Somos reflejo

Como sociedad, aún tenemos mucho por evolucionar.

Previo al Clásico regio 117 sucedió uno de los actos más violentos que hemos presenciado durante el año: el enfrentamiento entre las porras de Tigres y de Rayados terminó con un aficionado de Tigres severamente lesionado.

Rodolfo Manuel Palomo Gámez, de 21 años, fue linchado sobre una avenida principal en Monterrey, cerca del estadio. Lo desnudaron, lo humillaron y dejaron sobre su cuerpo las marcas de numerosos golpes propinados en manada. Le encajaron un vidrio de botella a la altura del pulmón y le perforó la pleura, esto además de un traumatismo craneoencefálico que, al cierre de este editorial, lo mantiene en cuidados intensivos del Hospital Universitario.

Mientras esto sucedía, no se suspendió el partido, al interior del estadio no hubo mención del incidente, la policía testificó los hechos y no intervino, distintos paseantes presenciaron el espectáculo y no parpadearon.

Es triste reconocerlo, pero esto que se vivió en Monterrey es claro reflejo de quien somos. Una sociedad descompuesta por la violencia, el hartazgo y el desdén. Creo que a todos nos toca parte de la responsabilidad de este triste acontecimiento, al gobierno, por no prevenir ni controlar los enfrentamientos y esperarse a apagar fuegos; a los padres y madres de familia, que pudieran tener una mano verdaderamente firme a la hora de criar a sus hijos; a los medios de comunicación, que seducidos por la idea de generar más dinero con una programación barata, excluyen de sus contenidos programas que cultiven la mente; y finalmente a la sociedad, que se ha visto indolente y busca que alguien más se encargue de todo lo que adolece o sucede. La tarea se hace en casa.

La verdad es que lo acontecido es responsabilidad de todos, como sociedad, es reflejo de quien somos y, en consecuencia, nos señala qué debemos evolucionar. No podemos esperar a que haya más suicidios, más balaceras dentro de los planteles escolares, más violaciones a niñas, más reporteros desaparecidos, más politicos asesinados, más linchamientos en eventos deportivos. No podemos esperar a que le suceda a alguien cercano, porque si le pasa a uno le puede pasar a cualquiera, incluso, a nosotros mismos.

Espero que esto sea una sacudida y cimbre en cada uno de nosotros y que nos lleve a replantear qué estamos haciendo mal como sociedad y con nuestros hijos. Que motive incluso pequeños cambios como saludar al entrar a un lugar o despedirnos al salir, sonreír a los comensales al entrar a un restaurante, ser agradecido con nuestros colegas y amigos. Lo que vivimos en años pasados donde el respeto se daba y se recibía en cualquier lugar al que se iba.

Podemos empezar a reconstruirnos desde muchos ángulos (hay tantas necesidades), pero lo importante es empezar. Tócate el pecho con el dedo índice, con esa persona ¡empieza ya!

Me apunto para transformarme en una sociedad de amor y respeto, ¿quién conmigo?

Twitter: @claravillarreal

contacto: @claravillarreal.com

La autora

Es reconocida por su desarrollo profesional en el área de la consultoría en imagen personal; eficaz para hombres y mujeres.

Clara Villarreal

Consultora de imagen personal, etiqueta empresarial y protocolo Institucional y organizacional.