SÉ TU EL BELÉN

SÉ TU EL BELÉN

Esta Navidad decide ser un verdadero Belén acogedor, lleno de amor, de un corazón limpio y puro dispuesto a dar y no buscando recibir

Hace unos días, mi hijo Jerónimo quiso ver una película en netflix llamada “La Navidad de Ángela” y resulta que esta historia nos cautivó no sólo a él, sino a toda la familia. Este cortometraje de 30 minutos, cuenta la historia de una niña que durante la misa de Nochebuena, se ve atraída por el niño Jesús del nacimiento, que no estaba cubierto ante tanto frío. Ella decide llevarse al niño Jesús del pesebre para arroparlo en su casa. Le habla al niño Jesús con un amor y con una ternura, y hace todo lo que esté en sus manos para darle calor.

Y es que desde que la vi, me recuerda el verdadero sentido de la Navidad. El profundo sentido de esta que es; abrir el corazón, estar atento a mirar la necesidad del otro, estar disponible para regalar algo de uno mismo desprendiéndonos de algo que queremos.

El Niño Jesús viene a nacer en un pesebre lleno de paja, buscando quién le de calor, quien le de un hogar. Si hemos logrado vivir una apertura en el corazón, hemos logrado que Jesús entre a nuestro corazón, lo hemos arropado. ¿De qué serviría estar arreglados, con el “outfit” perfecto para la foto, la comida deliciosa, los regalos listos, pero huecos por dentro, como lo son las esferas que compramos para decorar. De qué nos sirve, una casa llena de decoración navideña, asistir a la Iglesia, hacer las cosas “perfectas”, si no hay una mirada de afecto, de compasión, de perdón, de inclusión, de fraternidad hacia nuestros semejantes, nuestros familiares, los que tenemos cerca, los desconocidos, los que se nos cruzan en el camino.

El Niño Jesús viene a hacernos ese llamado cómo lo ha hecho con Ángela. Nos habla al decirnos: arropa al que te ayuda, comparte comida con quién no tiene, llama a tu pariente que está en soledad, ora por esa persona que tiene el corazón endurecido. Jesús hecho niño viene a llamarnos en algo, quiere que le abramos el corazón para algo. Deja que te hable y grábalo en tu corazón sin apartar su mirada de tu rostro.

Toma al niño Jesús de tu nacimiento, cárgalo, así sea pequeño o grande, y déjate llenar de su paz. Háblale de corazón a corazón, y estoy segura que él nos dará una navidad, asistir a decoración el corazón luego de uno mismo desprendiendonos. De buena, decide llevarse al niño Jesús que dará la paz del corazón que tanto necesitamos. El Papa Francisco hace unos años decía que vivimos la Navidad al dejarnos transformar por Jesús Niño, soltando rencores y resentimientos y abrazando lo más querido. La Navidad nos destapa recuerdos, nostalgias y emociones complicadas. El mayor peligro de ésta época es dejarnos abrazar por la desesperanza, y que ésta nos lleve a la tristeza. No permitamos que el mundo tan lleno de conflictos económicos, políticos y de todo tipo, nos robe la posibilidad de adueñarnos de ese inmenso regalo que Dios nos da: la Sagrada familia.

¿Quieres vivir realmente la Navidad? Métete al nacimiento, contempla el Belén tu siendo parte de él. Visualízate a un lado del pastor y decídete a querer renovar todo lo que pasa en ti, renovando de nuestra piel para adentro. Eso es lo que sí podemos renovar, y cada año el Belén nos regala como oportunidad. ¿Quieres ser parte de él? Comienza limpiando esa mirada, esa que se nos va ensuciando, empañando con los años y las heridas. Visualiza al bebé y medita cómo todos nacemos cómo un bebé: Indefenso, necesitado de nuestros padres y de su amor para sobrevivir. Fulton Sheen, arzobispo de Estados Unidos, decía que el comprendió porqué Dios quiso nacer bebé: Porque nadie puede amar algo que no pueda rodearlo con sus brazos. Los brazos son una extensión del corazón. Sólo aquello que somos capaces de abrazar, somos capaces de amar. Como seres humanos tenemos la necesidad de abrazar para expresar nuestro afecto. Abraza ese bebe, cárgalo, regálale tu amor. Deja de fijarte en el aspecto físico de tu nacimiento. Lo importante es tocar al Niño Jesús de tu nacimiento, cargarlo, y dejar que tus hijos también se acerquen. Acércate al nacimiento, acércate al pesebre, disponte a estar ahí para que José y María te permitan cargar a su hijo. Mira el nacimiento, identifícate: ¿Qué tienes que ofrecer? ¿Qué acto de amor, de perdón o situación tienes para entregarle? Mira a José y a María, tan jóvenes, siendo testigos de un misterio que aún no acaban de comprender pero al mismo tiempo lleno de mucho amor.

LA AUTORA

Mamá, esposa, terapeuta y coach Internacional por la Escuela Internacional de Coaching en España y en New York University, Certificada en Superar pérdidas emocionales por The Grief Recovery Institute. Experta en Comunicación asertiva.

Marijose César

Mamá, esposa, terapeuta y coach Internacional por la Escuela Internacional de Coaching en España y en New York University, Certificada en Superar pérdidas emocionales por The Grief Recovery Institute. Experta en Comunicación asertiva.