Don Artemio presenta una tendencia gastronómica en la que se vive una experiencia refrescante y juvenil, de la mano de deliciosos platillos y bebidas Premium.
FOTOS LUIS SALCEDO
Ana Sofía y Rodrigo Cárdenas Garza crecieron entre olores y sabores; de pequeños se vestían de chefs y sentían que rallar zanahoria era toda una aventura gastronómica.
Ahora, a sus 24 y 22 años, respectivamente, han hecho alianza con su padre, Juan Ramón Cárdenas Cantú, el Ingeniero en Alimentos que no necesita presentación, pues es un ícono y ejemplo a seguir en la ciudad.
Se trata del Brunch. Un concepto fresco y juvenil que se adhiere a Don Artemio (sábados y domingos) en plena pandemia, con la intención de que el comensal viva una experiencia única y de alto nivel.
A su regreso de Melbourne, Australia, Sofía Cárdenas se sentó a platicar con su padre y con su hermano sobre una novedad para Saltillo. Con la experiencia de Rodrigo, graduado del International Culinary Center (ICC), en Nueva York, las ideas de ella, y el conocimiento y expertise del empresario y chef Juan Ramón, el trío se puso manos a la obra.
“Cuando tuve la oportunidad de estudiar fuera y vivía con unas amigas, empezamos a ir a los brunch los domingos, pues nos acompañábamos al no tener la familia cerca. Se hizo una tradición, y conocimos muchos brunch diferentes, me enamoré”, confesó Sofía.
Los hermanos Cárdenas Garza brunchearon, además, en NY, cuando Rodrigo se mudó para estudiar. Juntos descubrieron, probaron y anotaron. De regreso, pusieron el plan en marcha, y desde el 20 de junio el Brunch de Don Artemio es una realidad.
“Tratamos de meter el concepto contemporáneo, global, pero también el toque mexicano y de Don Artemio, como los chilaquiles o el chorizo que nace ahora en cuarentena, que es un proyecto de mi papá”, comentó Sofi.
“También tenemos el cortadillo de brisket, algo muy representativo de este restaurante”, agregó Rodrigo.
Según los emprendedores, el Brunch es para todo aquel que desee pasar momentos agradables, sin prisas, en la terraza, con amigos o familia, con música ad hoc de fondo; en un ambiente totalmente relajado, sin etiquetas, con la confianza de saber que se va a brunchear delicioso, y que de paso se va a degustar una variedad de jugos (cold pressed) y bebidas con alcohol que vuelven a la vida a los más fiesteros.
Destacan los Refreshers, como la Mimosa Moët, ideal para que el cliente la prepare él mismo y comparta con alguien especial. Otros, como el Green Mist, es una bocanada de frescura, pues se compone de pepino, manzana, albahaca y limón, y si se le agrega vodka ¡qué mejor!
Se cuenta con tres clamatos diferentes, el famoso Suero de la casa, jugos como el Z1 de zanahoria, manzana y jengibre, o el B1 de betabel, zanahoria y apio.
We must brunch
Para Juan Ramón Cárdenas, el Brunch es una respuesta a la pandemia. “Quisimos hacer algo positivo, poner un granito de arena con algo de optimismo, para levantar un poco el ánimo”.
Al autor del reconocido libro “La Senda del Cabrito”, sus hijos lo describen como un maestro que les ha dado mucha libertad. Tanto Sofi como Rodrigo han decidido permanecer inmersos en el mundo gastronómico de su papá, pero sin sentirse presionados u obligados.
Tan así, que Sofía, graduada de Ingeniería en Innovación y Desarrollo del Tec de Monterrey, coordinó también la parte del café. Interesada en lo nacional, orgánico y de trato justo, se encargó de que en Don Artemio se sirva café de Chiapas; delicioso, aromático y certificado por la Rainforest Alliance.
Por otro lado, los ingredientes de este Brunch se distinguen por ser de productores locales; el brisket es 100 por ciento coahuilense, el chorizo hecho en Don Artemio, los huevos son producto orgánico y de gallinas de libre pastoreo, el pato es producto nacional y las verduras provienen de pequeños productores locales.
“Nuestros amigos y clientes nos comentan que les ha gustado mucho porque no nada más es venir a degustar los platillos, es la experiencia de disfrutar el ambiente, porque es de alto nivel, un concepto que compite a nivel internacional”, comentó orgulloso Rodrigo.
Sofi confesó que para llevar el plan a cabo, se cambió el mobiliario, la música, la vajilla… es decir, se hizo toda una adaptación para la experiencia propia de un brunch. Se incluyeron además platillos veganos como el Toast de aguacate con tahini, una experiencia crocante y con un sabor especial; o el Bowl de açaí con ralladura de coco, cocoa nibs, goji berries, blueberries, fresa y plátano.
A pesar de que el menú está pensado y fue creado para la experiencia, los hermanos Cárdenas Garza dejaron en claro que “el cliente lo que pida”, y se dicen abiertos a sugerencias, recomendaciones y críticas constructivas, como siempre lo ha hecho su padre en Don Artemio.
Sofi y Rodrigo invitan al comensal a cerrar los ojos y elegir cualquier platillo del menú, porque, prueben lo que prueben, se irán satisfechos y con la convicción de regresar. “Buscamos comunidad con los clientes”, finalizó Ana Sofía Cárdenas.
Adopta un árbol
Con la intención de que Don Artemio tenga una campaña social permanente, Ana Sofía Cárdenas hizo alianza con la Asociación Civil Cañón de San Lorenzo, en donde el comensal podrá pagar 50 pesos para comprar un árbol y poder reforestar el Cañón de San Lorenzo. El cliente sabrá dónde está el árbol que compró y podrá tener seguimiento.
¿Qué es el brunch?
Proviene de las palabras anglosajonas desayuno- ‘breakfast’ y almuerzo –‘lunch’.
Tendencia gastronómica que ha cobrado importancia y notoriedad a nivel mundial.
Se considera una combinación de desayuno y comida, que compensa los excesos tanto gastronómicos como etílicos del fin de semana.
Se trata de una experiencia liviana, fresca y sin prisas.
¡Sus favoritos!
Rodrigo: Es fan de los chilaquiles Lorenzo’s y del platillo ‘Huevo, machacado y brisket’.
Sofía: Depende del antojo, pero le gusta mucho el Bowl de açaí, que es algo más light, o el Toast de aguacate, pero también es fan de los chilaquiles Lorenzo’s y los Molletes de la casa.
Lo que prefiere la gente: Los chilaquiles Lorenzo’s y la Torreja de brioche que se realiza con pan recién hecho y que Rodrigo creó luego de su aprendizaje en NYC de la mano del chef francés Daniel Boulud.
