Partió de nuestro lado… Un gran sacerdote, gran ser humano. Nuestro maestro en agradables e innumerables clases, compañía en algunas tardes de café e interminables pláticas, siempre dispuesto a dar un buen consejo lleno de sabiduría.
Recuerdo muchos momentos agradables de convivencia y enseñanza en escuela bíblica y en sus cursos, preparados con mucha dedicación y empeño. Anécdotas que relataba de una manera peculiar y que invariablemente hacían que soltáramos una sonrisa y hasta una carcajada, al igual que en sus homilías… Siempre nos dejaba con ganas de seguir escuchándolo, cuando narraba sus travesuras de niño (que él decía que fueron muchas) y sus viajes a Tierra Santa.
Cómo olvidar su rostro cuando le decíamos que habíamos visitado Parras de la Fuente… se llenaba de orgullo y de alegría, y decía “que era el mejor lugar del mundo”, que ahí quería morir… Dios le concedió este deseo. Nos platicaba de su madre, sus hermanos y toda su familia como un gran tesoro.
Fue un gusto haber coincidido con él y encontrarnos en el mismo camino.
Pienso que si ya era un ángel de Dios aquí en la tierra, ahora más lo será en su presencia en el cielo y que será intercesor de los que lo conocimos.
Todos sabemos que dejará un vacío imposible de llenar. Hoy nos conmueve su partida. Es dolorosa la despedida, pero tenemos la certeza que está ya gozando de la presencia de Dios Padre.
Creo que nos ayudaría pensar, para traer paz a nuestro corazón en estos momentos, ¿qué fue lo que dejó en nosotros? ¿Cómo va a trascender en mí? Creo que lo mejor sería seguir su ejemplo y poner en práctica todas sus enseñanzas. Difícil tarea, lo sé.
PADRE RODOLFO PACHICANO, VIVIRÁ SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES.
LO RECORDARÉ CON PROFUNDA ADMIRACIÓN Y CARIÑO.
BLANCA DE HOYOS DÁVILA
“Que Dios pague al Padre Rodolfo Pachicano sus servicios a la Iglesia en nuestra Diócesis. Que María, Consuelo de quienes sufren, presente ante el Trono de la Gracia a nuestro hermano Rodolfo e interceda por él, para que alcance la plenitud de la contemplación de Dios con gozo y una paz sin límites, a quien buscó con afán a través del estudio y la promoción del conocimiento de la Sagrada Escritura”, escribió el Obispo Raúl Vera López.