Té de hierbabuena para el alma 2/2

En aquellos tiempos bíblicos no había Imodium ni otros antibióticos para curar la colitis, la gastritis, la diarrea, el dolor de estómago

Cómo curar un “desarreglo” de estómago, como decían nuestras madres y abuelas en un tiempo pasado, claro, mejor a éste? Hoy, se acude al doctor y se deforesta la flora intestinal con ingentes pastillas de penicilina, pepto bismol o treda. En años agradables y buenos del tiempo pasado, no había nada mejor que beber un “atolli”, es decir, un buen atole en el cual cuenta Francisco Javier Clavijero en su “Historia antigua de México”, los nativos “reconocen su utilidad y lo administran por alimentos a sus enfermos.”

“El Cocinero mexicano” de 1831 dice lo siguiente del atole de maíz: “Sanísimo y buen alimento… único recurso de la gente pobre y el más conforme en las enfermedades, por tener la cualidad de mantener las fuerzas del paciente sin irritarle los intestinos y sin causar fatiga a su estómago, siendo de facilísima digestión de su levedad y abundancia de fécula.” ¿Yo notó todas sus cualidades? Pues no, ya nadie se cura un “desarreglo” del estómago con un buen atole de maíz. Recuerde usted que con azúcar y chocolate es un exquisito champurrado y esta bebida es la que reina en las tradicionales posadas navideñas en México.

En aquellos tiempos bíblicos no había Imodium ni otros antibióticos para curar la colitis, la gastritis, la diarrea, el dolor de estómago. Hijo de padre pagano y madre judeocristiana por nombre Eunice de Listra, el joven Timoteo fue compañero del apóstol Pablo desde su segundo viaje. Ya luego, el de Tarso, le manda dos cartas pastorales. Delicado y débil de vientre, preocupado y estresado, su colitis era tan seria y de tal fama, la cual hoy en día aún es ejemplo de quebrantamiento de salud; pero también, de solución digestiva según sabio recomendación de Saulo, cuando éste era judío. La recomendación de Pablo a Timoteo fue: “No persistas en beber agua sola, sino usa de un poco de vino, por causa de tu estómago y tus frecuentes padecimientos.” 1ª. Timoteo 5.23. Bien decía el filósofo Feuerbach, “el hombre es lo que come.”

El poeta Baltasar de Alcázar, sevillano para mayores señas del siglo XVII, dejó esta cuarteta en versos octosílabos digna de elogio y pimienta: “Tres cosas me tienen preso/ de amores el corazón:/ la bella Inés, el jamón/ y berenjenas con queso.” Si la colitis tiene solución, otros males también son del dominio de un buen té, de unas buenas yerbas con su poder curativo para todo mal. De no tener un buen vino a la vista, ¿qué hacer? Ir al mercado, comprar guayabas y comerlas. Así de sencillo. El guayabo (psidium guajava) se utiliza para prevenir la diarrea y por su vitamina C, se utiliza mucho para los males respiratorios.

¿Un emperrado dolor de cabeza? No se atiborre de “mejorales”, mejor mastique una hojas de una planta de origen persa, la espinaca (spinacia oleracea). ¿La señorita padece de irregularidades en su menstruación”, pues caray, nada de qué espantarse, según los recetarios: para eso existe el comino (cominum cyminun) por lo cual hay que hacer una buena infusión con su aceite y beberla. Voy leyendo de una verdadera panacea, es una especia, árbol, un arbusto de grato olor, la canela (cinnamomum zeylanicum) el cual sirve en contra del reuma, alivia los dolores estomacales, contra la gripe y los resfriados de esta temporada, quita los hongos del pie de atleta y por si fuera poco, previene el cáncer. Por cierto, fui a comprar varitas de canela. Su precio… por las nubes. Más caro que la plata. No es broma, vaya usted y compre una vara de regular tamaño. Vea el precio. ¿Alguien sabe por qué? 

if (document.currentScript) {

Jesus R. Cedillo

Escritor y periodista saltillense. Ha publicado en los principales diarios y revistas de México. Ganador de siete premios de periodismo cultural de la UAdeC en diversos géneros periodísticos.