilidad de una mujer (Génesis 30:14).

Michael Heinrich, de la UCL, ha dicho de esta planta: “Si uno la consume, alucina, se marea y el ritmo cardiaco se acelera; además podría alterarse la visión y cognición. Si la dosis es suficientemente alta, puede matarte.” Y esta especial planta, es más bella o rara, en la raíz en su forma oculta que en su tallo o forma visible o externa en la tierra.

Si usted ve libros de herbolaria antiguos (ahora con esa maravilla de Internet, todas

estas bellas ilustraciones están a un click de distancia), la representación gráfica de esta planta es no pocas veces con cabeza humana y con cuerpos o piernas cruzadas. Es nativa de las zonas del mediterráneo y medio oriente, donde ha sido usada históricamente lo mismo como alucinógeno, analgésico, afrodisiaca (el ejemplo en la Biblia) o de plano, como droga.

Su fama es bien lograda, tan es así, que William Shakespeare, ese genio de la literatura, la usó en “Romeo y Julieta.” El fragmento es el siguiente, lo cual es voz de una Julieta aterrada y en franco pánico: “¡Ay, ay! ¿Cómo es posible que al despertarme de improviso no enloquezca ante tan espeluznantes horrores y emanaciones tan pestilentes, y entre unos chillidos a los de la mandrágora al ser arrancada de la tierra, que hacen perder el juicio a los mortales que los escuchan?”

Pues sí señor lector, es una leyenda medieval. Se creía que cuando se arrancaba la planta de la tierra, la raíz de la mandrágora emitía un llanto agudo que enloquecía y mataba a la gente. Y este mito si usted es admirador de la saga de libros y películas de Harry Potter, es retomado por su autora, J.K. Rowling. En “Harry Potter y la Cámara secreta”, un personaje, la profesora Sprout le muestra a Harry y sus compañeros de clase como cambiar de maceta a las mandrágoras pequeñas y les recomienda que usen “orejeras”, aunque, como eran mandrágoras pequeñas, en

“semillero”, su “llanto no mata aún… aunque pueden dejarte inconsciente pro varias horas.”

La comida, la gastronomía es inacabable y maravillosa. De todo, de todo hay en esta vida del señor. ¿Qué hay en la otra vida, de existir? Vaya usted a saber, usted explore lo que hay aquí a la mano. Hace poco traté de acabarme todos los mezcales disponibles en un buen restaurante de Zacatecas. Puf, luego le cuento el viaje astral/etílico que me puse.

De antología.

El autor

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.