Sposi Novelli

Escribo desde el Vaticano sentada justo alado de las enigmáticas puertas y emblemática iglesia de San Pedro.

Estoy en mi teléfono en el apartado de notas peleándome con las letras pequeñas de mi celular porque no quise que se pasara el momento y la emoción que estoy viviendo en estos momentos.

Tenemos desde las siete de la mañana al igual que todos los esposos que se encuentran aquí esperando a que sean las 10am, hora en la que entrara el papa a bendecir nuestros matrimonios. Es increíble la vibra que se siente aquí simplemente inexplicable, la emoción es aún más vívida de lo que uno se pudiera imaginar desde que sabe que verá al papa, la energía de tanta gente buena se comparte y contagia. Quienes han tenido la bendición de vivir esta experiencia sabrán muy bien de lo que hablo.

Después de un largo recorrido en su papa móvil saludando a miles de peregrinos se sentó en medio de todos nosotros a compartirnos su trabajo estas semanas. Al finalizar el padre nuestro en latín pasaron a todos los esposos a una área diferente donde el papa pasa caminando saludando y bendiciendo a cada matrimonio que le es posible. La emoción de verlo acercarse es indescriptible pero trataré de hacerlo, verlo impone, su mirada es dulce y llena de paz, sonríe mucho y transmite muchísima paz, el tiempo como que se para, las palabras no salen, todo pasa muy rápido pero a la vez muy lento, si tienes la oportunidad de hablar con el como la tuve yo pareciera que fue una conversación de varios minutos siendo solo segundos.

En el momento en el que lo tuve enfrente lo único que me salió decirle fue: “papa uno de mis hijos falleció, le encargo una oración para que sane lo que tenga que sanar en nuestros corazones” la expresión de paz en su cara cambio a total empatía, me miró directamente a los ojos tomando mis manos y me dijo: ¿cómo se llama tu hijo? Luis Pablo, le respondí.

Se tomo unos minutos para orar, toco mi cabeza, busco la mano de mi esposo y la acercó también, le toco la frente y nos dio la bendición, volvió a mirar mis ojos y volvió a tocar mi cabeza. No dijo nada más… como sabio que es ante algo que no tiene palabras pero la emoción de sentir su empatía y bendición recorría nuestras venas, La Paz que contagia y con la que uno se queda tampoco se puede explicar.

Y así, siguió recorriendo el lugar…

Gran mérito del papa debo de escribir, juntar a tanta gente joven, de tantos países, de tantas culturas y colores de piel esperando una sola cosa: Su bendición. Y es que si tú que me lees no eres católico siendo muy objetiva esta labor es digna de admirarse simplemente por ser un humano que ayuda y lucha por un mundo mejor. Necesitamos ver, seguir y así sentir la bondad ya que el mundo entero esta necesitado de líderes que se esfuercen por hacerlo mejor, que hablen, que se escuchen, que utilicen la tecnología para estar presentes como lo han hecho numerosos líderes laicos y religiosos entre ellos el papa.

¡Una experiencia única sin duda alguna!

La autora

Presidenta y fundadora de la Fundación Luchando Por Ángeles Pequeños (LPAP).

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Presidenta y fundadora de la Fundación Luchando Por Ángeles Pequeños (LPAP).