SALÍ A CAMINAR

MARIANA CABELLO

Salí a caminar un día por la mañana y encontré muchas cosas en mi camino.

Salí a caminar 30 minutos y mi día cambió por completo.

Sin buscar nada en especial más que activar mi cuerpo, salí a caminar y sentí una gran satisfacción.

No necesité de mucho, solo mis tenis de color rosa, unos audífonos, mi celular y mis ganas de mover un poco más mi cuerpo; sin embargo, se movió más mi mente, mi creatividad e imaginación.

Salí a caminar, me desconecté de todo y de todos, y me reconecté conmigo misma. 

Encontré paz, armonía y mucho más.

Con el aire fresco en mi cara, los pies moviéndose sin parar, mi respiración agitada, los rayos del sol apenas asomándose por el cielo y mi cabeza alerta para apreciar todo a mi alrededor, encontré una forma diferente de comenzar el día y, sinceramente, me encanta.

Motivada para seguir y no desistir, porque es el momento perfecto y la oportunidad para observar lo que hay dentro de mí, de sentir y agradecer por todo: por estar viva, por poder escuchar los pájaros cantar y por creer por unos minutos que todo está bien.

¿Pero por qué me ha gustado tanto esta experiencia?, ¿por qué quiero que sea mañana y volver a las andadas?, ¿por qué me siento tan bien haciéndolo si el ejercicio no es lo mío?

Tengo las respuestas:

Asocié una actividad que no me parecía interesante con unas que sí. 

No salgo a hacer ejercicio, no camino para bajar de peso ni para contar los pasos del día.

Yo salgo a caminar para escuchar mi música favorita, para hacer una meditación guiada, para aprender de distintos temas con algún podcast de mi interés.

Para ver la belleza de las calles por las que transito, para recordar mi niñez, pues camino alrededor de la casa de mis padres, por donde está mi colegio y fue mi lugar especial por tanto tiempo.

Para descubrir flores, colores, árboles, plantas, raíces y hogares, que siempre han estado ahí, pero nunca había observado.

Para nunca olvidar de dónde vengo, dónde estoy y a dónde voy, para saludar a los vecinos y hacer de esa media hora una experiencia gratificante.

Así que, querido lector, te invito a darle otro sentido a aquello que te cuesta trabajo realizar, a buscar instantes que te produzcan felicidad, hacer actividades que aceleren tu corazón, que te recuerden que convertir lo ordinario en extraordinario es un arte y todos en este mundo somos artistas para poder lograrlo.

Salí a caminar un día por la mañana sin saber que, después de un tiempo, esa acción se convertiría en la inspiración de este bonito texto.

Mariana Cabello

Mujer apasionada por encontrar un propósito en la vida. Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Enamorada de las letras y del sentimiento que provoca el transmitir ideas, expresiones y conocimientos.