¿Qué vuelve irresistible a una persona?

Pero no es magia, es física pura y los científicos le llaman ‘coherencia’

Primero te invito a preguntarte lo siguiente: ¿Qué tienen en común Denzel Washington, Meryl Streep, Tom Cruise, Emma Stone, Nicole Kidman, Ben Affleck, Nataly Portman o Al Pacino? Ellos pueden ser guapos, no tan guapos, jóvenes, no tan jóvenes, talentosos o habrá quien opine que no tanto. Lo que tienen en común es que nos atraen. ¿Por qué? De la misma manera, todos conocemos a personas seductoras que, sin ser famosas, entran a un lugar y de inmediato lo iluminan y éste se llena con su presencia. Despiertan en nosotros algo, ya sea interés, atracción, simpatía o ganas de conocerla.

Asimismo, diversos personajes en la historia nos han hipnotizado con este don, como Gandhi, Roosevelt, Churchill, Charles de Gaulle, Diana de Gales, Juan Pablo II, John F. Kennedy u Obama, por citar algunos ejemplos. Estemos o no de acuerdo con su política, su belleza o con su talento, podemos reconocer que todos proyectan un enorme atractivo –no necesariamente físico, sino se trata de algo más grande, más profundo. Un magnetismo capaz de seducir a gran escala. A esta cualidad de atracción, los griegos le llamaban “carisma”, palabra que deriva de la palabra kharis y que significa gracia o regalo divino. Un regalo misterioso e inexplicable…hasta hace poco tiempo.

Pero, ¿qué es el carisma?, ¿de qué se compone?, ¿los “simples mortales” podemos adquirirlo? Los actores y actrices, como los que veremos en la entrega del Oscar 2017, aprenden a intensificar su carisma a través de una presencia que impacta, de una mirada penetrante, de una gran elocuencia y de un dominio del escenario. Pero hay algo más… Algo que la ciencia hasta hace poco ha podido identificar y medir. Ahí radica el verdadero secreto, ¿cuál es?

El poder del corazón

Sí, el corazón, al ser un órgano eléctrico genera un campo electromagnético que contiene información codificada que los otros corazones reciben, sienten y procesan, seamos conscientes o no de ello. Ahora, imagina que el corazón cantara y que éste sólo se sabe dos canciones:

a) En la primera, su canto suena como una orquesta mal afinada y en desarmonía; se produce cuando sentimos miedo, inseguridad, enojo, estrés, culpa, envidia y demás emoción negativa. Lo que resulta en una especie de ruido estático similar al que escuchamos cuando no sintonizamos bien una estación de radio.

b) En la segunda: cuando nos sentimos plenos, felices, agradecidos, contentos y entusiasmados, el canto del corazón crea –en el interior y en el exterior–, la misma magia que un concierto de Mozart. Y todos podemos tener acceso a crear esa magia a través de un simple suspiro de gratitud.

Pero no es magia, es física pura y los científicos le llaman “coherencia”. ¡Esa es nuestra naturaleza! Lo increíble es que la tecnología de hoy la puede medir y comprobar. Y cuando el canto del corazón está en coherencia, el poder de espectro que emana se acerca 0.1 hertz por milisegundo. Lo increíble es que esa es la misma frecuencia vibratoria de la Tierra y del sonido de fondo del Universo, que literalmente significa “una canción”.

Es como si sintonizaras con absoluta claridad y nitidez una estación de radio. Ese es el secreto para ser irresistible. En estar en esa frecuencia generada por el campo electromagnético de tu corazón, donde te sientes pleno, feliz y unido con el Todo. Esa es la fuente del verdadero carisma. Cuando la música de tu corazón, se une a la orquesta de perfección del Universo.

Gabriela Vargas

Empresaria, conferencista a nivel nacional e internacional, primera asesora de imagen de México, comunicadora en prensa escrita, radio y televisión, esposa, madre de tres hijos y abuela de ocho nietos.